La Costumbre del Poder: Soberanía energética y reformas constitucionales, ¿ayudan o empobrecen?
* “Hemos escuchado mentir, visto envilecer, asesinar, deportar, torturar, y cada vez más dejó de ser posible persuadir que dejaran de hacerlo, porque están seguros de ellos mismos, y no puede persuadirse a una abstracción, es decir al representante de una ideología”
* La doctora Sheinbaum Pardo -¿dónde Juan Ramón de la Fuente, o la sombra protectora de Alicia Bárcena Ibarra?- perdió la oportunidad de guardar silencio y no necesariamente quedar bien con su hacedor. Hasta el 30 de septiembre ese pleito es de Andrés Manuel López Obrador, y sólo a partir del primero de octubre será de ella. Pronto atestiguaremos del verdadero y ponzoñoso legado que le entregan
* ¿Tiene idea la presidenta consejera del INE de la profundidad del cambio en su relación familiar, al darse cuenta sus miembros de la abyecta entrega y colaboración para reconstruir la dictadura perfecta?
Gregorio Ortega Molina
Hace mucho el concepto de soberanía modificó su significado. No ocurrió de golpe ni en todos los ámbitos de la vida económica, social y política a la vez. Incidieron los adelantos tecnológicos, primero, los científicos después. Lo que se asentó en el espíritu y el sentir de la humanidad tras los gobiernos nazi y estalinista, además de las explosiones de Hiroshima y Nagasaki, desapareció.
Hoy el término soberanía sólo es utilizado en el discurso político como ancla para la demagogia y señuelo para los de simple razonamiento. Argumento que se diluye en las sensaciones físicas que producen el hambre y la enfermedad. Lo que dicen y prometen buscar los gobiernos, es la utópica autosuficiencia alimentaria (no sé de nación que resuelva favorablemente esta primordial necesidad), porque nunca quedar satisfecho de alimento y agua es lo que conduce a la violencia, la enfermedad, el desorden social. Lo que más se trafica en el mundo, se compra y vende en todo el orden, es la comida y los medicamentos.
Estamos en el umbral de que se repita la acontecido en 1929 y propiciará las tragedias que tergiversaron ese viciado concepto de soberanía, perdido en cuanto asesinaron a los gobernantes y decapitaron a Luis XVI. Con su cabeza anularon esa idea política.
Y fue para peor. Retomo un texto de Albert Camus publicado en Combat en noviembre de 1948. Su título es un resumen de lo que no hemos podido despojarnos como humanidad. “… los hombres de mi generación y de la que hoy entra en las aulas de las facultades vivieron y viven cada vez más como perros.
“Naturalmente no es la primera vez que los hombres se encuentran ante un futuro literalmente bloqueado. Antes triunfaban por medio de la palabra y por el grito. Clamaban por esos otros valores que eran su esperanza. Hoy nadie habla de ellos (salvo los que se repiten), porque el mundo nos parece guiado por fuerzas ciegas y sordas que ya no escuchan los gritos de advertencia, ni los consejos, ni las súplicas. Algo en nuestro interior quedó destruido por el espectáculo de los años que acaban de pasar. Y esto que se perdió es la confianza del hombre, la que siempre le hizo creer que se podían obtener de los otros hombres reacciones humanas al hablarle con el lenguaje de la humanidad. Hemos escuchado mentir, visto envilecer, asesinar, deportar, torturar, y cada vez más dejó de ser posible persuadir que dejaran de hacerlo, porque están seguros de ellos mismos, y no puede persuadirse a una abstracción, es decir al representante de una ideología”.
La soberanía energética hoy nada significa para una nación como México, tecnológicamente dependiente, con mucho petróleo, pero sin los instrumentos y conocimientos para transformarlos en recursos financieros para cumplir con el mandato constitucional. ¿Pero qué tal le fue a Rocío Nahle, a los parientes de nuestro “soberano” primer mandatario? Ellos sí lo lograron.
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La declaración es del embajador de Estados Unidos, Ken Salazar, o del gobierno del país al que representa. Creo que todos sabemos que una afirmación de ese calibre sobre la política interna de México no es una opinión personal.
La doctora Sheinbaum Pardo -¿dónde Juan Ramón de la Fuente, o la sombra protectora de Alicia Bárcena Ibarra?- perdió la oportunidad de guardar silencio y no necesariamente quedar bien con su hacedor.
Hasta el 30 de septiembre ese pleito es de Andrés Manuel López Obrador, y sólo a partir del primero de octubre será de la presidenta electa. Pronto atestiguaremos del verdadero y ponzoñoso legado que le entregan, no nada más de lo que vemos por encima.
La crisis económica llama a la puerta, lo mismo que los secretos que divulga ya El Mayo Zambada. ¡Vaya 4T!
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¿Tiene idea la presidenta consejera del INE de la profundidad del cambio en su relación familiar, al darse cuenta sus miembros de la abyecta entrega y colaboración para reconstruir la dictadura perfecta?
Es posible que sí se lo agradezca Pablo Daniel Taddei Arriola, hundido en el silencio, lo que me permite una suposición audaz y aberrante. El hijo de Guadalupe Taddei es rehén de Andrés Manuel López Obrador, y ella actúa en consecuencia.
Y los familiares de las y los consejeros, y los de los integrantes del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. ¿Los hijos piensan y anhelan igual que los padres? El futuro inmediato lo dirá.
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@OrtegaGregorio