Entre Veredas

Marco Antonio Lizárraga

“Si se hubiera de definir la democracia podría hacerse diciendo que es la sociedad en la cual no sólo es permitido, sino exigido, el ser persona”, María Zambrano

LA DECISIÓN

En el entramado político de Sinaloa, donde cada movimiento es calculado con meticulosa precisión, el gobernador Rubén Rocha Moya se enfrenta a una de las decisiones más trascendentales de su mandato: la designación del próximo secretario general de gobierno.

En esta coyuntura crítica, dos figuras destacan como los posibles sucesores de este cargo clave: Feliciano Castro Meléndrez y Edgar González Zatarain.

Ambos líderes, con trayectorias y estilos de liderazgo distintos, representan opciones que podrían definir el rumbo político de Sinaloa en los próximos años.

Feliciano Castro Meléndrez, actual presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso del Estado, es un veterano en el escenario político sinaloense.

Con una carrera forjada en la arena legislativa, Castro Meléndrez ha sido un pilar en la construcción de las políticas del gobierno morenista. Sin embargo, su trayectoria no ha estado exenta de desafíos.

La falta de avances significativos en temas críticos, como la autonomía de la Universidad Autónoma de Sinaloa, ha puesto en duda su capacidad para liderar en momentos de crisis.

A pesar de estos contratiempos, la vasta experiencia de Castro Meléndrez le otorga un conocimiento profundo de la maquinaria política estatal.

Su nominación como secretario general de gobierno podría garantizar la continuidad en las estrategias actuales, pero también podría arrastrar las dificultades y estancamientos que han marcado su gestión reciente. ¡Aguas con eso!

En contraste, Edgar González Zatarain, quien asumió la alcaldía de Mazatlán en calidad de sustituto, ha logrado consolidarse como una figura política relevante en un tiempo relativamente corto.

Su habilidad para navegar en aguas turbulentas, heredando una administración plagada de problemas legales, le ha ganado el reconocimiento de la ciudadanía. González Zatarain ha demostrado que la eficiencia y la visión pueden prevalecer incluso en los contextos más adversos.

Su gestión en Mazatlán ha sido vista como un soplo de aire fresco, una muestra de liderazgo adaptativo y orientado a resultados.

Aunque su experiencia legislativa no es tan amplia como la de Feliciano Castro, su capacidad para gestionar crisis y su enfoque renovador lo posicionan como una opción atractiva para quienes buscan un cambio en la administración estatal. Algo que Rocha Moya necesita en estos momentos.

El dilema que enfrenta Rubén Rocha Moya no es meramente una elección entre dos candidatos, sino una decisión estratégica que podría redefinir el panorama político de Sinaloa.

La nominación de Feliciano Castro podría representar una apuesta por la continuidad, una reafirmación de las políticas que han caracterizado al gobierno de Rocha Moya.

Sin embargo, esta elección también podría perpetuar los mismos desafíos que han obstaculizado el progreso en el estado.

Por otro lado, la elección de Edgar González Zatarain podría ser vista como una oportunidad para revitalizar la administración estatal, introduciendo una nueva dinámica de gestión orientada a la innovación y la adaptación.

González Zatarain ya demostró su capacidad para influir en elecciones importantes, como lo hizo en Mazatlán, donde su apoyo fue decisivo para la victoria de Estrella Palacios en un contexto que muchos consideraban imposible.

La decisión de Rocha Moya no solo determinará el curso de su administración, sino que también tendrá implicaciones de largo alcance para el futuro político de Sinaloa.

La elección entre Feliciano Castro Meléndrez y Edgar González Zatarain es, en esencia, una elección entre la experiencia y la renovación, entre la continuidad y el cambio. Y en los últimos relevos que ha hecho en su gabinete, se ha visto lo segundo.

A medida que los ciudadanos de Sinaloa observan con atención cada movimiento en este tablero político, queda claro que la decisión que tome el gobernador marcará el destino del estado en los próximos años.

Tiempo al tiempo.

LA HORA DEL SUR

La inauguración del Distrito de Riego de la Presa Picachos en el municipio de Rosario marca un hito en el desarrollo agrícola y social del sur de Sinaloa. Esta obra, que contó con una inversión de 5,446 millones de pesos, fue presentada por el presidente Andrés Manuel López Obrador y la presidenta electa Claudia Sheinbaum Pardo, junto al gobernador Rubén Rocha Moya, quienes resaltaron la importancia de esta infraestructura para la región.

El Distrito de Riego de la Presa Picachos, con sus 350 kilómetros de canales, tiene como objetivo irrigar 22,500 hectáreas y beneficiar a más de 3,200 productores agrícolas. La magnitud de esta obra no solo se mide por la extensión de tierras que transformará, sino también por el impacto económico que generará al aumentar la producción de maíz, hortalizas y frijol en la región. Según las estimaciones presentadas, se espera una producción anual de 100,000 toneladas de maíz, 40,000 toneladas de hortalizas y 7,000 toneladas de frijol.

Esta obra es parte de un esfuerzo más amplio del gobierno federal para impulsar el desarrollo en el sur de Sinaloa. La presencia constante del presidente López Obrador y de la presidenta electa Sheinbaum en la región subraya el compromiso de la administración con el progreso del estado, reforzando la alianza entre el gobierno federal y el gobierno estatal para llevar beneficios directos a los habitantes de zonas rurales.

El gobernador Rubén Rocha Moya ha destacado que el proyecto de la Presa Picachos es un ejemplo del humanismo mexicano promovido por el presidente López Obrador. Este enfoque, basado en la entrega directa de beneficios a la población, se refleja en los 20 mil millones de pesos anuales que llegan a Sinaloa a través de programas sociales. Esta estrategia busca garantizar que los recursos lleguen a quienes más lo necesitan, como adultos mayores, personas con discapacidad y pescadores.

Además, Rocha Moya aprovechó la ocasión para solicitar la ampliación de la red de canales hasta el ejido Tablones, lo que permitiría incorporar otras 3,000 hectáreas al riego agrícola, elevando el total a 50,000 nuevas hectáreas irrigadas en el sur de Sinaloa. Esta solicitud fue bien recibida por el presidente López Obrador, quien se comprometió a inaugurar en septiembre el Distrito de Riego de la Presa Santa María, otro proyecto clave que beneficiará a varios ejidos de la región.

La presidenta electa Claudia Sheinbaum también reiteró su apoyo al gobierno de Sinaloa, destacando su compromiso de continuar colaborando con el gobernador Rocha Moya durante su próximo mandato. La relación cercana entre Sheinbaum y Sinaloa se ve reforzada por sus lazos personales con el estado, lo que augura una colaboración fructífera en los próximos años.

La obra también ha generado un impacto significativo en la economía local, al crear más de 10,000 empleos directos e indirectos durante su construcción. Este aspecto subraya la importancia de la infraestructura como motor de desarrollo, no solo en términos de producción agrícola, sino también en la generación de empleo y en la mejora de la calidad de vida de las comunidades rurales.

EN LA MIRA

La reciente impugnación presentada por Guillermo Romero Rodríguez, excandidato a la presidencia municipal de Mazatlán, se ha convertido en un tema crucial en el ámbito político de Sinaloa.

Romero Rodríguez, quien fue abanderado por la coalición Fuerza y Corazón por Sinaloa, ha expresado su frustración por la demora del Tribunal Electoral del Estado en emitir una resolución respecto a su caso.

Este retraso, según él, se debe a la complejidad y las presuntas irregularidades que marcaron las elecciones del pasado 2 de junio, especialmente en Mazatlán.

El caso de Romero Rodríguez no es solo un desafío legal, sino también un símbolo de las tensiones políticas que persisten en la región tras las elecciones.

Su insistencia en que el Tribunal Electoral ha dejado su caso al final por ser el más complicado de Sinaloa subraya la magnitud de las acusaciones que ha presentado.

Estas incluyen presuntos fraudes y manipulaciones en el resultado electoral, los cuales, según él, favorecieron al partido Morena.

La importancia de esta impugnación radica no solo en su potencial para alterar el resultado de una elección municipal, sino en las implicaciones más amplias que podría tener para el sistema electoral en Sinaloa.

La posibilidad de que el caso sea llevado a la sala regional de Guadalajara si el fallo no es favorable a Romero Rodríguez añade una capa adicional de complejidad al proceso.

Esta opción, que refleja la desconfianza del excandidato en el sistema electoral local, podría desencadenar un debate más amplio sobre la transparencia y la justicia en los procesos electorales de la región.

En este contexto, la resolución de esta impugnación podría tener un impacto significativo en el panorama político de Mazatlán y de Sinaloa en general.

Si el Tribunal Electoral falla a favor de Romero Rodríguez, podría sentar un precedente importante sobre cómo se manejan las impugnaciones en casos de presuntas irregularidades electorales.

Por otro lado, si el fallo es en su contra y decide llevar el caso a instancias superiores, el proceso podría prolongarse, manteniendo la incertidumbre política en la región.

Es evidente que este caso pone de manifiesto las tensiones y desafíos inherentes a los sistemas electorales en democracias jóvenes y en desarrollo.

La demanda de justicia por parte de Romero Rodríguez no solo es un reflejo de su inconformidad con el resultado electoral, sino también una prueba de la fortaleza y credibilidad de las instituciones electorales en Sinaloa.

Como tal, la resolución de este caso será observada de cerca, no solo por los actores políticos locales, sino también por aquellos interesados en la integridad y transparencia del proceso electoral en México.

LO QUE SE VE…

Durante la reciente inauguración del Distrito de Riego de la presa Picachos, la presidenta electa de México, Claudia Sheinbaum Pardo, ofreció un fuerte respaldo al gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, asegurando que Sinaloa seguirá recibiendo apoyo incondicional durante los tres años que le restan al mandato estatal.

En su discurso, Sheinbaum destacó la continuidad de la colaboración entre el gobierno federal y el estatal, subrayando que así como Rocha Moya contó con el apoyo del presidente Andrés Manuel López Obrador en los primeros tres años de su gestión, ahora también contará con su respaldo como presidenta. Esta declaración no solo refuerza la relación cercana entre ambos mandatarios, sino que también asegura la continuidad de los programas sociales y la implementación de nuevos proyectos en Sinaloa.

Uno de los anuncios más significativos realizados por Sheinbaum fue su compromiso de impulsar la línea del tren de pasajeros en Sinaloa, un proyecto que trabajará en conjunto con Rocha Moya. Este plan, que tiene el potencial de transformar la infraestructura de transporte en el estado, refleja el enfoque de Sheinbaum en promover el desarrollo regional a través de obras que beneficien directamente a la población.

Además, la presidenta electa expresó su afecto particular por Sinaloa, especialmente por Mazatlán, debido a sus lazos personales con el estado, ya que su esposo, Jesús María Tarriba, es originario de la Perla del Pacífico. Este vínculo emocional con la región sugiere que Sinaloa podría ocupar un lugar especial en su agenda presidencial.

Las declaraciones de Claudia Sheinbaum en la inauguración del Distrito de Riego de la presa Picachos representan un espaldarazo significativo para Rubén Rocha Moya y su gobierno. Con la promesa de mantener y fortalecer el apoyo federal durante los próximos tres años, Sinaloa se perfila para seguir recibiendo inversiones y proyectos que contribuirán al desarrollo y bienestar de sus habitantes.

mlizarraga1@entreveredas.com.mx

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