Héctor Calderón Hallal

 

Sí… totalmente válida, resulta una visión positivista y cientificista de este maltrecho momento que vive el mundo dominado por la moda anti-método que hoy recorre el planeta, para lograr precisamente esa “Defensa de la Sociedad” del poder mismo… y de la “normalidad”.

¡Qué curioso!... el Michelle Foucault que idolatran los seguidores de la liturgia cultural americana ‘woke’, es quizá el más conspicuo estudioso de la antropología de Emanuelle Kant, el racionalista más importante de la historia, constituido en la cadena que une el sentido de las teorías de René Descartes e Isaac Newton y, que juntas las aportaciones de estos tres sabios, le dan sentido al método científico y a toda forma de metafísica de los afanes científicos y culturales del hombre de nuestro tiempo, a los que hoy dicen abominar los “adoradores y defensores de los derechos humanos” y los populistas ‘woke’.

Esos ‘woke’ que hoy reniegan de la herencia cultural y científica de Occidente -aun cuando genética y culturalmente son sus hijos- y que pretenden “deconstruir”, derribar o exterminar cualquiera de sus vestigios culturales, por considerarlos “sexistas, racistas, colonialistas”… etcétera (sólo faltó fifís y privilegiados en este catálogo de epítetos)… convenientemente ignoran que Michelle Foucault dejó como sentencia escrita que no hay otro camino para combatir a gobiernos tiranos y clases abusivas enquistadas en el poder, que el de la construcción de un discurso totalmente racionalista y de una organización de la estructura social, en base a los arsenales del conocimiento y la técnica acopiados a lo largo de la historia por la humanidad.

Filosofía, historia, positivismo y método científico… no hay más.

El filósofo francés criticó y desarmó con toda la autoridad moral y académica que le dio ser un estudioso de Kant, el clásico libro “De la Guerra”, del militar y filósofo prusiano, Carl Von Clausewitz.

Y aunque no fue deliberadamente un “incitador” a la lucha política, quizá porque no era su papel dada su condición de científico, sembró la duda dialéctica sobre si era entonces necesario invertir el lapidario aforismo heredado por Clausewitz al mundo de la filosofía y de la política, para definir entonces en lo sucesivo a la ciencia política, como “la continuación de la guerra por otros medios… en este caso, por medios pacíficos” que no necesariamente cordiales, ni ausentes de hostilidad… ni de efectos colaterales.

Eso es precisamente la guerra que iniciaron y sostienen con rabia, con afanes de exterminio, los anarquistas, globalifóbicos, neopopulistas, antilegalistas y en general todos los renegados involucrados en Morena y en la autoproclamada “Cuarta Transformación” en México… nuestros “despiertos” exponentes del mundo ‘woke’ región 4.

Quisieron arribar al poder con una estrategia electoral tipo “guerra de guerrillas” , trabajando en células y despertando el odio y la polarización entre los mexicanos; explotándoles su rencor histórico contra la aristocracia y los “blancos privilegiados”, a través de sofismas muy gastados… a través de justificaciones que rayan más que en lo injusto, en lo anecdótico; enfermando a la gente de una alerta permanente -según ellos- ante cualquier indicio de acto de “prejuicio” o discriminación racial; haciendo lo que ningún educador o guía moral -religioso o militar, español o chino, o lo que haya sido-  hizo en 500 años de inculcar los valores occidentales y de enseñar las herramientas para la productividad y el progreso: sembrando la duda en todo lo hasta hoy aceptado como valor social; fomentándoles el odio al esfuerzo humano -individual y colectivo-, el desprecio por el mérito social o ciudadano… aplaudiéndoles el marasmo y la flojera, propia de seres instintivos, irracionales, resignados a la precariedad y a la ausencia de principios y de fe.

Normalizaron la mediocridad en todos los órdenes, particularmente en el sector educativo, en planes de estudio dirigido a niños y adolescentes, pero en general a todos los servidores del sector público, por lo que se refleja directamente en el deficiente servicio y la pésima atención que se le brinda a la población mexicana. Estos dos están dados en razón directa a ese 90% de “incondicionalidad y servilismo” a este Gobierno y su partido… y  a ese otro 10% de eficiencia y experiencia requeridos para el perfil del puesto.

Institucionalizaron la caridad pública… pero lo que es peor, lo hicieron con afanes de control y beneficio electorales.

Torcieron la función neurálgica de las fuerzas armadas, destinando el capital humano y los recursos de las dependencias, a labores impropias de soldados, marinos y policías federales, muchas de las cuales agraviaron la dignidad y pusieron en riesgo la integridad como la vida de ellos.

Se apropiaron de las reservas de capital destinadas a las eventuales contingencias financieras del país.

Pusieron en riesgo las relaciones diplomáticas con diferentes países y gobiernos del mundo, lanzando ofensas inconcebibles a algunos personajes y a sus autoridades, particularmente con quienes México sostiene una relación comercial determinante para nuestra economía, como los Estados Unidos de América, Canadá, España… entre los más notables.

Se rieron inmisericordemente de la población mexicana, al engañarla deliberadamente con su frase publicitaria a la que jamás se sujetaron no obstante haber casi jurado que sus actos estarían apegados a esta…porque incumplieron miles de veces en sus políticas, acciones e intenciones su “No mentir, no robar y no traicionar”… Mintieron, robaron …y traicionaron la confianza de los mexicanos. Hay cientos de hechos publicados que acreditan que lo hicieron en grado superlativo.

Dijeron que “eran otra cosa”… “distintos a los políticos que los antecedieron”… y resultaron -básicamente- no simplemente iguales… sino peores: Nepotismo, tráfico de influencias, favoritismos, negocios asignados sin licitación ni pudor alguno para beneficiarse entre ellos, clientelismo electoral, criterios regionalistas para favorecer a algunas regiones y mantener sin atención y en el descuido a otras… fueron algunas de sus actitudes.

Este jueves para variar, en el desarrollo del “Culiacanazo versión 3.0”, las autoridades -a la par involucradas en su entrega administrativa- no tuvieron empacho en tratar de ocultar el enorme problema en el que se encuentran porque la crisis catalizada por la presencia en tribunales americanos del último capo-leyenda del narcotráfico en el mundo-quizá- Ismael “El Mayo” Zambada, es una auténtica “bomba de tiempo” para sus afanes de continuidad política.

Porque lo que ayer por la tarde pudo haber pasado, por la forma en que nos han estado mintiendo a lo largo del desarrollo de este ‘culebrón’ policiaco y por las referencias que nos dan algunas fuentes especializadas en el tema de la seguridad pública allá en Sinaloa, es muy probablemente que se trató simplemente de un operativo del Gobierno Federal (con la colaboración de la fuerza pública local) para aprehender y entregar a la autoridad correspondiente a un individuo apodado “El 27” o “La Perris”, que es quien quedó en lugar de “El Nini”, el jefe de escoltas de “Los Chapitos” que se encuentra ya sujeto a proceso en los Estados Unidos.

“El 27” habría sido en quien cayó la “gravísima” (para los fines del código de ejecución del crimen organizado) responsabilidad de colocarle las esposas a Ismael “El Mayo” Zambada, en el momento de sorprenderlo durante la supuesta reunión en Huertos del Pedregal, en Culiacán, antes de subirlo a la avioneta en que fue trasladado al Condado de Doña Ana, en Nuevo México para su entrega a la autoridad estadounidense.

Al final este muchacho fue solo un ejecutor de instrucciones… en él recayó. Su destino pinta más negro que un barril de crudo. Es pues, un simple “charalito” en la escala del interés de la justicia de cualquier lado de la frontera… que se supone que hoy busca “peces gordos”.

O acaso es este individuo un simple “chivo expiatorio”; pues nadie con dos dedos de frente, puede deducir que haya actuado por ‘sí mismo’ al sujetar y aplicarle “medidas de fuerza no letales” a “El Mayo”… y entregarlo a la justicia americana.

Pero pues… ni al “pez gordo” ni al “charal” atraparon…

Ni duda cabe… esta hipótesis tiene mucho sentido: se están lavando las manos y la cara en el Gobierno de México; tanto a nivel Federal como Estatal, en el de Sinaloa; saben bien que actúan “contra reloj” en este proceso de entrega-recepción. El “tic-tac” del reloj debe tener perturbado a López Obrador… sin embargo es de asombrarse la actitud tan oronda y tan despreocupada que muestra.

Si hay mucho por lo que tiene qué preocuparse, si es que “El Mayo” decide “cantar”.

Claudia Sheinbaum ha sido hasta hoy demasiado consecuente con él y sus caprichos…  también con Rubén Rocha, el Gobernador de Sinaloa.

Sin duda, a AMLO le tiene enorme fe y respeto… pero debiera cuidar más el interés de su propia gestión que, materialmente ya empezó.

A unas horas que presente su Sexto y último Informe… y que deje por fin el poder, hay que pedir a la ciudadanía, irónicamente, un aplauso para la gestión de López Obrador… y mil gracias por tanto y tonto amor a ese pueblo de México, como bien dice la hermosa melodía de Aguilera Valadés (Juan Gabriel)…

Gracias le damos a nombre de toda una generación de mexicanos a quienes nos deja un país que retrocedió por lo menos 30 años en su desarrollo y consolidación como asiento de instituciones democráticas y modernas.

Nos deja un país ensangrentado que se debate en el más absurdos de los dilemas a que pudo haber invocado una autoridad democráticamente electa como lo fue AMLO: “Dar abrazos… o aplicar la ley” a los delincuentes.

Nos deja un país al borde de trastocarse en una autocracia popular, al que se le despojó “por la fuerza de un capricho autárquico”, de sus atributos republicano, representativo y federal… lo de popular sale sobrando cuando no se hace otra cosa más que la voluntad del gobernante cuya sola palabra es la ley imperante, sin contrapesos.

Gracias a todo lo anterior, habremos como generación de heredar a quienes son nuestros genuinos jueces del mañana… nuestros hijos y nietos, testigos de nuestras angustias, carencias y luchas, de nuestros desmayos y nuestros discutidos triunfos; un país pletórico de pendientes, de claroscuros, de temas sin resolver… sin una educación de calidad, sin un sistema de competencia empresarial moderno y reglamentado, sin productividad, sin inversión local ni extranjera, ni condiciones ni promoción alguna para atraerla; sin una vida democrática reglamentada y con equidad, ni con la diversidad mínima necesaria para la libre opción del ciudadano… pero lo más traumático, es el hecho de saber que pudimos entregar un mejor país… un mejor mundo … y sucumbimos por miedo o apatía a participar y sí… a hacer la guerra por medios “pacíficos” al tirano y a sus secuaces, como lo sugiere el propio Michelle  Foucault en sus últimos años de vida.

Desde aquí, mi modesta trinchera, también hago un modesto llamado a quien quiera y pueda leer como razonar, para que salgamos a las calles si es necesario, a obligar a este Gobierno encabezado por López Obrador, a no comprometer la naturaleza del régimen republicano de nuestra Constitución, haciendo una reforma al Poder Judicial, que amenaza su propia funcionalidad.

Y también, a obligarlo a desistirse, mediante la presión política generada por una resistencia cívica, de estar detrás de su partido Morena y sus rémoras, impulsando y presionando al Tribunal Electoral del PJF para asignarles -bajo el pretexto de una conveniente interpretación de la redacción constitucional- más diputados y más senadores de lo que realmente les fue asignado por el electorado por la vía del voto.

La norma a la que aluden (de 1996) nació bajo el interés claro del legislador de la época, de buscar el equilibrio entre las diferentes fuerzas electorales… es decir, surgió para evitar que un solo partido tuviera mayorías abrumadoras o absolutas.

Hagamos la guerra de las ideas en lo sucesivo; disparemos cañonazos de frases que retumben y hagan estallar sus conciencias.

Un llamado atento a todas las fuerzas opositoras a oponer dignidad a la fanfarronería y la canallada del tiranuelo que pretende -según él- vernos la cara.

Somos muchos millones de mexicanos que hasta hoy hemos permanecido sin ofensa alguna. Pero nuestros corazones son los que aportan el ‘sístole-diástole’ de la representación y la dignidad humana.

No nos vamos a quedar así…

Autor: Héctor Calderón Hallal

@CalderonHallal1;

fixiflaux99@gmail.com;

“Las opiniones vertidas en este artículo son responsabilidad exclusiva de su autor; por lo que no constituyen en modo alguno, la opinión institucional de este medio”.

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