Juan Manuel Asai

La presentación del Plan de Seguridad para el sexenio que arranca tuvo dos momentos. Uno, formal, en Palacio Nacional donde se ahondó en los cuatro ejes que marcarán la ruta. Los ejes son atender las causas, consolidar la Guardia Nacional, intensificar las tareas de inteligencia e investigación y tener una coordinación real con estados y municipios.

El Secretario de Seguridad Ciudadana, Omar García Harfuch, en Culiacán

El Secretario de Seguridad Ciudadana, Omar García Harfuch, en Culiacán.

Pero tuvo otro momento fundador, fue la imagen del secretario Omar García Harfuch y del general Ricardo Trevilla caminando por las calles de Culiacán, en una zona donde se han registrado enfrentamientos entre pistoleros del Mayo y los de la banda de los Chapitos.

El gesto, inusitado, mandó varios mensajes. El primero es que los titulares de las secretarías de Seguridad y la Sedena no despacharán solo desde sus oficinas, sino que saldrán al terreno cuando lo consideren necesario. Incluso se apersonarán en plazas calientes. No habrá omisiones, ni pasividad, ni se limitarán a mandar boletines. Omar y Trevilla muestran su liderazgo en sus despachos, claro está, pero también en las calles. Es algo pocas veces visto.

En el caso de la caminata en Culiacán se corrigió un error cometido por un mando castrense que dijo que la violencia en la capital de Sinaloa terminará cuando los grupos enfrentados depongan las armas, o cuando haya un ganador claro. Eso fue un disparate, por decirlo suavemente. Las fuerzas del Estado mexicano no están pintadas, tienen capacidad operativa para contener a cualquier banda criminal y detener a sus jefes, ya lo mostraron ahí mismo con la captura de importantes generadores de violencia.

Un apartado importante del nuevo Plan de Seguridad es que terminarán los vacíos. Los malandros no solo tiene que preocuparse por grupos mafiosos rivales, sino que la autoridad irá por ellos privilegiando la inteligencia y la investigación, pero también con la presencia disuasiva de las fuerzas federales. Ya hay en esa zona del estado de Sinaloa un destacamento de la Guardia Nacional que se hará sentir por su dinamismo, para desplazarse a donde haga falta en poco tiempo. Las fuerzas federales han estado muy cerca en días pasados de atrapar a alguno de los Chapitos que andan a salto de mata. Terminaron los días en que podían pasear por Culiacán sin ser molestados. No estarán tranquilos en ningún lugar.

El gobierno no olvida, imposible hacerlo, que la crisis en Sinaloa, detonó el día en que el Mayo Zambada se reuniría con el gobernador Rocha y con Nemesio Cue, que entonces era diputado electo. México sigue sin recibir información suficiente del presunto secuestro del Mayo y de la traición del Chapito. Estados Unidos ha mantenido un hermetismo que genera todo tipo de suspicacias.

Acaso no pueda avanzarse mucho en el caso del Mayo, pero sí puede hacerse con respecto al asesinato de Nemesio Cue y en eso las autoridades del estado, comenzando por la fiscalía, han mostrado una torpeza supina. Trataron de vender una mentira y nadie se las compró. La anterior fiscal salió por la puerta de atrás y la nueva no ha dicho ni pío. Esclarecer ese asesinato arrojará luz sobre lo que realmente ocurrió con el Mayo. Si se trabaja bien aquí no se tiene que depender de la información que proporcione el gobierno de Estados Unidos. Si, por el contrario, aquí se echa tierra al caso Nemesio ni siquiera información abundante del FBI esclarecerá lo ocurrido. Que siga la impunidad en el caso Nemesio es señal de complicidad.

Se ha dicho una y otra vez que los cambios en la estrategia de seguridad no incluye regresar a los tiempos de la “guerra de Calderón”. Dios nos libre. Nadie quiere ejecuciones extrajudiciales, el objetivo es que el que la haga la pague frente a un juez.

 

Con información de Crónica

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