El líder de “Los Ántrax” huyó de la autoridad federal en California para encontrar su trágico final en Culiacán, Sinaloa.

Por Luis A. Flores

José Rodrigo Aréchiga Gamboa, más conocido como “El Chino Ántrax”, fue uno de los sicarios que sirvieron a Ismael “El Mayo” Zambada, líder del Cártel de Sinaloa, una de las organizaciones criminales más poderosas del mundo.

Dentro de sus planes no estaba incluido pertenecer al crimen organizado, él quería ser piloto del ejército mexicano, sin embargo, no pasó el examen físico y padecía psoriasis, lo que hacía que fuera considerado inútil a la patria, según reportó Los Angeles Times.

Con la presión de mantener un hogar, a su esposa e hija, encontró una solución gracias a algunos amigos, con quienes compartió durante su infancia en Culiacán, Sinaloa, el padre de esta era “El Mayo”. Una vez dentro de las filas del crimen organizado, a Aréchiga le fue encomendada la tarea de realizar “encargos pequeños”, pero con el tiempo logró posicionarse dentro del cártel hasta convertirse en líder del grupo de sicarios conocido como “Los Ántrax”.

Sus inicios en el mundo criminal

Aréchiga fue arrestado en un aeropuerto de Ámsterdam y extraditado a Estados Unidos. (Wikimedia)

Aréchiga fue arrestado en un aeropuerto de Ámsterdam y extraditado a Estados Unidos. (Wikimedia)

DW describió a este criminal como una persona alta, atlética y de piel morena a la que le gustaba presumir sus lujos en redes sociales. Cuando estalló la guerra entre el Cártel de los Beltrán Leyva y la facción dirigida por “El Mayo”, “El Chino Ántrax” tuvo la misión de proteger a Vicente Zambada Niebla, más conocido como “El Vicentillo” primogénito de la cabecilla criminal.

Durante una entrevista con el medio, “El Vicentillo” declaró que le dio un vehículo blindado al “Chino” para que vigilara “los alrededores” y autorizó contratar a 20 personas “para que trabajaran con él”. “Toda su gente era pagada por mi padre”, añadió.

En 2009, “El Vicentillo” fue arrestado y extraditado a Estados Unidos un año después. Aréchiga evadió la justicia al vivir encubierto y bajo el nombre de un ciudadano mexicano muerto, cambió su apariencia mediante cirugías plásticas e incluso trató de borrarse las huellas dactilares.

La caída del mayor de los hijos de “El Mayo” llevó a la captura del “Chino Ántrax” en 2013 en el aeropuerto de Schiphol, Ámsterdam. Un año después de su arresto, en julio de 2014, Aréchiga fue extraditado a San Diego, California, y en 2015 se declaró culpable de conspiración para importar cocaína y marihuana, según reportó LA Times.

Su esposa explicó en una carta a la corte los motivos que probablemente orillaron a su pareja a integrarse a las filas del crimen organizado.

“Creo que es lo que obligó a Rodrigo a buscar otras opciones para mantenernos. No puedo explicártelo porque era una conversación de la que nunca hablamos”, admitió.

Respecto a la relación del “Chino Ántrax” con la familia Zambada, su abogado declaró: “Fueron a la escuela juntos. Jugaron juntos. Participaron en deportes juntos. Asistieron juntos a eventos sociales. Se convirtieron en los mejores amigos”.

Antes de recibir su sentencia, el criminal declaró sentirse “realmente avergonzado” y aseguró que “nunca más” se volvería a equivocar; incluso admitió que le gustaría “poder trabajar honestamente”.

El final del Chino Ántrax

Varios impactos de bala en la fachada del hogar de Aréchiga. (Juan Carlos Cruz/Cuartoscuro)Varios impactos de bala en la fachada del hogar de Aréchiga. (Juan Carlos Cruz/Cuartoscuro)

Pasó un tiempo en prisión y fue liberado en marzo de 2020 para cumplir el resto de su condena bajo libertad condicional durante cinco años más, sin embargo, cuando un oficial visitó su residencia como parte de una visita programada, no había ningún rastro de Aréchiga, únicamente su teléfono celular. Se emitió una orden de arresto.

Aunque se desconocía su paradero, las autoridades de San Diego teorizaron que intentaría regresar a la tierra que lo vio crecer.

En mayo del mismo año, oficiales mexicanos encontraron tres cadáveres dentro de un automóvil abandonado en Culiacán. La familia más tarde confirmó que las víctimas eran Rodrigo Aréchiga, su hermana Ada, y su esposo, Juan García.

DW señala que el “Chino Ántrax” escapó de San Diego con un sólo objetivo: visitar al “Mayo” Zambada para que las autoridades estadounidenses dieran con su posición.

Con información de Infobae

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