La Costumbre del Poder: ¿Qué es para la doctora Sheinbaum Pardo el mandato constitucional?
* ¿Quiénes somos esa nación que se lo puede demandar por encima del cuento de que la voluntad popular se manifestó en su elección, aunque en la papeleta electoral no se mencionó si votábamos, o no, una reforma al Poder Judicial? Nadie detendrá su desacato ni su incumplimiento al mandato constitucional
Gregorio Ortega Molina
Obedecer a la letra de la Constitución, de las ordenanzas legales, de lo dictado por la jueza Nancy Juárez Salas, dista mucho de ser denigrante, porque en el caso de la titular del Ejecutivo sería el indicador de que hay en la presidencia de la República una mandataria dispuesta a acatar su mandato constitucional, pero dudo que la doctora Sheinbaum Pardo tenga la más remota idea de lo que implica el desacato.
El martes 1° de octubre no ocurrió hace años como para olvidar sus palabras, su juramento ante los ojos de México, del mundo y de la HISTORIA, muy por encima de sus sueños, anhelos y frustraciones. Dijo: “Protesto guardar y hacer guardar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes que de ella emanen, y desempeñar leal y patrióticamente el cargo de presidenta de la República que el pueblo me ha conferido, mirando en todo por el bien y prosperidad de la Unión; y si así no lo hiciere, que la Nación me lo demande”.
No recuerdo a ningún mandatario que lo haya cumplido cabalmente, y cuando aparecieron los indicios de que la “nación” exigía explicación del proceder administrativo y político, las voces de protesta se acallaban o compraban, como también ocurre desde 2018, con la diferencia de que son burdos para la trampa. No saben nada del zurcido invisible.
¿Dónde los legisladores, gobernadores, líderes sociales y políticos que levantarán la voz ante la clara advertencia de que no le saliéramos a Andrés Manuel López Obrador conque la ley es la ley, o ante las consultas gansito, no vinculantes, para escudarse tras una supuesta voluntad popular? Después, la conculcación metódica de los ordenamientos judiciales, y la destrucción puntual del INE y del TEPJF, la desaparición de la voz de los órganos autónomos, primero, posteriormente borrados de los organigramas y de las leyes orgánicas.
Naturalmente tiene conocimiento de los alcances y consecuencias de una reforma al Poder Judicial Federal -que se requiere, sí, pero no para destruirlo- de ese desorden y magnitud, porque los juzgadores no nacen, se hacen. Supongo que sabe de las deficiencias de la procuración de justicia, que es donde se inician y extienden las actitudes corruptas a la administración de justicia.
¿Quiénes somos esa nación que se lo puede demandar por encima del cuento de que la voluntad popular se manifestó en su elección, aunque en la papeleta electoral no se mencionó si votábamos, o no, una reforma al Poder Judicial? Nadie detendrá su desacato ni su incumplimiento al mandato constitucional.
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@OrtegaGregorio