La consolidación de un régimen democrático se sustenta en el reconocimiento del opositor
Héctor Calderón Hallal
Este gobierno de Claudia Sheinbaum, tampoco tendrá diálogo con la
oposición.
Ante la declaración de Jorge Romero, quien es el nuevo dirigente nacional
del PAN desde el domingo por la tarde, según el resultado del proceso
interno verificado ese mismo día en todo el territorio nacional, de “intentar
por lo menos -pero solamente- una vez el diálogo con este Gobierno
Federal emanado de la 4 T”, la presidenta Claudia Sheinbaum descalificó
al nuevo dirigente del PAN, señalándolo de ‘hampón inmobiliario’ y, de
mala gana les dijo a todos sus dirigentes desde su ‘conferencia mañanera’…
que «para el diálogo, ahí estaba la Secretaría de Gobernación.”
¡Eso fue un ‘no tácito… un no rotundo! …a las pretensiones del Comité
Ejecutivo Nacional del PAN por conducto de su nuevo dirigente.
Se deduce entonces que este gobierno de Claudia Sheinbaum, lleva la
misma ruta soberbia, autócrata y autárquica de su antecesor Andrés
López.
No dialogará en lo mínimo con sus opositores….
¿Cuál es el humanismo ‘a la mexicana’ pues, tan cacareado por este y el
anterior gobierno de AMLO?
El reconocimiento del opositor político se expresa y se sustenta en
general, en el acto de reconocer la existencia del otro; de los otros… de los
que piensan diferente.
Esta visión de la política le da de por sí una nueva y más acabada
dimensión humana y llega incluso a abarcar a los ámbitos profesional y
científico, pues incide en el respeto a los bienes jurídicos protegidos o
tutelados del otro… de la ciudadanía en general.
Cabe recordar que, desde antes del inicio de su campaña presidencial,
Claudia nos alentó en la posibilidad de que trastocaría esa política de
“cerrazón” y de ausencia de diálogo con los partidos de oposición… tal y
como lo hizo en sus años interminables el expresidente Andrés López.
Pero con este “portazo” temprano dado al PAN, nos adelanta por la vía
rápida, a entender que el diálogo de nuevo estará ausente …. Y será un
sexenio de conflicto político, de descalificaciones y ofensas permanentes…
de polarización, en síntesis.
Porque, díganme ustedes, caros lectores… ¿Cuándo se supo que el
“presidente” López Obrador se haya reunido o haya recibido en Palacio o
en algún otro recinto a miembros o voceros de la oposición a Morena y su
Gobierno?… Nunca.
Aquel presidente “rompió el molde” pero de todos los récords malos…
rompió récord en el terreno del abandono a las obligaciones (más que
formalidades y cortesías) que como presidente “de todos los mexicanos”
tuvo…. Por ley.
Por muy “malos” que hayan sido –a juicio de sus malquerientes y críticos–
los presidentes emanados del PRI y el PAN en el pasado, siempre tuvieron la
responsabilidad de reunirse, de recibir… de escuchar a las comisiones de
legisladores y dirigentes de partidos de oposición… y hasta se negoció en
muchos momentos de la historia con ellos.
López Obrador (y por lo que se ve, Claudia Sheinbaum va confinada por el
mismo camino) no tuvo un solo rasgo democrático como ese de dialogar
con humildad para reconocer la opinión divergente del opositor… tal cual
como si hubiera llegado por la vía de las armas, por la vía del “Golpe de
Estado” al Poder…. Y no por la vía de las urnas como lo hizo… y se le
reconoció sin problemas.
El Diálogo -se reitera- constituye por sí mismo un atributo personal, una
forma de vida… no sólo un instrumento de comunicación y entendimiento.
Implica toda una concepción ética del ser humano y de la sociedad,
sustentada en el reconocimiento del otro como un ser digno, libre y
diferente, con el que se puede establecer una relación de respeto, confianza
y solidaridad.
Por lo que se deduce que la 4 T en general y sus gobiernos, no nos han
tenido el mínimo de los respetos a los que no pensamos como él… y como
político, desde aquí se lo digo…. Para el suscrito… ¡Han fracasado
rotundamente… pues no han sido capaces de unificarnos como
población… no fueron capaces de convencernos a la totalidad de los
mexicanos con el mínimo de los razonamientos… no han sido capaces de
movernos a la acción concertada de todos, como un solo país… no fueron
capaces de conmoverse con la tragedia de muchos cientos de miles de
mexicanos que padecieron su desatención, su descuido, su
mezquindad, como han sido los niños con cáncer, los enfermos que
demandaban medicinas en hospitales públicos, como los enfermos de
Covid, quienes por cierto muchos de ellos murieron con la esperanza de
que serían ustedes, López Obrador y usted presidenta Sheinbaum su
salvación… y tampoco… tampoco fueron capaces de conmovernos, a la
otra gran mitad de la población, con su monólogo matutino, que es una
burda copia de aquel “Diálogo Circular” de quien lo antecedió y quien por
cierto, nunca aceptó ni los “datos” ni las razones de otros… aquel presidente
y usted pintan -dentro del juicio de la historia- para ser catalogados como
un par de “perfectos autócratas”… y lo que es peor, con complejo de
“autárquicos”, pues nos quieren arrollar a la población mexicana en su
conjunto, al aislamiento y al atraso en el concierto de las naciones.
Sin diálogo con los opositores, cualquier Gobierno es considerado una
tiranía… una dictadura. Sustentada en una mayoría que apenas sobrepasa
el 50% -pudiendo gravitar incluso en el 60%, supongamos- pero que… si no
escucha a ese otro cuarentaytantos por ciento… es una tiranía…. “¡Aquí y
en China!”.
La Política como materia, puede entenderse como aquella que estudia la
actividad del individuo que participa en la vida pública, trabajando para
llegar a acuerdos y evitando o reduciendo el conflicto a cero entre los
miembros que conviven en el mismo espacio (lo que no necesariamente
significa vivir en paz, porque puede haber tensiones) y que tiene como
objetivo lograr el bien de la comunidad.
La Política incluye la práctica de la tolerancia y el respeto a las
diferencias. La tolerancia debe ser un respeto recíproco; valor
indispensable si tenemos la intención de lograr un entendimiento y
reconocernos como iguales en derechos en una República democrática.
Axel Honneth, el brillante sociólogo alemán, de la escuela clásica
“hegeliana”, constructor de la llamada “Teoría del
Reconocimiento”, rescató desde 1997 con sus principios teóricos, el sentido
de la identidad moral de las personas y la importancia para la
autorrealización que tienen las relaciones intersubjetivas de
reconocimiento.
Debemos reconocernos pues, como individuos… entre sujetos vernos como
iguales… seamos de una ideología o de otra…. De Morena o del PRI o del
PAN…. O de ninguna… todos tenemos el mismo valor frente a la ley sus
obligaciones…. ¿O no?
Autor: Héctor Calderón Hallal
@CalderónHallal1;
fixiflaux99@gmail.com;
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