La percepción es pura realidad; el feminismo de los priístas; el Verde, de cacería y al mejor postor
DOMINGRILLA
FRANCISCO CHIQUETE
El pasado jueves hicimos un viaje familiar a Culiacán, pese a la recomendación de todos los integrantes de nuestro entorno. Fuimos por la tarde y regresamos al filo de la medianoche sin un solo incidente, como han dicho repetidamente los más altos funcionarios de Sinaloa.
Fue un día tranquilo, según el resumen correspondiente. Sólo tres asesinatos en la capital del estado, cuatro heridos, algunos incendios evidentemente provocados, un enfrentamiento entre civiles armados, como ahora se dice, y elementos de las fuerzas armadas, un ataque con drones que mutiló a un soldado, en fin, una jornada de normalidad.
Pero más allá de este pavoroso escenario, está el sentir de la gente. Cuando tocamos el tema con nuestros anfitriones, las respuestas fueron descorazonadas. La certeza de que los riesgos están por todos lados, la imposibilidad de sentirse seguros en sus barrios porque aunque no haya pasado nada, todos tienen a alguien cercano a quien ya le ocurrió un incidente mayor o menor, o perdieron a un familiar que no andaba en malos pases, pero quedó en el lugar inadecuado en el momento inadecuado.
Una amiga me narra la impresión de un hermano suyo radicado en Culiacán: “dicen (dijo el culiche) que las calles están completamente solas después de las ocho de la noche. Yo no te lo puedo confirmar porque desde que empezó esto, no hemos salido ni una sola noche”.
Exactamente eso vimos: a las nueve de la noche, las avenidas principales, los bulevares estaban completamente solos. Si acaso uno o dos carros por el otro cuerpo de la rúa. El propio chofer se notaba tenso, buscando evitar las calles oscuras, cortando cada vez que podía para retomar las zonas amplias e iluminadas. Al llegar a la central camionera soltó un largo suspiro, sabiendo que había superado una aventura incierta.
Si para un reportero en poco dable armar una crónica de viaje cuando se mueve en calidad de turista, reflejar un ambiente de zozobra cuando no pasó nada inadecuado es todavía más difícil. Este es el caso de un viaje en que no tenemos absolutamente nada qué reprochar, pero la realidad se impone sobre una sociedad que ve llegar elementos de las fuerzas armadas y ve operativos que efectivamente dan resultados con decomisos, con destrucción de narcolaboratorios, con detenciones importantes, que sin embargo no han sido suficientes para convencer a los delincuentes de que paren la ola de violencia que por más de seis meses nos han asolado a todos en Sinaloa.
LA VISIÓN FEMENIL
DE LOS PRIÍSTAS
No es fácil dilucidar (aunque cualquiera mal haga, dijo Sor Juana) entre Manuel Cavazos Lerma, exgobernador tamaulipeco, y Alejandro Moreno, dirigente nacional al del PRI. El infame Cavazos descalificó las acusaciones contra Cuauhtémoc Blanco, con el rupestre argumento de que la señora (acusadora) “no está muy violable que digamos”. Es decir, que si al gusto y la métrica particulares de este sujeto, la mujer es guapa, entonces sí hay que violarla. Ojalá no le pase una barbaridad a él mismo porque los posibles agresores argumentarán que el ruquito Cavazos ya no está muy violable que digamos, y consigan impunidad.
Pero Alejandro Cárdenas Moreno, al destituir a Cavazos del puesto que tenía en el CEN priísta (secretario de Operación Política) dijo “los que tenemos convicción de la igualdad entre hombres y mujeres no podemos sostener esos criterios”, y otras florituras de ese estilo. ¿Quién puede creerle cuando dio línea para que sus diputados votaran para desafanar a Cuauhtémoc Blanco, sin importarle la víctima?.
Bajo el criterio de que están más cerca los dientes que los parientes, sobre todo si son parientes ajenos, Alito prefirió negociar el voto priista a favor de Cuauhtémoc Blanco y Morena, para que a él, a Alito, le siguieran perdonando el desafuero que le tienen prometido con acusaciones de rateria.
En esa negociación no importó nada su “alto concepto” sobre la justicia para las mujeres. ¿Y todavía creerán que les queremos?
LAS GOLONDRINAS
A PAOLA GÁRATE
La dirigente estatal del PRI, Paola Gárate no alcanzó a hacerse de un buen empaque como cabeza de la oposición. Ni siquiera sus discursos contestatarios en el Congreso le dieron oportunidad de proyectarse como una mujer fuerte y de razones.
Una mañana de estas se enteró, quizá en las redes, de que venía alguien del CEN del PRI a quitarle la chamba o a limitársela para que siga sólo como diputada local, pero la dirigencia partidista no sería ya su bronca, como tampoco lo sería por lo pronto, de Bernardino Antelo, el secretario general defenestrado también, aunque podrían revivirlo pronto.
Ni ellos ni el PRI pierden nada, no por ellos, sino por el PRI, que cada vez está más vacío.
Durante las elecciones de síndicos y comisarios en Mazatlán, consulté a un acucioso observador villaonense y le pregunté por qué ganó el PAN y el PRI, en otros tiempos dueño de la plaza, ni siquiera figuró.
-Mira Chiquete, todos los del PRI están en Morena. Quedó dicho todo.
¿EL NUEVO PRI?
Los priístas que no alcanzan espacio en Morena reciben ahora ofertas para irse al Partido Verde, donde pueden hacer exactamente lo mismo que en Morena. Si no, pregúntenle a Ricardo Madrid, quien con todo el gusto del mundo fue y votó en la Cámara por el dictamen que cerraba cualquier posibilidad de juicio político a Cuauhtémoc Blanco.
Total, el PVEM se ha especializado en ayuntarse con los partidos que alcanzan el poder: lo hizo con el PAN de Vicente Fox, en la elección del 2000, se equivocó en 2006, apoyando al PRI de Roberto Madrazo; volvió a la senda victoriosa con el PRI de Enrique Peña Nieto en 2012, y luego dio otyro bandazo con el Morena de Andrés Manuel López Obrador en 2018 y 2024. ¡Perdón! algunos piensan que el Morena de 2024 es de Claudia Sheinbaum, pero Andrés Manuel López Beltrán tiene otros datos.