No repitamos La Historia
Paúl Chávez
Hoy empieza la Semana Santa, una oportunidad para tomar conciencia, para meditar, aprender, desaprender y recordar lo más importante; si no, repetiremos la historia.
Una sola semana
Solo una sola semana bastó para marcar la historia de la humanidad definitivamente. Aunque ha habido muchos sucesos y grandes catástrofes a lo largo de la historia que la cambiaron drásticamente, la serie de acontecimientos ocurridos en solo 7 días hace más de 2 mil años siguen teniendo vigencia y lo seguirá en el futuro.
Sorprende como la humanidad ha progresado en muchos aspectos pero seguimos siendo los mismos de siempre. Podemos viajar en jet supersónicos pero la condición humana sigue igual. Quizás por eso la historia nos intriga, nos apasiona y nos sorprende tanto, en esos personajes históricos nos vemos reflejados.
Quizás por eso y por muchas cosas más la Biblia ha sido y seguirá siendo el libro más leído de todos; su actualidad se refleja en nuestra cotidianidad, en nuestra vida, en nuestra intimidad. Ningún otro libro retrata mejor la condición humana desde la vileza hasta la grandeza y la santidad. Además está escrito con una belleza literaria sorprendente.
Ecce Homo
Ahora te invito a observar largamente el cuadro así titulado. No terminamos de encontrarle novedades y de sorprendernos. Es una maravilla no muy conocida, Antonio Ciseri pintó con elevada maestría uno de esos sucesos de la Semana Santa.
Pilatos le presenta al pueblo que clamaba la sangre de Jesús a quien hace unos días aplaudían y homenajeaban con palmas al entrar en Jerusalén, un domingo como hoy, diciéndoles “Ecce homo” aquí está el hombre, “no he encontrado en él ningún delito que merezca la muerte” (Lc, 23,13-25) pero la muchedumbre azuzada por los sacerdotes gritaba “crucifícalo, crucifícalo” sus gargantas se ven al fondo difuminadas por la intensa luz que contrasta con las sombras del primer plano.
¿Dónde no hemos visto a un gobernante cobarde que se lava las manos? ¿Dónde no hemos visto a la multitud siendo agitada y manipulada por líderes insidiosos?
La escena
Antonio Ciseri escoge la perspectiva de alguien sentado observando la escena a unos metros detrás de Pilatos para meternos en la escena. Para darle dramatismo escoge dos planos, las sombras, personas y luces del primero contrastan con el fondo muy iluminado. El dibujo y los contornos son maravillosos, contribuyen al volumen y al realismo con las uniones del piso de mármol.
Capta el instante fotográfico en que las personas de pie se mueven, con su lenguaje corporal cada uno tiene una historia que contarnos, qué ven, qué piensan y lo que se dicen sin palabras. Las reacciones son distintas. A la izquierda primero el consejero de Pilatos se pone la mano en la cintura sorprendido de lo que sucede tomando distancia, atrás el guardia con su lanza plasma movimiento despejándole, él y todos los demás, espacio a Jesús que baja su mirada triste pero se mantiene erguido mostrando su dignidad y realeza. La misma que Pilatos constató al interrogarlo.
El tema principal
Es Pilatos aunque está de espaldas. Ciseri hace quizás una ironía, al estilo de Goya que plasmaba en los retratos de la realeza española la belleza y el brillo de sus joyas para contrastar la fealdad de ellos. Veamos…
La túnica de Pilatos refleja una grandiosa luminosidad en medio de todo, dándole volumen y movimiento con su postura, mostrando al inocente pero inclinado hacia la turba, su lenguaje corporal muestra que ha cedido, que quiere quedar bien. Contrasta con la dignidad de Jesús a su lado sin robar cámara.
Niveles de conciencia
El juicio de Pilatos en la historia muestra a un gobernante dividido entre su poder romano y los reclamos insistentes de los judíos por la pena máxima por odio y porque ven en Él una amenaza a su autoridad sacerdotal y a su modo de vida.
Las que ven la realidad más a fondo porque no están inmersas en las reacciones, son su esposa y su compañera, muy bellas por cierto, que se tocan consolándose desaprobando su conducta después de haberle advertido seriamente que no se metiera con ese hombre justo.
Pilatos a través de su esposa tuvo su momento para tomar conciencia y tomar una buena decisión, así como Judas de arrepentirse ante el reproche cariñoso y cercano “Judas, ¿Con un beso entregas al hijo del hombre?” (Lc, 22,48).
Estar atentos y abiertos
Tenemos que estar atentos a los avisos y advertencias que ocurren de diversos modos en los momentos en que tomamos decisiones, especialmente aquellas que afectan a otros. Ocurren para elevar nuestra conciencia y salir de un posible raciocinio miope o enajenante disfrazado de correcto.
Estar conectados con nosotros mismos y con quienes estamos nos ayuda para sacar las antenas y a discernir correctamente. Bien lo decía el Arcipreste de Hita en su castellano antiguo “quien quiera ser suyo, non sea enajenado”, el dominio personal no admite la enajenación, menos en los momentos decisivos.
La compasión y la empatía
Ambas nos ayudan a conectarnos con la realidad de quien tenemos enfrente. En cambio la altanería, el egoísmo, juzgarlo, nos alejan. De ahí no salen buenas decisiones. La sabiduría del corazón implica conectarse con la realidad que nuestro cuerpo nos manifiesta y mostrada en intuiciones luminosas. Cuando algo nos resuena bien ¡Bingo! Hay paz, lo sentimos. Lo malo nos perturba.
Pilatos luce luminoso pero su corazón estaba ofuscado, todo para aparentar justicia y cuidar su pellejo. Ese lavado de manos sucede todos los días en todos lados. Abundan los gobernantes cobardes que se lavan las manos.
Ese gesto de Pilatos se repite en cada misa para recordarnos la historia y que no la repitamos.