Narcobloqueos paralizan el norte de Sinaloa
El Día de las Madres en Sinaloa amaneció de una manera inesperada para muchos; mientras algunos se preparaban para celebrar, otros se enfrentaban a una realidad diferente, una que rápidamente inundó las redes sociales con imágenes impactantes
Un manto de incertidumbre y miedo cubrió el norte de Sinaloa la mañana del 10 de mayo. El silencio matutino se vio interrumpido abruptamente por el estruendo de las llamas y el sonido de las balas. Desde temprana hora, la región se vio sumida en el caos a causa de una serie de narcobloqueos que paralizaron la vida cotidiana en Los Mochis, Guasave, Ahome, Mocorito y Angostura.
Reportes ciudadanos, difundidos rápidamente a través de plataformas digitales como X, describían un panorama desolador: carreteras bloqueadas por vehículos incendiados, tráileres convertidos en barricadas, y un denso humo que oscurecía el cielo. Los testimonios hablaban de un clima de terror, con ponchallantas, robos a mano armada y enfrentamientos armados que sembraron el pánico entre la población. El tráfico colapsó, particularmente en la Carretera Los Mochis-Topolobampo, la México 15 y el Canal Lateral 18. “Horas de angustia y desesperación”, resumían muchos usuarios en redes sociales.
La violencia no se limitó a las principales vías de comunicación. Los bloqueos se extendieron a zonas urbanas como Las Brisas y Batamote, cerca de la comisaría Gabriel Leyva Soriano. En Ahome y Guasave, especialmente en la sindicatura de Adolfo Ruiz Cortines y zonas rurales, se reportaron intensas balaceras que provocaron más incendios de vehículos y un clima de terror generalizado. La incertidumbre se apoderó de los habitantes, quienes se vieron obligados a resguardarse en sus hogares.
Ante la gravedad de la situación, la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) de Sinaloa activó un operativo de seguridad para restablecer el orden y liberar las carreteras bloqueadas. Aunque la SSP emitió un breve comunicado en X asegurando que las autoridades mantenían el control de la situación, la suspensión de clases presenciales en escuelas públicas de la región reflejó la profunda inseguridad que se vivía. El futuro inmediato, para los habitantes del norte de Sinaloa, sigue marcado por la incertidumbre y la necesidad de una pronta y efectiva solución a la violencia que azotó la región.