Más fosas clandestinas y mayor terror en Sinaloa, crisis humanitaria sin fin

La crisis de la seguridad pública en Sinaloa tiene en las desapariciones forzadas el rasgo más palpable del salvajismo que los grupos confrontados al interior del Cártel de Sinaloa plasman en sus enfrentamientos.

Los hallazgos de fosas clandestinas en Tacuichamona y Elota donde fueron inhumadas de manera ilícita personas asesinadas, muestran lo que parece ser apenas la punta del iceberg del fenómeno de las desapariciones forzadas que en la narcoguerra que padece Sinaloa adquiere dimensiones inestimables por el número de víctimas y la saña criminal patentizada.

En Tacuichamona, municipio de Culiacán, el colectivo “Madres en Lucha Por Tu Regreso a Casa”, localizaron restos de al menos tres cuerpos humanos dentro de pozos que contienen agua del drenaje sanitario de la comunidad, recalcando variaciones en el modus operandi del crimen organizado con mayor crueldad que disemina terror y asombro en los sinaloenses en general.

En el poblado El Saladito, municipio de Elota, fue localizado otro cadáver, por las madres buscadoras “Sabuesos Guerreras” que con medios propios continúan hallando rastros de la crisis humanitaria que ha marcado a Sinaloa antes y durante la narcoguerra en lo que corresponde a desapariciones forzadas, acumulándose desde el 9 de septiembre de 2024 a la fecha mil 424 casos de casos de privaciones ilegales de la libertad.

La crisis de la seguridad pública en Sinaloa tiene en las desapariciones forzadas el rasgo más palpable del salvajismo que los grupos confrontados al interior del Cártel de Sinaloa plasman en sus enfrentamientos con tal de que la ciudadanía les dé el estatus de gobierno de facto y normalice el dominio que ejercen a través del terror, sobre todo si las autoridades e instituciones formales son incapaces de poner orden y ofrecer tranquilidad.

Lo normal, en todo caso, es el sentimiento unánime de desamparo en un estado donde los colectivos de rastreadoras buscan y encuentran a los desaparecidos en el último reducto de la esperanza para ofrecerles un adiós digno. Allí, en ese punto en que convergen las familias queriendo saber de aquellos que la delincuencia les arrebató, el gobierno que está paralizado en cuanto a garantizar los derechos humanos, y la sociedad que atestigua escalamientos en los modos de instaurar el horror, sería el punto de reencuentro para resolver cómo va a salir Sinaloa de la narcoguerra que lo captura.

Con información de Espejo

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