¿ A qué estamos jugando ? inseguridad en Sinaloa podría obligar a que la Visita de Claudia Sheinbaum podría cambiar nuevame de sede
Javier Castro
Sinaloa.– La inestabilidad política y social que se vive en Sinaloa parece haber alcanzado incluso la agenda de la presidenta electa Claudia Sheinbaum, cuya próxima visita al estado se ha visto envuelta en una ola de especulaciones, cambios de última hora y silencios incómodos.
Originalmente, Sheinbaum tenía programado un acto público este sábado 24 de mayo en el municipio de Guasave, sin embargo, su equipo decidió cambiar la sede a El Rosario, en el sur del estado. Lo que parecía un ajuste menor, ahora ha escalado a una preocupación política: fuentes cercanas a esta casa editorial advierten que aún existe la posibilidad de un segundo cambio, y que el destino final podría ser el puerto de Mazatlán.
La pregunta en el aire es clara: ¿a qué se deben tantos movimientos en la agenda presidencial?
Aunque no hay una versión oficial, se especula que el equipo de la presidenta electa está respondiendo a factores de inseguridad, logística deficiente y tensiones políticas locales. En Guasave, diversos sectores productivos y ciudadanos han expresado su inconformidad con la administración municipal, lo que habría influido en la decisión de evitar un escenario potencialmente incómodo.
Pero si ya se había elegido El Rosario como alternativa, ¿por qué se abre ahora la posibilidad de otro cambio? Voces dentro del ámbito político sugieren que el sur del estado no ofrece las condiciones logísticas ni de seguridad ideales, y que Mazatlán, como centro turístico y con mayor infraestructura, podría ser el destino final para evitar riesgos y descontrol.
Este vaivén en la gira de la presidenta electa deja al descubierto la fragilidad del entorno político sinaloense, donde incluso una visita presidencial parece tambalearse ante presiones locales, falta de coordinación y señales contradictorias desde el poder.
La gira, que debería haber sido una muestra de fuerza y cercanía con el pueblo, hoy se convierte en un reflejo de las tensiones y desafíos que Claudia Sheinbaum