Hay que saber sumar para entender que en Sinaloa el chaquetas manda más que el chacal de Batequitas.

No porque Rubén Rocha Moya sea dejado, sino porque cada vez está más desgatado y sufre un cada vez más enorme repudio de los sinaloenses.

Aunque el pueblo le valga, carece de capacidad para decidir su presente y su futuro.

Es uno de los principales morenistas señalados como narco políticos con expediente criminal en los Estados Unidos.

Desde que Enrique Inzunza Cázarez era secretario general de gobierno se aseguraba que el supuesto número dos era realmente el uno.

Gran número de funcionarios estatales obedecían y obedecen al chaquetas, más que al chacal.

Dicen que el poder no se comparte sino se ejerce, pero ellos tienen otros datos.

Menos, desde lo sucedido el pasado 25 de julio.

Buena parte del pueblo considera que Rubén Rocha y Enrique Inzunza participaron en el secuestro de Ismael “El Mayo” Zambada y en el asesinato de Héctor Melesio Cuén Ojeda.

Se les tiene también como cómplices de la persecución contra la UAS, y de los abusos de poder para eliminar políticamente a los adversarios de Inzunza en busca de la gubernatura.

A Jesús Estrada Ferreiro en Culiacán y Luis Guillermo Benítez Torres en Mazatlán, hay que agregar ahora a Gerardo Vargas Landeros en Ahome.

No son solamente amores entre los dos jefes de la cofradía de la mano caída en nuestro estado.

Sí somos, y qué

Rocha necesita como su sucesor a quien le garantice impunidad.

No puede encontrar otro mejor que quien ha vivido junto con él las ilegalidades, los abusos de poder, las corrupciones… y hasta por lo menos un asesinato.

La lógica rochista de que el gobernador Inzunza no lo atacará porque sería atacarse a sí mismo.

Es por eso que en Sinaloa el chaquetas manda más que el chacal.

A pesar de que son un par de criminales, siguen teniendo el poder político en Sinaloa.

Precisemos que esto último es en la formalidad, porque ambos son empleados del cártel de Sinaloa.

Los narcos son los que realmente mandan.

Los criminales deciden quiénes viven y quiénes mueren, y con total impunidad cometen sus delitos porque por encima de las simulaciones oficiales los abrazos siguen a todo lo que da.

Tienen la total protección del gobierno, como acabamos de verlo una vez más en el zafarrancho del lunes en una clínica privada.

Entre los siete policías municipales detenidos, un gatillero del narco.

Cuidaban a un agente de la fiscalía de justicia herido, curiosamente al servicio de los Chapitos.

Corporaciones policiales con agentes colocados por los narcos.

La fiscalía de justicia estatal dirigida por quienes participaron en los montajes para proteger a los asesinos de Melesio Cuén.

Hay que repetir las veces que sea necesario las terribles complicidades y los descomunales cinismos con nuestros narcopolíticos encabezados por el chacal y el chaquetas.

Con la súper hipócrita narco presirvienta de la república a la cabeza.

Todas mis columnas en: https://altoparlante.com.mx/altoparlante/.

Leave a reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *