Ley Silla en Sinaloa, una promesa a los trabajadores que se cumple a medias
La medida aplica en el estado para aproximadamente 600 mil trabajadores afiliados al IMSS y unas 43 mil empresas registradas.
Mario Núñez
A dos semanas de la entrada en vigor de la llamada Ley Silla, que obliga a los empleadores a garantizar sillas con respaldo a su personal, trabajadores en Sinaloa reportan una aplicación parcial de la norma, mientras que empresarios advierten que este tipo de regulaciones podría afectar la formalidad y la productividad a largo plazo.
La reforma al Artículo 132 de la Ley Federal del Trabajo busca mejorar las condiciones laborales para quienes desempeñan jornadas extensas de pie, como ocurre en los sectores comercio, servicios y similares.
La medida aplica en el estado para aproximadamente 600 mil trabajadores afiliados al IMSS y unas 43 mil empresas registradas, aunque el universo económico de Sinaloa es de más de 110 mil unidades económicas.
Aplicación desigual

Durante un recorrido realizado por periódico El Sol de Sinaloa, se observó que en algunas gasolineras y supermercados ya hay sillas disponibles para los trabajadores.
Sin embargo, en sectores como el industrial, hotelero, restaurantero, tiendas departamentales y seguridad privada, empleados afirmaron que el cumplimiento es limitado o inexistente.
Teresa, cajera en Walmart desde hace tres años, aseguró que la diferencia ya se nota, pues en su espacio de trabajo ya se aplica la ley silla.
“Sí, muy bien. Ya descansamos un momento. Cuando no hay clientes, pues nos podemos sentar. Antes sí estaba más pesado”, expresó.
En una gasolinera de Culiacán, Isaí Galaviz, con apenas seis meses en el puesto, comentó que la silla ha sido una mejora, pero insuficiente durante las horas pico, porque no se dan abasto con los clientes que llegan, sobre todo en horarios pico, ya que se encuentran a un costado de una vialidad importante de la ciudad y varias instituciones educativas.
“Nos turnamos. Tenemos media hora para comer. Pero ahora, con la silla, ya nos podemos sentar un rato entre cliente y cliente”, compartió.
También agregó, que esta oportunidad le permite que su trabajo sea más pasajero, ya que además vive con una situación de salud que no le permite estar mucho tiempo de pie o incluso hacer trabajos pesados, por eso cambió el trabajo de obras a despachador en una gasolinera.
Empresariado cuestiona regulación

La presidenta de la Confederación Patronal de la República Mexicana (COPARMEX) en Sinaloa, Martha Reyes Zazueta, criticó que los legisladores prioricen este tipo de leyes mientras la violencia sigue siendo el principal problema en el estado.
Por su parte, Julio Silvas Inzunza, dirigente empresarial, advirtió que la Ley Silla puede prestarse a sanciones discrecionales por parte de inspectores laborales:
“Todo queda a discreción de un inspector, y discreción muchas veces es sinónimo de corrupción”, afirmó.
Aunque aceptó que en ciertos sectores el descanso debe estar garantizado, cuestionó la generalización de la norma:
“En los restaurantes, por ejemplo, las colaboradoras prefieren trabajar activamente porque ganan más propinas. Si están sin hacer nada, claro que se sientan”, dijo.
Silvas Inzunza, subrayó que estas reformas afectan especialmente a quienes ya operan en la formalidad:
“La ley parece hecha para poner trabas a quienes ya cumplen. Así no se estimula la formalidad, se castiga”, dijo.
¿Y la productividad?

El empresario también se refirió a la propuesta federal de reducir la jornada laboral a 40 horas, advirtiendo que México sufre más por baja productividad que por exceso de horas trabajadas.
Julio Silvas, relató el caso de una empresa local que probó el esquema de cinco días laborales y terminó afectada:
“El viernes se convirtió en un sábado chiquito. No cumplimos con la producción y eso nos pegó en la operación”, explicó.
Flexibilizar la formalidad

Como alternativa, sugirió que el IMSS permita esquemas más flexibles, como asegurar trabajadores por horas o media jornada:
“Hoy eso es imposible porque pagas doble seguro. Eso sí daría opciones reales a las empresas”, propuso.
Finalmente, calificó las reformas laborales como “populistas y electorales”, más enfocadas en votos que en verdaderas soluciones estructurales:
“Legislan pensando en las elecciones, no en cómo mejorar las condiciones de vida”, concluyó.
La presidenta de Coparmex en Sinaloa, Martha Reyes Zazueta, puntualizó que las reformas laborales son una simulación que no abona a mejorar la calidad de vida de los trabajadores, pues el verdadero problema dijo es que no hay condiciones económicas para otorgar mejores sueldos en un entorno de creciente violencia y baja productividad.
“No son las 40 horas, ellos quieren ganar dinero que les alcance para llevar a sus familias. El gobierno dice ‘te estamos ayudando, pueblo’, pero lo está perjudicando porque muchos empleadores se preguntan cómo van a subir los sueldos si al mismo tiempo se les reduce el tiempo de trabajo”, sostuvo.
La líder empresarial insistió en que no se oponen de fondo a estas leyes, pero cuestionó el momento y la forma en que se están impulsando, al considerar que desvían la atención de los temas que, a su juicio, verdaderamente amenazan la vida y estabilidad de la sociedad sinaloense.
Riesgos y sanciones

De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en México se trabajan en promedio 43.7 horas a la semana, muchas de ellas de pie, lo cual eleva el riesgo de fatiga, várices, dolores crónicos y trastornos circulatorios.
La Ley Silla contempla sanciones de entre 250 y 2 mil 500 UMAS, equivalentes a hasta 270 mil pesos, por incumplimiento. En casos graves o reincidentes, incluso puede ordenarse la suspensión de operaciones del centro de trabajo.
Con información de El Sol de Sinaloa