Francisco Garfias

Dice la presidenta Claudia Sheinbaum que el incremento a 50% en los aranceles a las exportaciones de países con los que México no tiene tratado de libre comercio no está pensado en función de las negociaciones con Estados Unidos, sino en un proyecto nacional. Sobre el tema, el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, coincidió, en entrevista, que esta alza de tarifas no tiene una lógica geopolítica, sino de protección de nuestra industria. No es lo que creen los chinos, que son los más afectados por la medida. Es el mayor exportador de productos a México de todos los países con los que no hay acuerdo comercial. En el sector automotriz, por ejemplo, sus ventas crecieron 10% el año pasado.

En China están convencidos de que el gobierno de México sube los aranceles a sus exportaciones —de 30% a 50%— en respuesta a la “coerción” de Washington.

Lin Jian, portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores del gobierno de Pekín, precisó que su país “se opone firmemente a cualquier coerción de terceros para imponer restricciones a sus exportaciones bajo distintos pretextos”.

También para nosotros es difícil de creer que el alza de tarifas es para proteger a la industria nacional y el empleo. Hay dos razones poderosas para dudarlo. Una: desde que inició su segundo mandato, el presidente Trump ha acusado a México de ser la puerta trasera por la que se cuelan los productos chinos a Estados Unidos. Estamos bajo tremenda presión de los gringos y no hay para dónde hacerse. Dos: al gobierno de Sheinbaum le urge aumentar la recaudación.

* Me parece inaudito que, por motivos partidistas, senadores sinaloenses de Morena no se hayan aparecido el miércoles en la rueda de prensa ofrecida en la Cámara alta por representantes de una decena de organizaciones que convocaron el domingo pasado a la Marcha por la Paz en Culiacán.

Los llevó Lilly Téllez. Su actitud refleja que siguen anteponiendo el color guinda a los intereses de los ciudadanos que les dieron el escaño con sus votos. El senador Enrique Inzunza pasaba por allí a la hora de la conferencia. Ni los saludó.

Mucho menos entiendo que la presidenta Sheinbaum no quiera recibirlos en Palacio Nacional. Desde la semana pasada habían solicitado la cita con ella, pero no tuvieron respuesta.

Llegaron la mañana de ayer a Palacio Nacional sin cita y se regresaron frustrados a su tierra: no la pudieron ver.

Parece que los 1,827 muertos reportados hasta agosto pasado y los alrededor de 2,000 desaparecidos no son razón suficiente para escucharlos.

Le pedimos una opinión a la senadora Téllez, de Sonora, quien públicamente había solicitado que los recibiera. Nos dijo:

“Es una grosería de la Presidente haber dejado en la calle a los sinaloenses que organizaron la marcha por la paz. No sólo teme a los cárteles. También les teme a los ciudadanos. Seguiré apoyando a Sinaloa”.

Regreso a la rueda de prensa del miércoles. Nos extrañó también la ausencia de la senadora sinaloense del PRI, Paloma Sánchez, quien no es adversaria de Téllez.

—¿No la invitaron? —pregunté.

Martha Reyes, representante de la Coparmex en ese estado, respondió: “No le dijimos (a Paloma) por respeto a la senadora Lilly Téllez”.

Sobre la ausencia de los senadores guindas Enrique Inzunza e Imelda Castro, el empresario y chef Manuel Taniyama, conocido por su activismo en Culiacán, tuvo expresiones durísimas: “De los senadores de Morena no sabemos nada los sinaloenses. Es lo vergonzoso de esto. Están peleando la sucesión por el poder en Sinaloa, cuando nosotros estamos peleando por sobrevivir. Es la desvergüenza los políticos de Morena. Así mismo es. Que quede claro en el Senado de la República lo que opinamos de ellos”, puntualizó.

Los ciudadanos sinaloenses se entrevistaron después, a puerta cerrada, con la senadora del PRI Paloma Sánchez. Vía WhatsApp explicó su ausencia en la conferencia:

“Me dijeron que no querían políticos en la rueda de prensa; que mi reunión con ellos era privada”, respondió.

Y sí se reunió con ellos a puerta cerrada.

* Mucho se ha hablado de una posible candidatura presidencial del empresario Ricardo Salinas Pliego en 2030. Ayer asistí a un foro en él que fue el principal orador. Salí con la idea de que fui testigo de la gestación de un nuevo movimiento antioficialista. Cuando le preguntaron al empresario sobre la posibilidad de ser candidato en 2030, respondió: “Eso no es lo importante, sino el que propone unas ideas distintas y una forma de ser distinta para que todos podamos llegar a buen final. Y para eso se requiere mucho más que un presidente”.

Ante la insistencia, repuso: “Ya veremos…”.

Lo que sí dejo claro es que está puesto para aliarse con un partido político que enfrente electoralmente al oficialismo.

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