DOMINGRILLA

El encierro de Rocha Moya; no se acabó la corrupción; movilización en la UAS

 

FRANCISCO CHIQUETE

Con la reestructuración de una parte de su gabinete, el gobernador Rubén Rocha Moya repitió el propósito exhibido en la sacudida anterior: encerrarse en su círculo más cercano, olvidándose no sólo de las diversas fuerzas políticas del estado, sino de las que operan dentro de su propio partido.

Algunos consideran que se trata de cerrar el paso a quienes fuera del rochismo, pretenden participar de la sucesión en le gobierno de Sinaloa, pero eso sólo puede ser una parte. Parece más bien una medida casi desesperada para sobrevivir con las tácticas que ahora consideran correctas.

Es obvio que el gobernador atendió a la presión que ejercen sus cercanos más cercanos, que son, sin duda sus hijos. El cambio en la jefatura de oficina del propio gobernador, sólo pudieron conseguirlo ellos. Las inconformidades de viejos amigos rochistas con el trato recibido de Cinthya Gabriela Gutiérrez López, nunca fueron suficientes para sacudir la confianza que el mandatario tenía en ella. Se necesitaba mucha cercanía para hacerlo cambiar de opinión.

El otro movimiento fuerte, el de comunicación social es más explicable: la imagen pública del gobernador es lamentable. Está tan desgastado, que cualquier acusación, por peregrina que resulte. Es aceptada por la opinión pública. No es culpa de la anterior jefa de esa área, por supuesto. Adriana Ochoa del Toro hizo todo lo que estuvo a su alcance e intentó todos los resortes posibles, pero la guerra interna del Cartel de Sinaloa, los señalamientos públicos contra el gobernador -incluso sin comprobación- han sido devastadores, como lo ha sido también la propensión de él mismo para soltar de su ronco pecho cosas que dice sin filtro cuando menos oportuno resulta.

Las consecuencias de ese encierro empiezan a notarse, aunque no nacieron con estos cambios, sólo se reafirmaron: los grupos de Morena ya entendieron que no deben esperar nada que les venga del tercer piso. Al menos nada que impulse sus aspiraciones para obtener alguna de las candidaturas que se dirimirán a fines del año próximo.

De entrada, ya no son muchos los que quieren jugársela bajo la etiqueta del gobernador porque saben que el desgaste ha sido terrible, y no sólo para Rocha.

Aunque la presidenta Claudia Sheinbaum se mantiene como el personaje político mejor calificado en nuestro estado, las encuestas apenas le dan un 51 por ciento de las opiniones favorables, mientras que hay entidades en las que araña incluso veinte puntos por encima.

Un asunto llamativo es que en la misma fecha de calificación, Rocha Moya estaba por debajo de la presidenta, pero apenas con dos y medio o tres puntos menos, lo que parecería extraordinario, si vemos lo que la gente dice del gobernador en la calle, en las redes sociales y en los corrillos políticos.

Aunque Rocha dejó abierta la posibilidad de hacer nuevos cambios en su equipo de trabajo, no se ve fácil que ocurra. A estas alturas es mucho el desgano en las filas de la burocracia, hay notoria falta de liderazgo de los secretarios, y llamar a nuevos participantes generaría relajamientos aún mayores en la disciplina y la autoridad.

Por cierto a Rocha también le han quedado mal las autoridades federales, que anuncian una y otra vez nuevas medidas, acciones más contundentes y mejores resultados en el combate a la inseguridad. El agravante es que a él tampoco lo pueden convencer de que vamos mejorando,

Dos ejemplos: cuando vino Lord Laméculos a decir que Sinaloa es una fiesta, mataron a una maestra en fuego cruzado. El lambiscón no vio nada de lo que padece el Sinaloense; por esos días, los delincuentes despojaron de una camioneta a tres personas que viajaban por la autopista Mazatlán-Culiacán, lo que no resulta novedad, excepto que la camioneta había sido prestada a tres elementos de la Guardia Nacional que andaban en su día libre. Y por si fuera poco, el hecho ocurrió exactamente en el sitio en que ha habido más asaltos violentos contra automovilistas y por ende, más despojos de vehículos. Y si diez mil soldados no son capaces de vigilar los lugares en que recurrentemente corren esos acontecimientos, no podemos mantener esperanzas razonables de que solucionarán definitivamente nuestro angustioso problema.

EL MEREQUETENGUE

DEL HUACHICOL FISCAL

Por supuesto, no fueron un vicealmirante y un contraalmirante los que se ocuparon exitosamente de estafar al país introduciendo de contrabando millones de litros de diesel. Fue todo un sistema de operación en que están implicados funcionarios de diversos niveles y de muchas dependencias.

Fueron operaciones que no pudieron hacerse en las sombras, sino a la sombra de autoridades superiores que, como el expresidente Andrés Manuel López Obrador, prefirieron callar creyendo que así salvaban del descrédito a su famosa Cuarta Transformación.

A estas alturas, incluso los más tercos defensores de Morena pasan aceite a lo hora de abordar el tema, y de defender la inocencia de su gurú y sobre todo la de los hijos del gurú.

La presidenta Sheinbaum está comprometida a llegar hasta donde tope, garantizando que no habrá impunidad. Pero sus compromisos con el pasado reciente la obligan a emprender defensas que no tienen futuro, como se vio en las mañaneras de la semana recién fenecida.

El gobierno de Sheinbaum y el país en su conjunto, se verían muy beneficiados con una investigación que efectivamente llegue hasta el fondo de los hechos. Lo que más ha dañado a la nación ha sido la impunidad, que viene desde las épocas del PRIAN, de los neoliberales o como quieran llamar a los que desfilaron por el poder, impunidad que ha seguido campeando en estos tiempos gobernados por quienes dijeron que iban a ser diferentes.

Tendría que ser un esfuerzo extraordinario, porque no se trata sólo de dos malos elementos en la Secretaría de Marina, sino de muchos funcionarios que incumplieron sus deberes, y también de muchos empresarios que se vieron envueltos en la comercialización de un producto que estaba ahí, a la mano, y que era ofrecido por quienes tenían toda la autoridad para operar.

LA REINGENIERÍA

ECONÓMICA DE LA UAS

Desde hace muchos años el gobierno federal, de la época neoliberal, personaba a la UAS para que cambiase su estructura financiera, sobre todo en dos ramas: una parte de la nómina activa, porque no le reconocían los contratos de muchos maestros; y la jubilación dinámica, que camina para convertirse en relativamente poco tiempo, en el principal compromiso de la institución.

Todas las administraciones universitarias torearon las presiones, y aunque hubo algunas que aceptaron, promovieron y obtuvieron modificaciones al contrato colectivo de trabajo, siguieron con las mismas prácticas.

Los que se plano se desmandaron fueron los rectores de la época cuenista. La Universidad se echó a cuestas el costo de un partido político no sólo con subvenciones como lo hicieron las izquierdas históricas, sino con la contratación de decenas de maestros y trabajadores que en realidad eran activistas del PAS.

Hoy les advirtieron que no va más. Que se debe acabar con todo eso, y el rector Jesús Madueña Molina, tan necesitado del apoyo oficial después de la amenaza de cárcel, está dispuesto a sacudir las estructuras económicas y laborales.

Lo que les piden es mucho. Los gobiernos capitalistas aceptaban el borrón y cuenta nueva, permitiendo que los jubilados anteriores mantuviesen sus privilegios. Ocurrió con el SUTERM en la CFE, con el SME en la Compañía de luz y Fuerza del Centro, y en varios gobiernos estatales. La izquierda que gobierna hoy, ordena que agarren parejo.

Seguramente lo van a lograr, porque la defensa de derechos que han emprendido los jubilados no es una causa popular, que respalde la sociedad en las calles. Los veremos movilizarse y sacudir el ámbito político, seguramente.

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