En la raya.
* ¿ganar o perder?
* por: Jose Luis Lopez Duarte
Hoy, a media mañana, se llevará a cabo una discusión crucial en el consejo universitario de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS). La máxima autoridad de esta institución evaluará la propuesta de reingeniería integral financiera, administrativa, laboral y académica presentada por el rector Jesús Madueña. Esta iniciativa no solo representa un cambio estructural profundo, sino que también busca responder a las inquietudes de miles de universitarios que durante cinco meses han expuesto sus observaciones sobre la situación actual de la UAS.
La creación de un fideicomiso financiero destinado a financiar la jubilación dinámica es uno de los puntos más debatidos. Desde su creación en 1979, este mecanismo ha sido ignorado y mal administrado, llegando a un punto crítico en 2015 cuando se demolió el fideicomiso creado en 2007. En este contexto, es esencial señalar la inequidad que ha caracterizado a la jubilación de los trabajadores de la UAS, quienes de manera lamentable reciben pensiones sin haber contribuido adecuadamente. De hecho, los jubilados disfrutan de una doble pensión que proviene del IMSS y de la UAS, sin haber aportado un solo peso en 46 años para la jubilación dinámica aprobada en 1979.
La estructura actual debe cambiar. La propuesta de reingeniería integral no solo busca sanar las finanzas de la universidad, sino también crear un sistema que sea justo y sostenible. La injusticia de permitir que los trabajadores se beneficien de un sistema de jubilación sin aportes es insostenible y, en última instancia, perjudica a la propia institución. En el ámbito global, todos los sistemas de jubilación requieren la contribución activa de empleados, empleadores y gobiernos. Entonces, ¿por qué la UAS debería ser una excepción?
Es hora de cuestionar el modelo actual. Los detractores temen que la creación del nuevo fideicomiso implique la reducción de sus jubilaciones, pero se hace evidente que si no se toma acción, el riesgo no es solo la disminución de sus ingresos, sino la posible eliminación total de los fondos destinados a su jubilación. En un contexto donde la deuda pública nacional ha aumentado drásticamente bajo la administración actual, las soluciones financieras deben considerarse con seriedad.
Es imperativo que el consejo universitario no solo apruebe la propuesta de reingeniería, sino que también convoque a una consulta amplia de la comunidad universitaria para discutirla. Más de 3,000 voces han sido recopiladas y es hora de que todas sean escuchadas. La creación de un nuevo fideicomiso debe reflejar una participación equitativa, donde todos, desde los trabajadores hasta la administración, asuman su responsabilidad.
La realidad es clara: si el fideicomiso se hubiera mantenido en pie desde su creación inicial, hoy contaríamos con un fondo significativo de 20,000 millones de pesos, alrededor de 1,000 millones de dólares. Este capital podría haber generado rendimientos que ayudarían a financiar la jubilación dinámica, que actualmente cuesta cerca de 2,400 millones de pesos anuales a la UAS. Por lo tanto, la decisión de reconstruir el fideicomiso debe basarse no solo en el bienestar inmediato de los jubilados, sino en la protección futura de la universidad como un todo.
En conclusión, la reingeniería integral de la UAS no es solo una propuesta administrativa; es una oportunidad de reivindicación y justicia laboral. La falta de acción ante estos problemas solo perpetuará la crisis financiera a la que la universidad se enfrenta. Es fundamental que la comunidad universitaria comprenda que la creación de un fideicomiso no es solo un costo, sino una inversión en el futuro de la educación superior en Sinaloa y en el bienestar de sus trabajadores. Ahora más que nunca, la UAS necesita un compromiso colectivo hacia prácticas más justas y sostenibles. La historia no espera y el momento de actuar es ahora.

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