La activista feminista Heydi Mares ha acuñado el término “narcofeminicidios” para referirse a la violencia del narco que se ha estado ensañando con las mujeres en Sinaloa, que pasa por una de sus peores crisis de seguridad, por lo que debería someterse a análisis este término, ya que durante septiembre, un total de 16 mujeres fueron víctimas de asesinato.

Y es que la guerra ha arrastrado a miles de familias al estado de indefensión, los términos actuales son insuficientes para nombrar la magnitud de la tragedia, sobre todo cuando la justicia es lenta y los perpetradores continúan ensañándose con la población.

En esta guerra no solamente personas que están involucradas son asesinadas o desaparecidas, también hay muchas personas inocentes, niños, mujeres, de todas las edades, a estas alturas es muy difícil no haber sido víctima directa o conocer a personas que han sido víctimas, la violencia se ha dado en todos los niveles.

Por eso, ante esta barbarie incontrolable, el Estado mexicano ha sido ineficaz, ni se diga ya en garantizar la seguridad, el sistema está diseñado para aplastar a la ciudadanía ante los embates del crimen, los políticos -de todos los colores- parecen más interesados en la siguiente elección de 2027 que en resolver lo más urgente hoy.

Es cierto que hay esfuerzos para paliar las adversidades, pero es insuficiente, porque también sabemos que no todo con presupuesto se soluciona. Y hablando de presupuesto, menos si cuando en las instituciones se encuentran personas que más que empatía, irradian una obsesión por el poder.

Hay que ver a la secretaria de las Mujeres más interesada el lucir bien, más interesada en que Sinaloa salga de la alerta de género, que en plantear políticas públicas con las cuales, de manera natural, por baja incidencia, deje de estar encendida esa alerta.

Con información de El Sol de Mazatlán

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