Arranca diálogo gobierno-PAN con viento en contra

Al frente de la organización del diálogo de su partido con la Secretaría de Gobernación, el presidente de la Comisión Política del PAN, Santiago Creel Miranda, reconoce que incluso al interior de su partido hay apuestas de que este intento fracasará.

En la víspera del nuevo encuentro que diversos liderazgos panistas sostendrán con Adán Augusto López Hernández, titular de la Segob, el impulsor de esta iniciativa admite que hay un clima de incredulidad a su alrededor.

“Estoy con entusiasmo, sí. Pero sé que los momios están en mi contra. No soy ingenuo. Sí, traigo los momios en contra, inclusive en mi propio partido. Estoy corriendo en una pista, donde las apuestas están al caballo que se va a descarrilar, con la idea de que esto no va a funcionar”, asume.

“Ya he visto bastantes artículos de que me paso de ingenuo, que me paso de buena gente, que esto es débil o que vamos a claudicar. Y no, diálogo no significa claudicar. Diálogo significa que, a pesar de nuestras enormes diferencias, podemos a veces coincidir. Porque si hay la claudicación, entonces no hay diálogo, sino que hay sumisión, es servilismo. Y eso es traición, deslealtad. Y no, eso no es lo que estoy proponiendo”, aclara.

En entrevista con Excélsior considera, sin embargo, que la discreción sobre los posibles avances de un acuerdo resulta indispensable para su eventual éxito.

“Hay que buscar el justo medio”, sostiene al ser cuestionado sobre los alcances de la transparencia, mientras se construye una negociación política entre la oposición y el gobierno.

Advierte que, si un diálogo va en serio, “hay cosas que no se deben de decir, porque arruinan las negociaciones”.

El exsenador sostiene que “una negociación en la opinión pública es una negociación perdida totalmente. Y no hay manera de sacarla adelante, negociando a través de los medios de comunicación o para la opinión pública, porque eso es hacer política para competir con el otro, más que para coincidir”.

Con la experiencia de haber sido secretario de Gobernación y partícipe de diversos procesos en los que gobierno y partidos construyeron consensos, el también vicepresidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados alerta que “una condición definitoria y necesaria en un diálogo es el valor de la palabra, sin ésta, todo lo demás se quiebra”.

Explica que la palabra tiene un valor supremo en un doble sentido: hay que cuidar lo que se pronuncia y hay que honrarlo.

“Hay gente que no honra la palabra. Hay políticos que constantemente prometen algo en la mesa, se levantan y hacen exactamente lo contrario”, describe.

“Y hay que saber qué decir. Porque las palabras que se utilizan en la negociación son importantes, fundamentales. Un discurso de verborrea política no sirve de nada. Hay que darle valor a lo que se dice y honrar la palabra dada”, insiste.

¿Eso qué significa?, se le pregunta.

“Cumplirla, cumplir la palabra”, precisa.

Y comparte el ejemplo de la reforma electoral de 1996, que derivó en la ciudadanización y autonomía del entonces IFE: en el seminario del Castillo de Chapultepec, remarca, “nunca firmamos absolutamente nada, nada, fue a palabra dada, y a mano dada, y se cumplió”.

Aunque aclara que no hay una regla que aplique a todas las circunstancias, sostiene que para que un diálogo se convierta en acuerdo, y éste en una buena institución o en un resultado trascendente, debe entenderse que dialogar no quiere decir platicar.

“De lo que se trata, cuando se dialoga políticamente, es de que exista una conciencia que se quiere un diálogo y éste tiene una finalidad establecida y que se quiere llegar a una eventual negociación y finalmente a un objetivo: resolver un problema, construir una política pública, una reforma o una nueva legislación…”, enumera.

También hay que saber escuchar, señala Creel Miranda, ponerse en los zapatos del otro, sentarse un rato en la silla de otro y generar un sentido de empatía. Saber escuchar, además, es estar informado.

De lo contrario, alerta, no se entiende la trascendencia o los efectos de un tema o propuesta.

Saber escuchar también es “separar lo que no es posible convenir, de lo que sí es posible convenir”.

Como los puntos difíciles son los que rompen las negociaciones, considera relevante hacer aproximaciones de lo más fácil a lo más difícil.

Un diálogo no puede avanzar sin ceder o conceder. Pero hay límites y márgenes, “porque uno nunca se manda solo en política, por más poder que se tengas. Uno es representante de muchas otras voces: pueden ser cientos de miles o millones, o las voces del partido. Y cuando uno está en una mesa dialogando y avanzando, es porque de tiene esa representación”.

De lo contrario, prevé el legislador, si por quedar bien en una mesa, se avanza sin contar con el respaldo de su partido o grupo parlamentario, al final los negociadores “salen como tapones de sidra”.

Al recordar que en la reforma del 96 todos honraron la palabra empeñada, cuenta que una vez que los partidos se sumaron al compromiso, entonces sus dirigentes suscribieron los documentos: Santiago Oñate (PRI), Carlos Castillo Peraza (PAN), Porfirio Muñoz Ledo (PRD).

Comenta que igualmente hubo firma de pronunciamientos en el caso de Veinte Compromisos por la Democracia, en 1994.

Diálogo y acuerdos han sido, señala el político, la constante en la construcción de las instituciones importantes del México moderno: INE, IFAI, Comisión Nacional de los Derechos Humanos, INEGI, Coneval, la Comisión Federal de Competencia Económica, el Instituto Federal de Telecomunicaciones. Y todas las grandes reformas en materia de derechos humanos, al Poder Judicial, para la oralidad en los juicios penales.

Se le pregunta si, además de la Guardia Nacional construida en este sexenio, se necesitan nuevos acuerdos para afrontar la crisis de seguridad que el país padece.

“Necesitamos una policía especializada para enfrentar al crimen organizado, que no tenemos. Eso es un absurdo. Es como si frente a la pandemia, no contáramos con institutos de virología. Hoy en México el principal problema de la violencia es el crimen organizado y no contamos con un instituto especial o para enfrentarlo. ¿Acaso no valdría la pena sentarnos a dialogar de lo que debemos hacer al respecto?”, responde.

“Si queremos arreglar el problema de seguridad, lo primero que tenemos que hacer es sentarnos a aclarar quién es responsable de qué; ponernos de acuerdo en las competencias de los municipios, de los estados, de la federación. Porque ahora hay un desorden”.

“Este país necesita dialogar mucho. Necesitamos dialogar de todo y sin anatemas, que no haya temas censurados”, enfatiza.

Y aun cuando las apuestas son mayoritariamente pesimistas, Creel Miranda, se describe contento porque el presidente López Obrador instruyó que se abriera el diálogo y se hiciera con todos. “Pero para mí lo más importante fue que dijo que se diera sin cerrazón y, ojo, esa declaración presidencial no es menor”.

Para el legislador, que fue constituyente de la Ciudad de México, esa instrucción del Ejecutivo federal resulta fundamental porque significa que no hay ninguna condicional para un diálogo que puede darse justamente sin cerrazón.

“Por eso estoy optimista, con un optimismo fundado en eso. ¿Hasta dónde podemos llegar? No lo sé. Pero qué bueno que ya se abrió el diálogo. Le va a hacer muy bien al país. Espero que la polarización pueda bajar. Y que baje también el nivel de insultos. Y el nivel del diálogo suba con ideas, con razones y con argumentos, así sean los argumentos filosos, de debate fuerte. Mejor. Pero estar dialogando”, confía el legislador.

Buscamos corregir el rumbo, dice Cortés

Los principales liderazgos del PAN acuden este lunes al diálogo con el Secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, para lograr acuerdos que inciden en la mejora de las políticas públicas, pero de ninguna manera el panismo será complaciente ni renunciará a su crítica como el principal partido de oposición, aseguró su dirigente nacional, Marko Cortés.

“Acción Nacional va al encuentro con el gobierno federal para exponer todo lo que consideramos necesario para corregir el rumbo de México, para la necesaria generación de empleos, para combatir la creciente pobreza, para el fortalecimiento del sistema de salud, para hablar sobre la inseguridad.

“Sobre la necesidad de impulsar las energías limpias, para que se respete y fortalezca la soberanía estatal y la autonomía municipal, para que se haga valer el estado de Derecho, para dejar nuestra firme exigencia de que pare el uso faccioso y doloso de las fiscalías, que por razones políticas persiguen opositores, para reclamar el respeto a la autonomía de las instituciones y de los procesos democráticos”, dijo Marko Cortés.

Aclaró que “sin complacencia alguna, sin claudicar a nuestra visión y como la primera fuerza política de oposición del país, vamos a un diálogo respetuoso, franco y claro, para escuchar y ser escuchados. Un diálogo con apertura y de cara a la nación, que busca el entendimiento y los acuerdos, porque México nos necesita a todos para poder salir adelante. Los mexicanos exigen resultados y con la participación de todos los sectores de la sociedad los podemos lograr”.

Destacó que “el diálogo no cambiará nuestra firme posición como oposición, porque en México las cosas van de mal en peor, en Acción Nacional seguiremos con pasión y firmeza señalando todo aquello que es incorrecto.

“En cualquier país que se dice democrático, el gobierno debe dialogar y escuchar las propuestas de la oposición, sin que eso signifique claudicar a nuestra visión como la segunda fuerza política del país, nosotros tenemos propuestas concretas para mejorar la economía, la protección del medio ambiente, la seguridad y la salud de las familias mexicanas”, dijo.

Al encuentro de hoy lunes en la Secretaría de Gobernación, que será el primero en tres años del gobierno actual, acudirán Marko Cortés, dirigente nacional; Cecilia Patrón Laviada, secretaria general del partido; Julen Rementería, coordinador de los senadores; Jorge Romero Herrera, coordinador de los diputados federales, así como representantes de alcaldes y gobernadores.

Con información de Excelsior