Brian Jeffrey Raymond, el depredador sexual de la CIA (Agencia Central de Inteligencia, por sus siglas en inglés) que violó a al menos 24 mujeres mientras cumplía con misiones secretas al rededor del mundo, incluyendo algunas en México, recibirá sentencia por cargos de abuso sexual este lunes.

El principio del fin de Raymond se remontan una tarde del 31 de mayo en la calle Taine de la colonia Polanco, en pleno corazón de uno de los barrios de mayor plusvalía de la Ciudad de México.

Ese día fue domingo. De acuerdo con el parte policiaco eran las 18:05 horas cuando elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) que patrullaban la zona recibieron un extraño reporte por radio. Una llamada al 911 reportaba que una mujer, identificada como Mónica “N” pedía ayuda a gritos desnuda desde un balcón.

El reporte de la policía capitalina coincide con documentos de la Corte Sur de California obtenidos por MILENIO donde el fiscal Robert Brewer Jr. relata:

“El 31 de mayo de 2020, la policía de la Ciudad de México acudió al apartamento del acusado en respuesta a los informes de una mujer desnuda e histérica que gritaba desesperadamente pidiendo ayuda desde el balcón del acusado. En ese momento, el acusado trabajaba para una agencia del gobierno de los Estados Unidos (la CIA, revelaría después el FBI) en la Embajada de los Estados Unidos en México y vivía en su residencia alquilada por la embajada desde agosto de 2018”.

Al llegar los policías, la mujer denunció que se encontraba en compañía de Brian Jeffrey Raymond, de 46 años, quien presuntamente la había agredido sexualmente. No obstante, cuando los policías capitalinos se disponían a detener a Raymond y ponerlo a disposición del Ministerio Público, el agente de la CIA apostado en México mostró a los agentes un documento expedido por la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), el cual lo acreditaba como Primer Secretario de la Embajada Norteamericana y lo dotaba de inmunidad diplomática.

En ese momento, llegó hasta la escena del crimen para obtener la liberación del espía, según testimonios de policías capitalinos obtenidos por MILENIO, un hombre que se identificó como James Landis dijo ser Jefe de Seguridad Regional de la Embajada de Estados Unidos y de quien se sabe es veterano en la materia y cuenta con experiencia en operaciones de seguridad en Irak.

En el intento de rescatar al agente de la CIA, que fue sorprendido in situ por la policía capitalina tras agredir a una mujer en su departamento, simultáneamente, otro hombre que se identificó como Ricardo Lohora, Jefe de la Oficina de Seguridad de la Embajada estadunidense, habría llamado a la Secretaría de Seguridad Ciudadana para exigir que se liberara a Raymond, de acuerdo con los testimonios recogidos.

Después del incidente, el FBI entró en una rigurosa investigación y presentó en octubre una denuncia penal y una declaración jurada de apoyo contra el agente de la CIA en el Tribunal de Distrito para Columbia, acusándolo en ese momento de un sólo cargo de violación donde se asegura que Raymond “a sabiendas indujo a una persona a viajar con el fin de participar en cualquier actividad sexual por la cual cualquier persona puede ser acusada de un delito penal”.

Para diciembre, el FBI presentó una denuncia penal adicional contra Raymond, acusándolo de más delitos relacionados de violación y abuso sexual. En una declaración jurada de respaldo, la agente especial Erin Sheridan que investigó al agente de la CIA detalla evidencia, incluidas fotografías y videos, de que Raymond tenía un historial de años de drogar a mujeres y abusar sexualmente de ellas mientras estaban inconscientes.

“Raymond trabajó anteriormente durante muchos años en la Agencia Central de Inteligencia (CIA) (…) Viajó mucho por trabajo y ocio, y vivió en numerosos países, incluidos México y Perú. Vivía en la Ciudad de México y trabajaba en la Embajada de Estados Unidos desde agosto de 2018 hasta mayo de 2020″, explicó el FBI en una ficha pública lanzada en octubre de 2021 por su Oficina de Campo en Washington.

También reveló que el agente de la CIA habla español, además de chino mandarín y que como parte de sus asignaciones, ha trabajado o visitado más de 60 países diferentes en prácticamente todas las regiones del mundo.

Durante el tiempo que estuvo asignado en México, basado en la evidencia recolectada, se sabe que atacó a por lo menos nueve de sus víctimas, incluida Mónica “N” la mujer que detonó que se conociera la verdadera naturaleza de Raymond y que Washington apuntara la mira del FBI en su contra.

De acuerdo con su abogado, John Kirby, el agente de la CIA pasó más de 10 pruebas de polígrafo en toda su carrera al servicio de la inteligencia estadunidense, incluso, uno donde se le preguntó por las acusaciones de abuso sexual en su contra.

“A intervalos regulares a lo largo de su mandato en el servicio público, así como poco después del inicio de la investigación actual, el Sr. Raymond se sometió a pruebas de polígrafo. Hasta donde se sabe, ha pasado cada una de las más de 10 pruebas de este tipo, incluida la más reciente, que abordó las acusaciones en su contra”, mencionó el abogado en una moción para que enfrentara el proceso en libertad condicional que le fue denegada por la Corte ante el riesgo de huida y el peligro que representa para las mujeres.

Del caso de Mónica “N”, Raymond admitió haber tenido relaciones sexuales con ella, pero la mujer informó que no recordaba nada de lo acontecido al interior del departamento, al que llegaron tras encontrarse en un centro comercial cercano, después de consumir bebidas y alimentos, específicamente vino y algunos bocadillos, proporcionados por el agente de la CIA al que conoció en Tinder.

“Dijo que no recordaba ningún contacto físico con el acusado o pedir ayuda a gritos en el balcón. De hecho, AV-1 (nombre clave dado a la mujer en la investigación del FBI) informó que no tenía conocimiento de ningún contacto sexual con el acusado hasta que fue examinada por médicos mexicanos, que le informaron que tenía lesiones compatibles con penetración vaginal y anal”, se lee en la acusación en contra de Raymond de la que MILENIO guarda una copia.

Dos semanas después del incidente, pruebas forenses demostraron que la mujer tenía lesiones en las partes íntimas, moretones en diferentes partes del cuerpo y una laceración bucal. La evidencia era clara, había sido violada.

Se sabe que la gran mayoría de la evidencia incriminatoria en su contra ha sido extraída por agentes del FBI de su cuenta de iCloud en un iPhone XR y de una laptop decomisada de su residencia en Ciudad de México. Con información revelada por el FBI, de cientos de fotografías y videos (al menos 400 según la acusación) creados entre 2006 y 2020, que mostraban al menos a 24 mujeres inconscientes y desnudas o parcialmente desnudas.

Casi todas las mujeres en las fotos y videos extraídos de los dispositivos electrónicos del trabajador de la CIA experimentaron pérdida de memoria durante el tiempo que estuvieron a su lado y no tenían conocimiento de haber sido fotografiadas ,videograbadas o tener contacto físico de carácter sexual con él.

“Las mujeres están todas inconscientes y se puede escuchar a algunas roncando. En algunos de los videos y fotografías se puede ver el pulgar de un hombre levantando los párpados de las mujeres y manteniéndolos abiertos. Los ojos de las mujeres no se mueven, y las mujeres no se inmutan, no se mueven ni responden de ninguna manera”, se lee en la acusación. Amparado en su inmunidad diplomática y con la experiencia aprendida en la CIA, Raymond logró huir de la justicia y de México, hasta que, finalmente, fue arrestado en La Mesa, California, el 9 de octubre de 2020.

​Raymond, de 45 años, se declaró culpable en julio de 2021 de dos cargos de abuso sexual, en los que las víctimas no pudieron dar su consentimiento, y un cargo más de transporte de material obsceno.

En el acuerdo de culpabilidad, el agente de la CIA admitió haber tenido relaciones sexuales con dos de las mujeres incluidas en la evidencia gráfica encontrada por el FBI, cuando ambas no podían evaluar la naturaleza de la conducta y dar su consentimiento. También admitió que a lo largo de 14 años grabó y fotografió a mujeres inconscientes que estaban desnudas o parcialmente desnudas.

MILENIO buscó un posicionamiento al respecto desde la embajada de Estados Unidos en México donde Raymond trabajó cerca de dos años, sin embargo, hasta el momento no dado una respuesta formal a la petición.

 

 

Con información de Milenio

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