No es cuestión de negocios; esto es política. A partir de ahora, las negociaciones no permitirán sobresaltos, mucho menos ánimos de ruptura. El dogmatismo se ha impuesto y ya no hay nada qué cuestionar. La miel sobre hojuelas vuelve a ser el ingrediente en la relación entre los empresarios y el gobierno de la llamada cuarta transformación. La semana pasada marcó el punto de inflexión entre los señores del capital y el poder político. El cambio de estafeta en el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) implica el principio del cambio de narrativa del sector privado frente a las políticas públicas, pero el cierre definitivo de los pleitos con el Presidente de la República tuvo lugar a través de otro suceso, inédito, que pasará a la posteridad por los mensajes que dejó.

Carlos Slim, el hombre más rico de México, el amigo de Andrés Manuel López Obrador, en un encuentro público, atípico, con Carlos Salazar, presidente saliente del CCE, dejó en claro la postura que los empresarios deben tomar a partir de ya. “El tener conflictos, yo diría a veces caprichosos o ideológicos, es una tontería”, dijo el ingeniero para después no dejar títere sin cabeza: “Confrontar por confrontar o porque el que ganó no es de nuestro agrado, es una estupidez”. En el mensaje enviado por el empresario con una fortuna estimada en 62,800 millones de dólares todas las intencionalidades caben. Para algunos empresarios fue tomado como un regaño, a raíz de los pobres resultados que se han obtenido. Para otros significa la línea que se debe seguir sí o sí. Pero también hay quienes sostienen que están frente a una negociación más entre la política y los intereses económicos, un nuevo episodio en el que la clase empresarial se vuelve a enredar con la política de siempre. Como quiera que sea, la estrategia es muy clara: la relación de la IP con Andrés Manuel López Obrador sepultará la estridencia y dará paso a una narrativa de colaboración “por el bien del país”, enalteciendo las coincidencias, “el impacto social” que debe privar en todas las decisiones y el apoyo sin rubor hacia todo lo que provenga de Palacio Nacional. Punto. Pero eso no quiere decir que estemos frente a una obediencia ciega. De ninguna manera. Sí, todo indica que hay consenso en torno de ya no buscar pleitos con el poder presidencial, pero eso no elimina por arte de magia la incertidumbre y las molestias que se mantienen hacia el gobierno, que también debe cargar con sus grados de responsabilidad en esta historia. La alineación ocurrirá, los empresarios contribuirán con la llamada cuarta transformación, pero guardarán su ideología para otros tiempos. Es política, no cuestión de negocios. A corto plazo no se registrarán encendidos discursos hacia temas espinosos como la revocación de mandato. Quizá, algunos órganos de representación pretendan ser más vocales, pero nada que rompa con la unidad empresarial.

Las diferencias, seguramente, se expresarán en voz baja, pero uno de los penosos legados que nos deja este largo episodio entre los empresarios y el poder político es que se impone el dogmatismo; el Presidente de la República manda, su palabra es ley y no hay forma de ponerla en duda. El dogma no va a cambiar, lamentablemente. ********** Francisco Cervantes, el nuevo presidente del CCE, tiene una primera encomienda: descafeinar la reforma eléctrica. Y es posible que lo consiga. Se espera que el debate sobre la materia se traslade para los próximos meses, puede ser que no haya reforma constitucional, pero de lo que nadie duda es de que la CFE se fortalezca y le arranque más utilidades a los jugadores del sector privado, sin necesidad de hacer grandes ajustes. Si así ocurriera, claramente significaría la primera victoria de Francisco Cervantes al frente del CCE. Públicamente, se destacaría el trabajo en equipo entre gobierno y empresarios. Aunque, muy probablemente, habría un sector que podría no hacer fiesta: las empresas estadounidenses vinculadas al sector eléctrico, pero eso es otra historia. Nota del editor: Jonathán Torres es socio director de BeGood, Atelier de Reputación y Storydoing; periodista de negocios, consultor de medios, exdirector editorial de Forbes Media Latam. Síguelo en LinkedIn y en Twitter como @jtorresescobedo . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

 

Con información de EXP

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