México continúa defendiendo la presencia de Cuba, Nicaragua y Venezuela en la Cumbre de las Américas, convocada por Joe Biden en Los Ángeles en menos de un mes. EE UU parece decidido a no extender las invitaciones a los tres países latinoamericanos lo que ha provocado una reacción diplomática en cadena que ha llegado hasta México. Andrés Manuel López Obrador manifestó esta semana que de ser así, él tampoco se presentará al encuentro. Este jueves, el canciller, Marcelo Ebrard, ha añadido más munición al debate al comparar al presidente mexicano con Barack Obama, que en 2015 mantuvo una histórica reunión con el entonces presidente cubano, Raúl Castro, en el marco precisamente de la Cumbre de las Américas.

“El presidente López Obrador propone retomar el camino iniciado por Obama e interrumpido desde entonces. Bloqueos y embargos sólo traen sufrimiento a los pueblos, no democracia”, ha publicado Ebrard en sus redes sociales. La reunión de Obama y Castro en Panamá fue el primer encuentro de alto nivel entre ambos países desde hacía más de medio siglo y supuso la primera participación de Cuba en la Cumbre de las Américas, desde que empezó a celebrarse en 1994. El giro aperturista de Obama, que se vio truncado durante la etapa de Donald Trump, es ahora reivindicado por el Gobierno mexicano como baza de negociación: “Leo muchas críticas a la posición del presidente López Obrador de los mismos que aplaudían la invitación a Raúl Castro en 2015″, ha añadido Ebrard.

Las diferencias de posición entre México y EE UU suceden en un momento en que ambos países habían acelerado los acercamientos diplomáticos, con el foco puesto en la política migratoria. A finales de abril, el presidente estadounidense Joe Biden y López Obrador mantuvieron una conversación telefónica con ambas cuestiones en lo más alto de la agenda. Un encuentro que tuvo su prolongación con la visita del canciller mexicano, Marcelo Ebrard, a la Casa Blanca. La intensificación de las negociaciones habían escenificado una buena sintonía entre ambos países después de los episodios de tensión vividos a principios del año con motivo de la reforma del sector eléctrico impulsad por el gobierno de López Obrador.

“No se puede excluir y al mismo tiempo buscar una nueva era en las relaciones de EE UU con América Latina. Si se mantiene la exclusión es más de lo mismo, pasado frente al futuro que se nos ha venido encima y reclama unión de las Américas. Hay que elegir. México propone avanzar”, añadió el canciller mexicano en sus redes sociales. Las postura de la Casa Blanca con respecto a la presencia en la cumbre de Cuba, Venezuela y Nicaragua permanece de momento inamovible. “No nos parece conveniente incluir a países que no respetan la democracia”, apuntó esta semana el subsecretario de Estado de EE UU para el Hemisferio Occidental, Brian Nichols, en una entrevista con este periódico.

Poco dado a involucrarse a fondo en asuntos de política internacional, el mandatario mexicano parece sin embargo dispuesto a pisar el acelerador durante la segunda parte del sexenio con los recientes viajes centrados en los vecinos del sur -Centroamérica y Cuba-, desempolvando una agenda latinoamericanista que tuvo un primer precedente durante la presidencia temporal de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) hace dos años. Su reciente viaje a La Habana volvió a dejar claro que López Obrador ha hecho una bandera de su política de respaldo activo a Cuba frente a EEUU.

Con información de El País

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