Se desata confrontación; dejan reforma en vilo
“No pasará, no pasará” gritaban cerca de 20 legisladores de oposición en la tribuna del Congreso de la Ciudad de México al rededor de las 14:00 horas.
Los gritos eran tan fuertes que no se podía escuchar la voz de Temístocles Villanueva, diputado de Morena, que intentaba desde su curul presentar el dictamen que elimina cinco áreas del Instituto Electoral de la Ciudad de México (IECM) y elimina más de 100 plazas.
La discusión inició una hora antes con una confrontación entre oposición y Morena y aliados.
Los primeros argumentando porque debía retirarse el dictamen de la orden del día: “estamos solicitando que se retire el infame dictamen que quiere destruir a México y a la ciudad!”, dijo Ricardo Rubio (PAN).
Del lado del grupo mayoritario exigían que tenía que abordarse: “diputado presidente (de la Mesa Directiva) le pido que no le tenga miedo a esos falsos argumentos que presenta esa mafia que se ha apoderado del Instituto Electoral, porque hoy el pueblo de México le va a dar un golpe a esa mafia, y lo vamos a sacar de ese instituto para un mejor servicio de la gente”, dijo Alberto González Urincho.
Finalmente, el presidente, Héctor Díaz Polanco, anunció su decisión de que el dictamen no se retiraría del orden del día y eso desató la guerra.
Temístocles Villanueva debió presentar el dictamen desde su curul, pues para ese momento la tribuna ya estaba tomada por los de PAN, PRD, PRI y MC.
Tania Larios (PRI) desplegó una pancarta con la leyenda “MORENA, VERDUGO DE LA DEMOCRACIA” y por espacio de más de media hora no dejó de gritar, junto con sus colegas “¡No pasará!”
Los perredistas Gabriela Quiroga (centro) y Jorge Gaviño (derecha) trataron de llegar al equipo de sonido para apagarlo, pero encontraron la oposición de la petista Circe Camacho. Fotos: Elizabeth Velázquez
Al pie de la tribuna, cual gladiadores: Christian von Roherich, coordinador del PAN, junto con Diego Garrido y Ricardo Rubio, gritaban también al unísono “¡No pasará!” y el grito se lo dirigían por momentos a Martha Ávila, coordinadora de la bancada de Morena, quien respondía junto con otros legisladores de Morena ¡Sí pasará!”.
La disputa era tal que una asesora del PAN llegó con una cinta adhesiva, cuyo extremo le dio a Jesús Sesma (PVEM) para marcar una línea divisoria entre oposición y Morena y aliados.
Ya no era sólo una batalla de gritos: hasta el costado izquierdo del pleno, donde está ubicada la consola de audio, subieron corriendo Jorge Gaviño, Víctor Hugo Lobo y Gabriela Quiroga –todos del PRD– para tratar de apagar el sonido, pero Circe Camacho (PT) se les adelantó y se atrincheró frente al equipo para que nadie lo apagara.
Mientras, el técnico de sonido levantaba las manos, expresión que parecía señalar que él no estaba de ninguno de los dos lados.
A unos metros de allí la tensión subió más cuando, en el pasillo que divide las curules de Morena de las de oposición, el diputado Diego Garrido (PAN) se hizo de palabras con Carlos Hernández Mirón (Morena), quien presentó y dictaminó la iniciativa de reforma al IECM.
Federico Döring (PAN) intentó calmar a Garrido, pero también terminó molesto con el morenista, a quien le pidió que se alejara de las bocinas que el PAN había llevado al pleno.
Usando esos artefactos Rubio se lanzó a gritarle a los de Morena “¡Traidores, así los recordará la historia! ¡Están destruyendo la democracia que tanto le costó a nuestro país: sangre y sudor! Y ustedes, traidores, la quieren destruir. Este dictamen es una basofia!”.
Después de una hora y media de gritos, forcejeos y discusiones, Díaz Polanco logró establecer cierto orden y Rubio anunció que su bancada tenía una moción suspensiva en la que argumentaban las razones de la ilegalidad del dictamen, moción de 465 páginas que solicitó leer íntegramente.
La diputada secretaria Marcela Fuente Castillo (Morena) empezó a leer a las 16:00 horas y tuvo que ser suplida por varias legisladoras de su bancada, entre ellas Ana Francis López-Bayghen, quien demostró su entrenamiento como actriz al leer con gran velocidad, articulación y dicción.
Sin embargo, para las 22:00 horas apenas habían leído la mitad de las 465 páginas.
Martha Ávila (Morena), visiblemente molesta, reclamó a la oposición: “¡Han estado usando una serie de tácticas dilatorias! Que asuman su responsabilidad ante la sarta de tonterías que han estado haciendo desde la mañana”.
Su compañero de bancada Janecarlo Lozano agregó: “¡No nos conocen, así pasen 24, 48 horas, aguantaremos! ¡Estuvimos durante meses en el plantón de Reforma!”.
Al cierre de esta edición la legisladora López-Bayghen seguía leyendo las 465 páginas de la moción suspensiva del PAN y en los pasillos de Donceles se rumoraba que una vez que terminara esa lectura, la oposición estaba lista para presentar más de mil 100 reservas al dictamen.
Con información de Excelsior