Los cuerpos de los sacerdotes jesuitas Javier Campos Morales y Joaquín Mora Salazar fueron enterrados en el atrio del templo San Francisco Javier en la comunidad de Cerocahui, Chihuahua.

Pasadas las 14:00 horas de este lunes, entre lágrimas, religiosos y pobladores de esta comunidad, enclavada en la barranca de Urique en la sierra Tarahumara, lanzaron flores a los ataúdes, mientras que otros dejaron ir al cielo globos blancos que trajeron.

“¡Qué viva el padre Gallo! ¡Qué viva el padre Morita! ¡Qué viva la paz!”, gritaron después de aplaudirles a los sacerdotes jesuitas asesinados hace una semana por el crimen organizado que opera en esta región de Chihuahua.

Con información de Milenio

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