AMLO, capaz de encabezar “no alineamiento” ante potencias: Mélenchon
Ciudad de México. Jean-Luc Mélenchon, líder del partido Francia Insumisa, propone nuevas ideas para las agendas de las izquierdas. Plantea, en primer lugar, una política de no alineamiento; que no se respalde incondicionalmente a ninguna potencia en los conflictos globales. Para esta estrategia, considera a México, con el presidente Andrés Manuel López Obrador en el gobierno, como el país con más peso para impulsar una corriente de esta índole.
“Pero –advierte—no alineamiento no es neutralidad. En Ucrania eso fue posible antes que el presidente Vladimir Putin cruzara la línea roja; invadió. Y cambió la historia del mundo”. Y remata: “Para terminar la guerra, te lo digo como francés, solo hay una solución: que salgan los rusos de Ucrania”.
Otra idea es comprender que no son, “ni Rusia ni Estados Unidos, con su juego perverso, quienes van a redefinir la geopolítica”. Serán –dice convencido—el cambio climático, las sequías y las migraciones los factores que cambiarán al mundo. “Si no hemos encontrado como civilización una solución al problema de la migración es porque no hemos formulado bien el problema. De nada sirve ver a los migrantes como bestias. Van a migrar de todas maneras”.
Filósofo de formación universitaria, parlamentario en las últimas tres décadas, antiguo militante socialista, hoy en día principal figura de la oposición de izquierda, Mélenchon llevó a la coalición Nueva Unión Popular, Ecologista y Social (NUPES) a constituirse en segunda fuerza legislativa en la Asamblea Nacional, después de su fracaso en la campaña presidencial, donde quedó relegado a un tercer lugar, después de la ultraderechista Marine Le Pen.
Además de encarnar, como dice él, “la política de la ruptura”, después de años de militar en formaciones de izquierda y aliarse con los comunistas, desde los Insumisos –explica– “hemos reformulado el pensamiento de izquierda alrededor del tema central, el paradigma del bienestar general humano. Esto cambia el punto de vista cerrado de que todo gira en torno a la lucha de clases. ¿Hay lucha de clase? Sí, participamos. Pero tenemos en común la necesidad de enfrentarnos al desafío ecológico. Y en este desafío se toca la necesidad del anticapitalismo. El concepto de bienestar humano no es para diluir el concepto de pensamiento alternativo del colectivismo, sino una fórmula nueva, más amplia. Por eso el primer tema de la agenda es el agua. Y el segundo es la energía”.
Mélenchon está de gira en México para un encuentro con AMLO, como le gusta llamar a López Obrador. Antes de la entrevista con La Jornada se preocupa por prenderse en la solapa el pequeño tirángulo rojo, un emblema con el que se identifica. Cuenta que en los campos de concentración nazis, a los presos políticos y sindicalistas les ponían esos triángulos para distinguirlos de los judíos, los gitanos, los homosexuales. Pero en desfile del primer Primero de Mayo después de la guerra, los obreros franceses salieron a marchar, tomando como insignia eso que ya nunca fue símbolo de la ignominia. Hoy los insumisos lo portan con orgullo.
¿La nacionalización? Una farsa
–A propósito del tema de la energía, la iniciativa el gobierno francés de nacionalizar el sistema de producción de electricidad levantó aquí mucho interés, incluso entusiasmo en los sectores progresistas en el país—
–En Francia es una farsa, una trampa. No tiene nada que ver con lo que se está haciendo aquí en México, que se trata de nacionalizar la electricidad para beneficiar a las mayorías y para garantizar la independencia. Lo que hizo (el presidente Emmanuel) Macron no tiene nada que ver.
Explica: “La empresa Energía de Francia (EDF), privatizada en partes, hoy está en una crisis estructural. En mi país la energía nuclear es la mayor productora y se dice que es una maravilla porque da independencia, estabilidad y continuidad. No es cierto. De independencia, nada. Francia no tiene las materias primas. Tenemos que ir a buscarla. Y la buscamos a veces con las fuerzas armadas, como lo hemos hecho en África y también en Azerbaiyán, donde gobierna un tirano al que apoyamos. Segundo, no es tan estable como dicen. ¿Porqué? Porque el agua de los generadores se tiene que enfriar. Las plantas se ubican junto a los ríos. El agua de la planta se enfría y regresa al río, que se calienta y mata todo lo que vive ahí. Y lo único que se les ocurre es construir más plantas nucleares, ahora con la compañía EPR. Es una empresa que tiene mas de 10 años de retraso en la construcción de las nuevas plantas y le cobró al Estado mas de lo previsto.
En Francia hay 59 reactores nucleares. Nosotros propusimos la sustitución de la energía nuclear en un horizonte de 50 años, que es un plazo razonable según los expertos.
“Macron propuso recuperar el poder sobre EDF con un plan que comprendía partir la empresa en dos: lo nuclear por una parte y lo de energías renovables por otra. Convencido de las bondades del mercado, propone vender el sector de renovables y nacionalizar lo nuclear, que tiene una deuda grandísima. Es decir, colectivizar esa deuda, que van a terminar por pagar los franceses.
Por eso decimos que es una trampa. Vamos a intentar que no se apruebe en el congreso.
–¿Cuál es la alternativa para Francia, entonces?
–La energía solar (los paneles no son tan ecológicos) y la eólica son alternativas buenas, pero no suficientes. Está la opción del movimiento del mar. Francia ya empezó a desarrollar esa tecnología. Si yo hubiera sido presidente, eso es lo primero que hubiera hecho. Perfeccionar las tecnologías para aprovechar mejor. ¿Quién lo puede financiar? Solo una empresa pública tiene ese dinero. El capital privado no puede financiarlo porque se necesita mucho tiempo para hacer negocio.
El fracaso ecológico que viene
–¿Cómo es la política de la ruptura?
–Es una historia que empezó en 2005 cuando Francia rechazó la constitución europea. No fue un voto contra Europa, sino contra la constitucionalización del neoliberalismo. Todos los partidos convencionales, pensando con fórmulas del siglo 20, creyendo que con el desarrollo del capitalismo se puede compartir la riqueza, lo aceptaron, menos los comunistas y nosotros. Nosotros estamos con la ruptura no como una cuestión ideológica, sino como una posición que sale de lo concreto. Miramos los problemas de frente, por ejemplo, el fracaso ecológico que viene.
Toma por ejemplo el tema de la sequía. En todo el mundo está perturbado el tema del agua. Sin agua no se puede vivir”.
Formado en la universidad en los terrenos de la filosofía y las letras, hoy en día, a sus 70 años, dedica todo el tiempo que puede a estudiar temas del calentamiento global, las disrupciones de la lluvia y las sequías, las nuevas tecnologías para el aprovechamiento del agua y la energía.
Y ha detectado un cambio en las nuevas generaciones de las clases medias altas y pequeña burguesía, una especie de deserción de estos jóvenes del sistema y sus valores. Habla sobre una encuesta publicada en la escuela politécnica nacional, del mayor prestigio en Francia, con un artículo que se llamó “El fin de la ambición”, sobre las preguntas que se están haciendo los egresados de las universidades.
“En los ochenta y noventa se trataba de trabajar más, ganar más, cada vez más rápido, de llevarse la computadora a la casa los fines de semana para seguir trabajando.
Y luego viene la pandemia. Todo mundo a su casa. Son generaciones enteras que se preguntan ¿Cuál es el sentido de mi vida? ¿Qué estoy haciendo?
“Esta deserción generacional es para nosotros es muy importante porque estamos en mejores condiciones para organizar y hacer coincidir los intereses de las dos clases sociales que nos interesan: las clases populares y la clase media superior; podemos trazar un programa común. Por eso el programa de los Insumisos, que tiene el 22 por ciento de los votos, se llama Un futuro en común”.
La guerra total
–Proponía usted una diplomacia radical y un movimiento de no alineamiento. En el nuevo contexto de la guerra con Ucrania, que es una guerra en Europa ¿Cómo puede desarrollarse?
–El no alineamiento no quiere decir neutralidad. No nos alineamos automáticamente a ningún campo en conflicto. No estamos con Estados Unidos frente a cualquiera de sus muchos enemigos, sea Rusia, China o quien sea. Antes de la invasión rusa a Ucrania, siempre sostuve que Ucrania no debía entrar a la OTAN, las fuerzas atlánticas no tenían que acercarse tanto a la frontera rusa. A cambio de eso, Rusia no podía tampoco cruzar su frontera y entrar en Ucrania. Había una línea roja que no debía cruzarse para que de uno.
Rusia cruzó la línea roja. Y provocó un desastre total. Antes en Europa se discutía cuales debían ser los mecanismos de defensa de la OTAN. Ya no. Hay consenso con la guerra.
En el momento en el que Rusia entra a Ucrania cambia la historia del mundo. No sé si el presidente Putin perdió su sangre fría o es un ser irracional, pero precipitó un realineamiento en el mundo. Ha agravado de una manera increíble la dependencia de Europa al gas y el petróleo de Estados Unidos.
Nosotros, los luchadores por la paz, estábamos trabajando para que Rusia fuera un socio y un interlocutor de Europa, porque pertenecemos al mismo espacio cultural del continente. Ya no. Después de la crisis, no apoyamos a Putin. Nunca vamos a apoyar una respuesta de guerra.
No alineamiento y desarme nuclear
–¿Qué países en el mundo están en posibilidades de apoyar está postura de no alineamiento frente a la guerra?
–A mis ojos, el más avanzado en esta línea es López Obrador. México es un país grande, de peso, con una historia de tolerancia en estos temas internacionales. Creo que México puede encabezar esto. Si yo hubiera sido presidente de Francia, lo primero que hubiera hecho es declararnos no alineados. Segundo: procurar el desarme nuclear. Es posible que hoy en día las armas nucleares no sirvan de nada, con la tecnología de defensa y seguridad instalada en el espacio. En estos momentos sí es posible alcanzar un desarme nuclear mundial, si somos capaces de instalar en el espacio las medidas de seguridad colectiva que necesitamos.
Me duele decirlo porque hasta hace no mucho tiempo estuve en contra de instalar armas en el espacio. Pero tampoco soy ingenuo. Hay que entender bien este tema. Y en un momento como este, países que no tienen este tipo de armamento, como México, tienen todo el derecho de reclamar un desarme nuclear total, como lo proponen los chinos.
–En este momento nada parece apuntar hacia ese camino. Predomina la voluntad de hacer la guerra en Ucrania y apoyarla.
–Para terminar la guerra, te lo digo como francés, solo hay una solución: que salgan los rusos de Ucrania. Nunca vamos a aceptar la guerra y la ocupación como una forma de resolver los problemas. Es importante decirlo con firmeza porque en Europa pueden haber problemas de frontera por todos lados: Cataluña, Escocia, los flamencos en Bélgica. En momentos de tensión, hay que ser muy firmes en los principios: pasar por las armas como solución, nunca.
Lo dijo Sarkozy: entre potencias, si hay guerra, es guerra total. Y eso es lo que estamos viviendo.
Sequías, migraciones, criollización
Y es un juego prerverso entre Estados Unidos y Rusia. Cada uno ve por sus intereses reorganizando la geopolítica mundial. Pero con una fórmula del siglo 20. Lo que va a determinar la geopolítica mundial es el cambio climático. Cuando la gente empieza a huir de una sequía no hay frontera que lo pare.
–Esto nos lleva a otro tema. La era de las migraciones. Son imparables los flujos de personas, y son muy cruentos los cruces de las fronteras. Melilla y Texas son los episodios mas recientes.
–Nosotros los europeos somos los principales saqueadores de Africa. Pero cuando millones de gentes empobrecidas se ponen en movimiento hacia Europa a través del Mediterráneo, los detenemos, los dejamos morir, que se ahoguen. El Mediterráneo es una vergüenza: el cementerio más grande del mundo a las puertas del continente más rico del mundo.
Racionalmente no tenemos ninguna respuesta. La migración debemos tratarla de otra manera si queremos pensar en la civilización humana. Yo defiendo mucho la idea de la criollización. Que no es lo mismo que mestizaje. Yo hablo del florecimiento de una cultura común, que ocurre solo porque vivimos juntos. ¿Sabes cual es el plato favorito de los franceses? El couscous árabe. Pero me atacan mucho por eso. Hablan del reemplazamiento poblacional, que no significa nada. La idea de la criollización la hemos aprendido de América Latina, que no es de rechazo sino de afirmación de una nueva identidad.
Si no hemos encontrado como civilización una solución al problema de la migración es porque no hemos formulado bien el problema. De nada sirve ver a los migrantes como bestias. Van a migrar de todas maneras. Por eso fue muy interesante el planteamiento de AMLO en la Casa Blanca, la migración como ventaja mutua. Es una formulación racional.
Cuando veo cómo Francia está cambiando de color por el mestizaje me da alegría. A otros les da temor. Es como temer a la vida.