Hay enemigos, enemigos mortales… y compañeros de partido
Héctor Calderón Hallal
La frase por sí sola, es contundente, demoledora.
La dejó escrita como parte de su legado a las burocracias del mundo, el gran Konrad Adenauer, reconstructor de la Alemania moderna.
Un gran teórico que esbozaría una de las primeras sinopsis sobre el nuevo discurso del Estado-Nación, desde los escombros mismos de lo que quedó de la ‘Teoría del Nacionalismo’ como oferta ideológica, a partir de los años cincuenta del siglo XX.
Y es que en la vida “hay enemigos, enemigos mortales… y compañeros de partido”, a propósito de lo que ya sucede en ese gran movimiento elevado en la formalidad, al rango de partido político, más no en el fundamento legal… Ni tampoco en la realidad.
Lo diré de una vez: En Morena, el movimiento que llevó al actual Gobierno Federal al poder y al resto de sus seguidores, en los hechos se reduce a un simple comité de campaña que logró su cometido en arribar junto a su líder moral, Andrés López Obrador a la Presidencia de la República, pero que a estas alturas, se manifiesta desahuciado para repetir la hazaña en 2024 y dispuesto a enderezar la estrategia más osada posible para retener, a cualquier costo, el poder obtenido en 2018.
No obstante, una radiografía política institucional, muestra a simple vista sus debilidades: desarticulado en la mayoría de las entidades; sin dirigentes con arraigo popular ni carisma en casi todos los estados; sin oficinas siquiera en la mayoría de las entidades y municipios a casi 4 años de ser el “partido mayoritario” de México, su operación ha sido encargada a verdaderos lobos con piel de oveja, que se vendieron ante Andrés Manuel y los representantes del nuevo movimiento (Morena) de 2014 a 2018, como los ‘controladores’ genuinos de los residuos de una izquierda resultante a estas alturas, de movimientos estudiantiles universitarios de los años setenta, precaristas, desplazados por la violencia y la inseguridad pública, organizaciones solicitantes de vivienda, de sindicatos marginales no alineados a la estructura tradicional del PRI (CTM), de ejidatarios no alineados al PRI (CNC), de deudores agrupados en asociaciones civiles como ‘El Barzón A. C.’ y cuadros que renegaron de partidos políticos tradicionales de 1970 a 1986.
Entre ellos, hay que decirlo, muchos oportunistas y políticos tradicionales buscando pescar a río revuelto: exgobernadores y exlegisladores cabezas de grupos políticos que engañaron al hoy presidente, jurándole lealtad y compromiso.
Si bien operaron de forma más o menos eficaz en 2021, no obstante que perdieron la capital de la República y la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados, contando para tal efecto con el apoyo deliberado y burdo del narcotráfico en la mayoría de entidades del norte del país… hoy por hoy , se puede afirmar que no está garantizado para el próximo 2024.
Ni siquiera para esa muy importante aduana electoral que significa el 2023, en el Estado de México y Coahuila.
El carcinoma de la guerra intestina entre aspirantes y precandidatos… vamos, incluso entre ‘corcholatas’ presidenciales, ya está inserto en el tejido de Morena y su catabolismo puede ser el principio del fin de lo que será, al parecer, un movimiento efímero a su paso por el poder político de nuestro país.
El pleito ya manifiesto por otro lado, de un Ignacio Mier, coordinador de la bancada morenista en San Lázaro, contra otro ‘artífice’ del movimiento como Miguel Barbosa, actual Gobernador de Puebla, sin reseñar por supuesto, los ‘golpes bajos’ deliberadamente reseñados por la prensa y los propios políticos interesados cuando buscando ‘fotos de unidad‘ y actos de manifestación espontánea de apoyo de la población, que “se volcó en masa para con ellos”, dejó entrever el nivel de ambición tras el poder que, en definitiva, los hace iguales que el resto de los políticos de los demás partidos a quienes decían combatir.
Pero donde más se acentúa el preocupante espectáculo, es en el Estado de México, que tendrá elecciones en 2023 que, cuya victoria representa para cualquiera de los partidos involucrados, una señal muy cercana a su resultado en la gran elección de 2024.
Particularmente en Morena, donde se han inscrito supuestamente hasta 67 aspirantes a la candidatura a Gobernador(a)… aunque en realidad, sólo figuran con reales posibilidades 4 (cuatro):
Delfina Gómez, actual titular de la SEP federal; senador Higinio Martínez; Horacio Duarte, actual coordinador de la Agencia Nacional de Aduanas y la actual alcaldesa de Tecámac, la empresaria Mariela Gutiérrez Escalante.
Lo que confirma de por sí, este monumental pleito intestino que ya se sostiene al interior del Movimiento de Regeneración Nacional del Estado de México, que puede ser catastrófico el resultado si no hay una buena conducción del proceso de selección interna; si prevalecen las deleznables prácticas de partido hegemónico, al que dicen combatir pero en los hechos… imitar.
A saber:
Ha circulado profusamente un libelo, por demás burdo como todos los de su género, donde se pretende desacreditar a Mariela Gutiérrez, la actual alcaldesa de Tecámac, calificada como la segunda mejor alcaldesa del país y que, curiosamente, no encuadra en la tipificación clásica del político profesional ‘presupuestívoro’ como lo son indiscutiblemente los políticos más encumbrados del Estado de México y del centro del país. Y también, casualmente, como lo son los otros tres aspirantes a la nominación morenista por el gobierno mexiquense que, junto con Mariela, se encuentran en el cuarteto con más posibilidades.
Mariela Gutiérrez, es una mujer emprendedora desde los 11 años de edad, que ha atravesado por las visicitudes propias de cualquier ciudadano mexiquense para abrirse paso y sostenerse con su empresa, a pesar de la inseguridad pública y el escaso aliento que muchos gobiernos han tenido para con el sector empresarial… (dicho sea esto ‘sin raspar muebles’).
Es una jefa de familia que no ha vivido ni deambulado ‘sin pena ni gloria’ de un cargo a otro… como ha pasado con sus compañeritos morenistas que buscan con denuedo permanecer conectados a la ubre presupuestal.
Y por supuesto, Gutiérrez Escalante no tiene ‘ni antecedentes negativos‘ ni ‘cadáveres en el clóset’, como se le quiere sembrar de forma marrullera por quienes sienten la amenaza de ser superados limpiamente en la contienda interna por esta joven y carismática alcaldesa. Hay, aparte del panfleto que llegó a las manos del suscrito, espectaculares en carrerteras ‘pagados’ por poderosos aspirantes a la nominación morenista, seguramente, tratando de desacreditar a Mariela Gutiérrez en elsentido de que descuida actualmente su función como edil de Tecámac, por hacer de su derecho genuino a participar en la contienda interna de su partido… lo cual resulta totalmente falso. Mariela cuenta con el respaldo de la población de su municipio para participar y tiene pleno control administrativo y gubernativo de l que pasa en Tecámac.
Otro teórico del Estado, también de origen alemán, aunque más contemporáneo, Carl Schmitt (1984), en su obra ‘el concepto de lo político’, define a la enemistad en el plano político como una franca aberración, pues refiere que todo enemigo es ante todo, un ser distante, ajeno al entorno del que odia o está enfrentado a aquel; porque la enemistad se construye en la distancia; mientras más distante se encuentre alguien de una posible cercanía con otro, más probable que éstos se constituyan en enemigos entre sí… “Mientras menos se conozcan, más alejados del lenguaje político estarán; más lejanos a la solución común del problema político,” resumió Schmitt.
De tal suerte que no se concibe como un asunto político, un problema de naturaleza interna en este movimiento Morena del Estado de México… tan nuevo, tan necesitado de consolidación; tan urgido de legitimación incluso, como para andarse ‘sacando los ojos entre sí’ y procediendo así con quien obra de forma limpia y diáfana... por envidia, para tratar de descarrilarla.
¿Acaso responderán estos ataques a Mariela, a su notable identificación y colaboración con Claudia Sheinbaum en la CDMX?
En los últimos días se han reunido y han logrado la empatía, tanto la Jefa de Gobierno de la CDMX, también por cierto con antecedentes empresariales en su familia.
Autor: Héctor Calderón Halal
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