“DEA no me paga, ya pedí la transferencia”: ‘Kiki’ Camarena a torturadores
El 7 de febrero de 1985, un par de semanas antes de que fuera transferido, el agente especial de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA), Enrique Camarena, fue secuestrado por sicarios del Cártel de Guadalajara. Se lo llevaron a un inmueble en la calle Lope de Vega 881, lo torturaron, interrogaron y finalmente lo asesinaron el 9 de febrero. Camarena, quien llevaba cerca de un año tras los pasos de cabecillas del cártel, particularmente Rafael Caro Quintero, reveló algunos detalles y nombres que formaban parte de su asignación derivado de la paliza a la que fue sometido.
Dos horas del interrogatorio fueron grabadas y, tras la investigación, llegaron a manos de autoridades mexicanas y estadunidenses. Ahora, los casetes forman parte de la evidencia con la que la Fiscalía de Estados Unidos busca imputar al capo en caso de ser extraditado desde EU, y quien en caso de ser encontrado culpable, podría pasar el resto de su vida en una prisión de máxima seguridad.
El interrogatorio se desarrolló en torno a preocupaciones por parte de la cúpula del Cártel de Guadalajara porque la DEA hubiera encontrado información sensible relacionada a inmuebles y negocios relacionados con los 3 máximos líderes de la organización: Rafael Caro Quintero, Miguel Ángel Félix Gallardo y Ernesto Fonseca, quienes se encontraban en la reunión junto a otras personas, como Sergio Espino Verdín, un comandante de la DFS que trabajaba con el cártel.
Estos son algunos extractos de la transcripción de los dos casetes, de dos horas de duración en total, en poder de la Fiscalía de Estados Unidos, a la que MILENIO tuvo acceso, en los que se escucha a Camarena, quien además de su esposa tenía a 3 hijos, rogar a quien dirigía el interrogatorio que dejaran en paz a sus seres queridos.
Camarena: Aunque no quisiera, comienzo a recordar cosas tras la golpiza que me han dado, y mientras recuerdo iré diciendo todo lo que sé (…)
Camarena: Bueno, no lastimes a mi familia, por favor…
Interrogador: Nadie va a lastimar a tu familia… olvídate de eso. No son culpables de nada. Tu solamente sigue recordando, eh. No te golpearé ni nada, ¿ok?
Sin embargo, las promesas para no lastimar a nadie no incluían al agente especial, quien admitió que tenía informantes dentro del cártel que le habían provisto de información. Según los detalles de la transcripción, la voz de Camarena se iba apagando y haciendo más débil conforme avanzaba el interrogatorio, y la golpiza. Durante varias pausas que se leen, los fiscales estadunidenses determinaron que los narcotraficantes aprovechaban para torturar al agente.
C: Por favor, ya no me golpees.
I: No, nadie te va a golpear.
(…)
I: Estás nervioso, pero olvida eso. Me estoy portando bien contigo, ¿sí?
C: Estoy muy agradecido contigo.
Una de las preocupaciones del Cártel se confirmó: Camarena había descubierto a uno de los operadores que dirigía las operaciones de tráfico de mariguana desde Mexicali, Baja California, hacia Calexico, California, en Estados Unidos.
C: En Mexicali, dicen que tiene una persona, ¿correcto? Que le ayuda a pasar la mariguana.
I: ¿Quién es?
C: Intento recordar, pero no…
I: Sí, recuerda, te doy tu tiempo.
C: René Verdugo, creo… intento…
I: Intenta, tú intenta…
PAUSA
I: ¿Cómo dices que se llama?
C: Manuel Sánchez.
Sin embargo, Camarena insistía en que lo único que había conseguido sobre Caro Quintero, eran pistas que le habían dado sus 3 informantes, Jesús Álvarez, Jesús Ramírez y el abogado Cesario Garciabueno. Con esta información, había descubierto que Ernesto Fonseca poseía al menos dos restaurantes, un hotel y una casa con una antena que se alcanzaba a ver desde fuera. Por otro lado, que Rafael Caro Quintero había comprado una concesionaria Ford y poseía un jet blanco con franjas café. Y que Miguel Ángel Félix Gallardo despachaba desde oficinas en Guadalajara, además de tener una casa con caballos, y al menos otras 4 casas en la zona metropolitana de Guadalajara.
C: Si yo tuviera algo sobre Rafael (Caro) se lo diría, no vale la pena mentirle. Porque lo revisarían o algo, y sería mentira. Y me darían otra paliza, ¿cierto? Quiero que comprendan que no quiero mentirles. No quiero inventar algo que no sea cierto.
(…)
I: Dime nombres de quienes andan con Caro.
C: No conozco a ninguno, comandante.
I: Y voy a detenerme…
C: Si supiera se lo diría señor. Le digo que tengo miedo, se lo estoy diciendo.
El cártel no tenía dudas, quería identificar a quienes los habían traicionado, para deshacerse de ellos.
I: No me cuentes tus problemas, dime de la información que me puedes dar para terminar con esta bola de imbéciles.
C: Sí señor, ¿qué más le puedo decir?
I: ¿Desde cuándo sabías de este Licenciado Javier Barba?
C: Quien me lo mencionó fue el licenciado García Bueno.
Con Kiki Camarena utilizaron la estrategia del policía bueno y el policía, solo que en su caso el interrogatorio lo conducían sicarios del Cártel de Guadalajara y el agente se encontraba atado de manos.
I: Mira, pórtate bien y te dejaremos ir a casa.
C: Sí, pero hombre, por favor.
(…)
C: Con la golpiza que me han dado, ¿creen que les mentiría?
Camarena reveló que en últimos meses no había tenido muchos avances en su investigación, y que incluso los directivos de la DEA estaban inconformes con el desarrollo del caso contra el Cártel de Guadalajara.
C: Últimamente no hemos tenido información, no me creerás, pero no hay. Te digo que nos han regañado en Washington porque de acuerdo con ellos no estamos trabajando aquí.
I: Oh.
C: Y como decía, ¿quién va a hacer el trabajo si tienen a uno desarmado?
I: Sí, ¿no tiene permiso?
C: ¿Qué?
I: ¿No tiene permiso?
C: Nadie tiene permiso, le decía, de tener armas.
(…)
I: ¿Y no has llevado a cabo alguna investigación en este momento?
C: No, como decía, estaba pidiendo una transferencia porque las cosas se estaban poniendo difíciles aquí.
I: Entonces no estás haciendo nada ahorita…
C: No, bueno, como decía, me estaba preparando para irme…el 25 de febrero iban a venir para empacar mis cosas a mi casa.
Incluso sospechaban que Camarena pudiera estar investigando a una de las estrellas en ascenso dentro del cártel, a Juan José Esparragoza Moreno, El Azul, un ex agente de la Dirección Federal de Seguridad que participó en la fundación del Cártel de Guadalajara, así como de los Cárteles de Juárez y Sinaloa. El escurridizo narcotraficante nunca ha sido detenido, y hasta la fecha se desconoce qué fue de él. Durante esa parte del interrogatorio, la situación se volvió más violenta, Camarena suplicaba por recibir atención médica y se quejaba por sus heridas.
I: Por ejemplo, de este Juan Esparragoza.
C: No sé nada de él
I: ¿Qué sabes de él?
C: Que solo tenía una casa cerca del consulado, a unas tres calles, pero no lo encontraron. La calle o la dirección. Ouch, ouch, ouch.
I: ¿Y sobre Manuel Salcido?
C: Eh, no sé, lo único que sé del hombre, que su hermano Sergio tiene una discoteca a la salida… por Vallarta… enfrente de Tío.
I: ¿Qué discoteca?
C: No recuerdo el nombre, está en el lado izquierdo.
I: Por Vallarta.
C: Sí, la avenida Vallarta, ah…
I: ¿De quién es?
C: Ouch, ¿qué?
I: ¿De quién es?
C: De Sergio, el hermano de Manuel… oh, ah, podría pedirte que vendes mis costillas, ¿por favor?
I: Veamos, te he tratado bien ¿no? Ahora veamos, me vas a hablar bien.
C: Bueno, creo que es todo señor.
I: ¿Todo?
C: Sí, creo.
I: Uhm, ¿de cuáles me has hablado?
C: Mira, te dije de la de Cuauhtémoc.
I: Sí.
C: Sabes de cuál hablo, ¿cierto?
I: Sí, ya sé, lo has dicho muchas veces.
C: Bueno, sí, son de las que me preguntaste. La casa en Pablo Neruda, Rubén Dario, oh, ah, perdón, ah…
I: No te voy. Golpear.
C: No… es que me están dando dolores punzantes.
Camarena aseguró que las investigaciones contra el Cártel se centraban en Miguel Ángel Félix Gallardo, pues los agentes de la DEA que trabajaban en Guadalajara, que entonces eran 5, ya temían por su vida. Dos de esos agentes se dedicaban a sobrevolar la región para identificar plantíos de mariguana. A pesar de todo, Camarena explicó que las cosas no iban bien con sus jefes.
I: Entonces, si tenían ubicados a los otros, ¿por qué no lo reportaron?
C: ¿A quiénes?
I: Ernesto Fonseca y Rafael Caro.
C: Que no los haya (…) no los reporté, señor, por la misma razón… no quiero problemas… solo quería irme de aquí.
I: ¿Cuál es tu trabajo entonces, como dije?
C: Bueno, de inteligencia… responder teléfonos cuando me lo piden.
I: ¿Es que te están dando dinero, cierto?
C: No señor, no señor… como explicaba al comandante… la DEA no depositó mi cheque… y mis cheques estaban siendo rebotados… mi salario.
I: Dame una buena ubicación de Rafael.
C: ¡No la tengo, por favor! ¿Qué puedo decir si no tengo una?
I: ¿De Ernesto?
C: Bueno, Ernesto… esas casas, pero dónde está, no, no, no… lo que quiero decir es que no salimos a la calle a buscarlos porque es muy peligroso.
I: ¿Y no tienes información más o menos de dónde están?
C: No señor, tengo información de las casas, pero dónde están, no.
I: ¿Cómo es posible que se hayan perdido?
C: No entiendo señor.
I: ¿Cuántas personas dices que hay con ellos?
C: Aquí somos cuatro y uno…
I: No, con ellos.
C: ¿Con Ernesto?
I: Sí.
C: Bueno, Chuy Álvarez dice que tiene varios hombres armados, ¿cierto?
I: ¿Cuántos?
C: Como 20 o 30
I: ¿Y Rafael?
C: Rafael tiene 50, 70 más o menos.
I: ¿Y crees que eso no sería evidente?
Camarena fue asesinado después del interrogatorio, al igual que el piloto y también agente federal estadunidense Alfredo Zavala.
Según el análisis forense de su cuerpo, a Camarena le golpearon en la cabeza y el rostro de forma repetida y violenta con un instrumento contundente. Tenía los pómulos fracturados en tres y tenía múltiples fracturas en la parte superior e inferior del cráneo el cual Incluso atravesaron con un tubo de metal. Murió finalmente por un golpe directo a la cabeza. El piloto Zavala recibió una paliza similar, tenía fracturas en el cráneo y un brazo roto. Sus cuerpos fueron enterrados una primera vez y después exhumados, para finalmente ser encontrados en una fosa en Zamora, Michoacán.
Con información de Milenio