¿Qué le pasa al senador Mario Zamora Gastélum?
Es aberrante su iniciativa de construir el Museo del Narcotráfico en Badiraguato, Sinaloa.
En una lamentable pifia política, el joven senador sinaloense Mario Zamora Gastélum, integrante de la fracción parlamentaria del PRI en el Senado de la República, cometió un craso error político, al llevar a la discusión en la Comisión de Educación de ese órgano legislativo, la propuesta de aprobar la construcción de un “Museo del Narcotráfico” a ubicarse en el municipio de Badiraguato, Sinaloa, tierra de los más grandes capos que el narcotráfico y el crimen organizado han dado a México y al mundo.
Zamora, pretendió quedar bien con el “bajo mundo” y quizá con el alto mando de Morena, al apoyar una fallida iniciativa del alcalde de Badiraguato, José Paz López Elenes, militante de Morena a quien el propio Gobernador morenista y oriundo de Badiraguato, Rubén Rocha Moya, “paró en seco” al negar toda posibilidad de que esa aberración llegara a consolidarse.
Tras la propuesta de Zamora Gastélum, en el seno de la Comisión de Educación, éste recibió un “cubetazo de agua con hielo” al rechazarle por unanimidad su impertinente iniciativa. Hasta su compañera de partido, la senadora Beatriz Paredes Rangel tuvo que hacer uso de la palabra para salvarlo del vergonzoso incidente, esgrimiendo que la sociedad mexicana no vería bien semejante iniciativa, ya que en todos los elementos de divulgación como los son películas, documentales o series fílmicas, los protagonistas lamentablemente de esas “historias” son mexicanos y de aceptar ese proyecto sería una ofensa nacional.
Lo más lamentable del “palo” a Zamora Gastélum, en su propia casa, es que el muchacho traía un aceptable y relativo prestigio, mismo que desde su trastabillada y titubeante votación en favor de la prolongación de la estancia del Ejército Mexicano en las calles y de la militarización de la Guardia Nacional, ha venido perdiendo prestancia y prestigio políticos que, indudablemente, le afectarán en su sueño de reelegirse como senador o de alcanzar una diputación federal para estar vigente y volver a aspirar a la gubernatura de Sinaloa.
Quien esto escribe, conoció a Mario Zamora cuando era un niño muy despierto e inteligente; quien acompañaba a su señor padre al asumir la secretaría General del Comité Municipal del PRI en el municipio de Ahome. Y lo observé en su desempeño como diputado local en tiempos de Jesús Aguilar Padilla, cuando formó parte del grupo que le dio golpe de estado al entonces líder parlamentario priísta, Francisco Javier Luna Beltrán… y antes, lo vi instalar un programa de simplificación administrativa para promover la instalación de empresas y el empleo, en la administración gubernamental de Juan S. Millán.
Vi también su dolor cuando ocurrió su derrota a la presidencia Muncipal de Ahome; lo vi encumbrarse, en Hacienda, Sedesol y Financiera Rural. Iba muy bien, como un gran prospecto a futuro.
Ahora, por lo visto, Mario Zamora pretende, por enésima ocasión, ganar notoriedad mediática y “quedar bien” con los factores reales del poder en esta por demás deplorable era de maltrecha civilidad y vida pública del Estado Mexicano, que vivimos a raíz de la errática “Cuarta transformación” morenista.
Sí… la patinada o el “resbalón” parlamentario de “Marito” como se le conoce en su natal Los Mochis, no le hace bien ni siquiera con sus seguidores más fieles, que los tiene; y que han visto en él a un prospecto de talento, preparación y audacia, como para sacudir a Sinaloa en algún momento y llevarlo a estadios superiores de desarrollo. Pero así, con este tipo de desplantes imprudenciales, su futuro se verá opacado y tendrá que hacer un gran esfuerzo, para recuperar el terreno perdido y para “lavarse la cara”… cortarse bien el pelo, guardar colgajes y escapularios… en fin.
Si a mediados del siglo XX y muy entrada la segunda mitad de este, el empresario, el párroco, el agente del ministerio público, el profesor normalista y quizá hasta el telegrafista del poblado o el agente policial, fueron los factores reales del poder en una comunidad… hoy sin duda, las cosas han cambiado: el baquetón que controla la plaza, que perdona vidas y las desgracia cuando le viene en gana, el halcón o el “puntero” y el empresario que lava dinero producto del crimen organizado, son ahora los nuevos factores reales de decisión en el México rural de nuestros días.
Y siguiendo la ruta del milenario “Kibalyon” , guía del Hermetismo (“como es abajo es arriba”)… pues entonces ahora las grandes decisiones están influenciadas en los príncipes de este país por los jefes de los cárteles del narcotráfico y el llamado crimen organizado… ni duda cabe.
Y a ver quien refuta eso, señor Senador Zamora Gastélum. La terca realidad lo invita y le exige que piense, medite y reflexione más sus posiciones y sus pronunciamientos para evitar asumir actitudes descabelladas como esta y como aquellas, cuando invitó a que los empleados públicos y los trabajadores se “tomaran sus tres cervecitas” en medio de su labor; o cuando retó a golpes al senador petista Gerardo Fernández Noroña, hoy consumado aspirante a la nominación morenista presidencial y más aún, cuando divulgó un vídeo en medio de las plantaciones de marihuana ubicadas en las afueras del inmueble que ocupa el Senado de la República, junto a la estatua de Louis Pasteur. En Sinaloa, todavía recuerdan cuando mandó Usted “a chingar a su madre” al entonces candidato a alcalde de Mazatlán, el “Químico Benítez” materialmente defenestrado en los últimos días y “reubicado” en la secretaria de Turismo de Sinaloa.
Lo menos que se puede decir de la iniciativa de construir un “Museo del Narcotráfico” en México, es que es una iniciativa torpe, ingenua, impertinente, inviable, cuestionable, criticable; para no agregar otros adjetivos.
Hoy se pretende casi por decreto abrazar, legitimar, generar la empatía… para con la actividad llamada narcotráfico y sus ejecutantes. La gente de esas regiones como mucha gente de Sinaloa defiende con fiereza la dignidad y la “integridad moral” de quienes se dedican a eso, sobre todo por la actividad económica que generan y por el papel de benefactores en las comunidades más pobres.
Son los dueños y señores de la narrativa, no solo en la dimensión de la embriaguez… ahora pretenden serlo en la sobria realidad…
Los capos, son los amos y señores de este país.
Pero además la realidad nos lo restrega: El mismísimo Presidente de México acude cada cierto tiempo a la región donde nacieron y se asientan las principales familias dedicadas a la producción y tráfico de enervantes, naturales y sintéticos.
Pues a todos estos, les hizo “el juego” y les “engordó el caldo”, el senador Mario Zamora con su fallida promoción en el Senado de la República.
¿Acaso a estos señores, barones de la droga, pretenden servir ahora deliberadamente los llamados “padres de la Patria”… “democráticamente” escogidos en 2018 y 2021?.
¿Será que quieren legitimarlos, levantarlos en columnas de adoración; para que la gente los siga venerando como aquellos semidioses de cartón o de alabastro, sin ojos y sin corazón para reconocer el sufrimiento humano; a los que los católicos llaman santos … porque ya no adoran santos, pero veneran a los nuevos “ídolos de metralleta y camioneta?”; como ocurre en Culiacán con la capilla erigida al paradigma de los narcotraficantes, llamado míticamente “Jesús Malverde”.
La verdad es que construir un “Museo del Narcotráfico” contenía el sueño guajiro de volver héroes regionales a los más connotados personajes, mismos que han sido motivo de afamados corridos musicales; y eso no se vale, pues ni borra el estigma, ni construye, ni edifica, ni mejorará las malas famas de los ídolos … ni de Badiraguato y menos de Sinaloa y de México.
Es una soberana ingenuidad, argumentar aspectos de carácter educativo, cultural y turístico a tan nefasta idea, que seguramente se anidó en el alcalde badiraguatense por iniciativa de algún presunto patrocinador, cuya idea ya le dio la vuelta al mundo, como si necesitáramos mas “mala fama”.
Los nuevos políticos de la 4 T, estén en Morena o en el PRI, porque al parecer ya no hay diferencias, son individuos con aire en la cabeza, cuya formación académica parecen haber dejado untada en los pupitres el día que dejaron de asistir a clases y con una ética propia de los borricos que se comen el laurel con que se honra a la Patria.
¿Qué opinará de todo esto el Coordinador del PRI en el Senado de la República, Miguel Ángel Osorio Chong?
¿Qué dirá de este resbalón político el presidente del CEN del PRI , Alejandro ‘Alito’ Moreno, pues Mario Zamora es miembro del CEN tricolor?
¿Qué estará pensando el excandidato presidencial, doctor José Antonio Meade, del que fuera su colaborador en distintas posiciones y a quién empujó con todo en pos de la senaduría?
Y más aun, ¿Cuál será el sentimiento de los sinaloenses que votaron por él, para Senador y para Gobernador de Sinaloa?
Porque ya se habla muy mal de Zamora en el mismísimo Colegio Mochis y en los campos circunvecinos de Ahome, San Miguel, El Guayabo, El Porvenir, El Jiquilpan, Topolobampo, El Carrizo, El Estero y puntos intermedios, aludiendo una conducta inestable.
Tampoco es deseable que haya falta de estabilidad emocional en el multicitado senador, pues a decir de muchos analistas y críticos de talla nacional, quedó tocado por las críticas que recibió en las redes sociales por suis devaneos políticos al oponerse primero y apoyar después, la militarización; situación que asumió seguramente por la presión que ejerció sobre él, el presidente del CEN del PRI, con la zanahoria en la mano de la promesa de “hacerlo nuevamente candidato a senador o a diputado federal” para la elección del 2024.
Zamora busca reflectores, pero no calcula los costos políticos de su sobreexposición.
¿Qué es lo que pretende Mario Zamora?
¿Acaso congraciarse con Ismael “El Mayo” Zambada García, el gran jefe y con los hijos de “El Chapo Guzmán”?
Ahora nada más le falta apoyar la reforma electoral de AMLO para que corone su pobre desempeño como Senador y se arrepientan más de él sus electores.
Mario Zamora Gastélum, que en un principio generó simpatías y esperanza, hoy se está convirtiendo en una verdadera pena para los sinaloenses y para el Senado de la República.
¡Lástima!
¡Lástima, pues educación formal la tiene y de sobra… pero como reza el eslogan de la Universidad de Salamanca, España: “Lo que natura no da; Salamanca no lo presta”.
Imaginémoslo si hubiera llegado a la gubernatura de Sinaloa…
Autor: Héctor Calderón Hallal
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