IDEAS PARA EL CAMBIO

  

Aarón Sánchez

sanaaron@gmail.com

 

La magnitud de la movilización ciudadana del pasado 13 de noviembre, sorprendió hasta a los propios organizadores. Quienes sacaron a la calle a la gente, no fueron los partidos políticos ni los activistas tradicionales. Ellos fueron rebasados por un nuevo hartazgo social que ahora se está incubando. Un hartazgo, muy similar a aquél que un día expulsó del gobierno al PRI, al PAN y al PRD.

 

¿Qué sigue después de la marcha? No se espera algo relevante. La oposición ciudadana que se expresó fue espontánea, careció de organización y no tiene liderazgos fuertes. Hoy los partidos tratan de ponerse al frente para capitalizar el evento. Pero la sociedad les tiene justificada desconfianza. Todo lo han negociado a espaldas del interés mayoritario.

 

Hay un aspecto importante: en los medios solo se hace referencia a la marcha en la Ciudad de México, y todo se centró en definir el número de participantes. Poca atención se dio al hecho de que la marcha fue nacional, pues se realizó simultáneamente en más de 60 ciudades, y alrededor de un millón de mexicanos se movilizaron para expresar su descontento.

 

Pero todos analizan este evento en función a lo ocurrido en la CDMX. Incluso, los partidos y los organizadores así lo han hecho. Minimizan la magnitud de la movilización ciudadana que se llevó a cabo. Además, no existe una agenda de actividades post-marcha. Por eso ahora están saltando múltiples ocurrencias sin sentido.

 

Unos proponen un gran paro nacional. Otros quieren iniciar la resistencia civil. Algunos más intentan organizar 100 marchas. Ocurrencia tras ocurrencia. No saben qué hacer. La manifestación de pasado domingo fue un éxito que no estaba previsto. Por eso hoy existe una desorganización total, y los partidos y liderazgos sociales, ni siquiera se han reunido para diseñar las acciones a seguir.

 

Pero la marcha sí fue un durísimo golpe para el gobierno. Por eso, el oficialismo está preparando algunas reacciones. AMLO ya convocó a su propia marcha para el 27 de noviembre y tratará de echar la casa por la ventana. Convocará a la mayor cantidad posible de gente. Pondrá en movimiento a toda la estructura gubernamental para lograrlo, cueste lo que cueste.

 

Sin embargo, no podrá movilizar a más del millón de personas que salió a la calle en todo el país el domingo 13 de noviembre. Pero intentará hacerlo. Se pedirá a los gobernadores que organicen muchos eventos masivos en sus entidades. Empieza una época de bastantes marchas. Todas serán inútiles porque polarizarán más a la sociedad y crecerá el descontento.

 

Falta cordura para convocar al diálogo y al acuerdo nacional. Unos no quieren hacerlo, y otros carecen de capacidad para hacerlo. A partir de ahora el conflicto político será mayor, tanto a nivel nacional como en cada una de las entidades. Algo ya huele mal en todo el país. Los problemas económicos y sociales siguen creciendo. El deterioro nacional sigue imparable.

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