Las oleadas del miedo invadieron a todo el estado
EN LA GRILLA
FRANCISCO CHIQUETE
A las cinco treinta de la mañana fue detenido Ovidio N. en Culiacán. Cuatro horas después, aunque oficialmente todo había pasado, el miedo se apoderó de Sinaloa entero.
Los mazatlecos fuimos informados por medios digitales y redes sociales. Al principio asistíamos estupefactos a un triste espectáculo lejano, a más de doscientos kilómetros de distancia, pero esa lejanía se fue reduciendo conforme conocimos nuestros propios acontecimientos: dos camiones de volteo ardiendo por la carretera Internacional a la altura del aeropuerto, una camioneta incendiada en la Habal-Cerritos, una supuesta toma de la caseta de Mármol.
Después vinieron los rumores y el miedo irrefrenable. En la tienda del barrio el dueño supo que “ya quemaron un comercio” y corrió a cerrar sus puertas, con todo y la decena de clientes que estaban adentro.
En el negocio de agua purificada la encargada trataba de cerrar, pero la gente no se lo permitió. Ríos de personas llegaban con todos los garrafones a su alcance. Sólo la pollería cercana estaba sin clientes porque todos se regresaban al ver afuera a hombres armados. Era una patrulla policíaca cuyos tripulantes también llegaron a hacer el mandado. Cuando se retiraron, se acercaron las señoras. En poco tiempo las compras de pánico semejaban a las de un ciclón inminente.
Los compromisos sociales, los laborales, los escolares, fueron suspendidos abruptamente. En las poblaciones medias, como Villa Unión, los propios malosos advirtieron antes que el,gobernador, que no se debía salir a las calles. A partir de ahí se acentuó el miedo.
Aunque Ovidio estaba ya en la Ciudad de México, en el estado el problema seguía vigente. El gobernador Rubén Rocha admitió que el evento seguía en curso después del anuncio oficial de la captura, y que se requería aún del auto cuidado de la gente, pero fue menos drástico en la evaluación de los daños, alentado porque entre las víctimas humanas no hubo muertos, o no los había habido.
Las noticias iban y venían con imágenes de redes sociales de los aviones balaceados por el narco (uno de la Fuerza Aérea Mexicana y otro comercial, en Culiacán), la cancelación de todos los vuelos de y hacia Sinaloa, en plena temporada alta del turismo, los cierres de las carreteras, de las centrales y terminales de autobuses, en fin, un panorama lamentable.
Los especialistas advierten que se pueden venir días difíciles, no sólo por las posibles revanchas del cártel, sino por el riesgo de que otras organizaciones criminales pretendan venir a pelear unas plazas que habían sido inexpugnables.
Si este ambiente prevalece, las pérdidas económicas serán muchas, por los negocios que no podrán operar a causa del ausentismo. Hasta la fiesta permanente de los mazatlecos se ve afectada. A ver cómo se pone la venta de roscas de reyes, pero por lo pronto el play off de los Venados (tan sufridos) y el arranque de la temporada de fútbol tendrán que esperar mejores momentos.