Rocha anuncia que lo van a reordenar
EN LA GRILLA
Venta de garage en Fonatur da nueva vida a Playa Espíritu
FRANCISCO CHIQUETE
Por primera vez desde su existencia, el Proyecto Playa Espíritu tiene un pequeño hálito de vida, aunque el costo será importante: después de ser concebido para los niveles más altos del turismo internacional, va a quedar en proyecto regional, y eso si le va bien.
La reunión del gobernador Rubén Rocha Moya con Fonatur, el presidente y otros gobernadores, abre la posibilidad de que el desarrollo en ciernes se abra a la inversión de agentes privados que lo relancen, ya sin la tutela del gobierno, lo que constituye una desventaja, pero al menos da posibilidades de supervivencia.
Playa Espíritu, planeada sobre un predio de dos mil hectáreas aledañas a la playa en el municipio de Escuinapa, parecía un gran impulso a la zona más depauperada de la entidad, pero el gobierno de Felipe Calderón no le alcanzó a garantizar el desarrollo; el de Enrique Peña Nieto no se interesó y siguió trabajando con las grandes firmas internacionales, que se concentraron en las tres zonas principales: la Riviera Maya, Los Cabos y Nuevo Vallarta; con Andrés Manuel López Obrador las cosas empeoraron, pues bastó saber que el proyecto surgió en el periodo de Calderón, para que fuese lanzado al olvido.
Este martes sin embargo hubo un viraje: al gobierno federal le interesa captar recursos frescos porque el presupuesto de este año está muy comprometido. Si bien ya se acabaron los fideicomisos y otros fondos heredados, todavía quedan activos como estos terrenos propiedad de Fonatur, entre ellos Playa Espíritu.
Tirar a la basura ese proyecto era una barbaridad. No sólo están esos terrenos privilegiados, con una infraestructura de comunicaciones envidiable (hasta aeropuerto propio tiene esa zona). También tiene una mano de obra calificada gracias a la presencia de la Universidad Tecnológica de Escuinapa, donde se proyectaron carreras afines al desarrollo turístico y una ubicación apropiada para el turismo de alto nivel que busca privacidad en sus zonas de reposo.
De acuerdo con lo dicho por el gobernador Rocha Moya, habrá reuniones con Fonatur para reordenar el proyecto y desarrollarlo aplicando las políticas del gobierno federal en materia de turismo.
En realidad se trata de buscarles comprador, porque la política turística del gobierno federal no ofrece ninguna perspectiva porque está limitada a dejar que las cosas transcurran, mientras los recursos existentes se destinan exclusivamente a la construcción del tren maya.
Pero ese no es el único problema. Conseguir un comprador de esas escalas (la operación sería por miles de millones de pesos) implica generar una serie de condiciones positivas, y el gobernador no puede garantizarlas en razón de la desastrosa administración municipal que padece esa demarcación. Los detractores del último alcalde priísta Hugo Enrique Moreno -el Yiyo- están sorprendidos porque las dos siguientes administraciones, surgidas de Morena, han resultado rotundamente peores.
En estos momentos no se garantiza la seguridad, ni la prestación de los servicios públicos más elementales, mucho menos va a respaldar la urbanización de los terrenos. Incluso a nivel federal hay problemas, pues uno de los principales obstáculos para el desarrollo ha sido la dotación de energía eléctrica. Nadie puede garantizar la inversión necesaria para solucionar el punto. Y eso por no hablar de la carretera Escuinapa-Teacapán, una verdadera trampa que por años ha cobrado vidas sin que un solo gobierno se decida a invertir en su modernización.
El punto más crítico fue la decisión del gobierno federal, de rifar bloques de lotes, rompiendo así la integridad del proyecto.
Hay que reordenar todo, anuncia el gobernador. Ojalá lo consigan porque con ello abrirían una gran oportunidad de reivindicación para una de las zonas más depauperadas de la entidad.