EL RECETARIO PARA LA MEMORIA DE GUANAJUATO BUSCA HACER PRESENTE A QUIENES NO ESTÁN, RESISTIR AL OLVIDO, ALIMENTAR LA MEMORIA, PONER SOBRE LA MESA ESAS AUSENCIAS SIN JUSTICIA

Con seis asesinatos desde 2020, Guanajuato es la entidad más violenta para personas buscadoras; grupos de madres exigen protección

“Hijo, te espero con tus Guacamayas, aquí está tu caguama, vente a comer”.

El olor a salsa de chile de árbol mezclado con cueritos encurtidos que bañan un bolillo crujiente relleno de chicharrón de cerdo, aguacate y una mezcla de cebolla, jitomate y cilantro le trae a Carmen Sánchez el recuerdo de su hijo, desaparecido desde 2018.

Con este platillo, esta madre buscadora de 79 años y sus cuatro nietos siguen esperando en casa a Benjamín Pérez Sánchez, conductor de Uber a quien desaparecieron a los 41 años, en León, Guanajuato.

Debido a problemas renales y a las secuelas de una cirugía de columna, Carmen ya no puede salir a los rastreos, pero todos los días −desde hace cinco años−, espera el regreso de su hijo y comparte el deseo de otras familias: “Ojalá donde quiera que estés tengas alimento”.

Carmen comparte el platillo favorito de su hijo en el Recetario para la Memoria de Guanajuato que busca hacer presente a quienes no están, resistir al olvido, alimentar la memoria y también ayudar a quienes desean aprender a cocinar.

“No los olvidamos, les seguimos cocinando porque aquí los esperamos. La Guacamaya era su comida favorita”, cuenta Carmen.

Este proyecto gastronómico, fotográfico y social quiere conectar con más personas con recetas llenas de recuerdos y, a su vez, rendir homenaje a todas las mujeres que buscan a sus familiares.

“Que sean una pizca de lo mucho que significan para sus familias: alimento para seguirles buscando hasta que todas y todos regresen a casa”, se lee en el recetario.

En él se incluyen 80 recetas −cocinadas por madres, hermanas, hijas y esposas de nueve municipios de Guanajuato−, desde sencillas hasta más elaboradas: Un mixiote de pollo para Gregorio; unos huevos con chile para Fátima; carne de puerco en salsita roja para Francisco; caldito de pollo con arroz para Rafael; unos tacos de frijoles refritos con longaniza para Miguel; un pipían para Carlos; unas albóndigas al chile de molcajete para Arturo; la gelatina de café para Eduardo; el pay de fresa para Adrián.

En México,110 mil 841 personas hacen falta en casa, están en calidad de desaparecidas y no localizados, según datos recabados hasta el 24 de mayo por la Comisión Nacional de Búsqueda (CNB).

HAY COMIDAS QUE YA NO SE PREPARAN

¿Por qué ya no haces enchiladas?, pregunta Camila a su abuela Leticia López. Ella suspira, pero no sabe qué responder. Las enchiladas verdes −no muy picosas, con una salsa sazonada con tomate, cilantro, ajo, cebolla tatemada y un toque de comino−, con tortillas doraditas rellena de pollo bañadas en la salsa verde, acompañadas de lechuga, queso, crema y aguacate son las favoritas de Sara Mendoza López, mamá de Camila e hija de Leticia.

En casa, las enchiladas verdes ya no se preparan desde el 17 de enero de 2020, fecha en la que Sara desapareció en Irapuato, Guanajuato, cuando tenía 24 años. A ella se la llevaron en una camioneta muy cerca de su casa, a plena luz del día.

Hasta ahora no hay ningún avance en la investigación de su desaparición y Leticia, quien forma parte del colectivo Hasta Encontrarte, solo ha recibido por parte de las autoridades comentarios revictimizantes.

Para una madre buscadora como Leticia, entrar a la cocina, preparar y recordar a través de los aromas y de los sabores los momentos que compartía con su hija no es fácil; se escapa el llanto, la tristeza y todo duele, por eso prefiere no preparar el platillo favorito de su hija.

El día que cocinó las enchiladas para este proyecto −por primera vez en tres años−, estuvo acompañada con otras madres buscadoras, compartieron tips, degustaron juntas los platillos, intercambiaron testimonios y recordaron.

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Para cada una de ellas el proceso de enfrentar una desaparición ha sido distinto: algunas no dejaron de cocinar los platillos favoritos de sus hijos, y otras como Leticia, prefieren no hacerlo.

Leticia se animó a compartir el proceso de las enchiladas verdes en el Recetario para la Memoria con la esperanza de que cuando la gente tenga enfrente este platillo o lo preparen recuerden el nombre de Fernanda, a quien le decían “Nanis” y le dediquen una oración para que esté bien, donde quiere que se encuentre.

“Es muy fuerte el dolor de una madre, pero tengo esperanza de encontrarla”, dice Leticia, quien junto a su pequeña nieta y otras familias salen a rastrear.

CONTAR LA DESAPARICIÓN DESDE OTROS LUGARES

Gran parte de las protagonistas de ese recetario aprendieron a cocinar con alimentos que obtenían por temporadas de sus pequeñas parcelas como la calabaza, el jitomate el maíz, el chile, el frijol y la cebolla. Pero todo cambió: “La tierra se agrietó y en donde antes salían frutos y hortalizas, comenzaron a cosecharse también cuerpos de personas desaparecidas”, escribe en el recetario la periodista Daniela Rea.

La edición de Guanajuato es el segundo volumen, la primera estuvo conformada por recetas de integrantes de Las Rastreadoras del Fuerte de los Mochis, Sinaloa. El proyecto está dirigido por la fotógrafa Zahara Gómez, participan colectivos de búsqueda, la curadora Clarisa Moura y Daniela Rea.

Zahara Gómez cuenta a Animal Político que el proceso para este recetario fue distinto, ya que muchos de los colectivos que participaron se fundaron durante la pandemia de Covid-19 y varios de los integrantes no se conocían físicamente.

En ese contexto de emergencia sanitaria surgió la idea de hacer cocinadas colectivas, lo cual, narra, también significó un respiro para ellas, quienes compartieron cocina, mesa, y recuerdos.

Zahara fue al lugar donde se cocinó de manera colectiva, al menos entre cinco personas, para fotografiar los platillos y platicar sobre su preparación. En las recetas de este libro no hay pesos ni medidas exactas, ya que se decidió integrar el modo de preparación tal cual como ellas las comparten, con familiaridad, “respetando esa voz”.

Además, en esta segunda edición se aborda lo qué es una carpeta de investigación para las familias buscadoras: para unos refleja el camino hacia la búsqueda de justicia, para otros es un logro, un recuerdo de toda la lucha, pero también evidencia la violencia burocrática. La describen como “una tortura extendida”, “un compendio de oficios marcados por sellos y firmas que demuestra ineficiencia, crueldad”, “es recordar y sentir nuevamente impotencia”.

De acuerdo con la fotógrafa, no se planeaba hacer una edición más; sin embargo, Alejandra Díaz, del colectivo Buscadoras Guanajuato, se acercó a ella y le planeó un recetario para la entidad, considerada la más peligrosa del país para ejercer el derecho a buscar y ser buscados.

La Plataforma por la Paz y la Justicia en Guanajuato indica que, hasta el 15 de abril de 2023, en la entidad la cifra de personas desaparecidas ascendía a 3 mil 666. Irapuato, Celaya, León, Salamanca y Pénjamo han sido en los últimos cinco años las ciudades con más personas desaparecidas.

“Este recetario es una propuesta para convocar, para accionar y que la gente haga suya esta temática de las desapariciones, tan compleja y dolorosa, pero ahora contado desde otro lugar, uno muy íntimo, desde la cocina, desde sentarse a la mesa y compartir el alimento. Es poner sobre la mesa esas ausencias sin justicia”, afirma Zahara Gómez.

El libro puede comprarse a través de la página de la iniciativa recetarioparalamemoria.com y en las librerías de la Universidad Iberoamericana. Las ganancias son compartidas entre los colectivos de madres buscadoras.

Por Tania Casasola

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