Gris paso de corcholatas
DOMINGRILLA
Gris paso de corcholatas
Las “ayuditas” a Xóchitl
A Sara Bruna le falta calle
FRANCISCO CHIQUETE
Dos corcholatas, dos, y ni un solo impacto para los pobladores de la región. Es cierto que no son de los predilectos del Tlatoani, pero hasta en las antiguas simulaciones del PRI en las sucesiones, había emoción y suspenso. Como Pedro por su casa pasaron por aquí Noroña y Adán y francamente si no hubiesen pasado, habría sido la misma.
Eso sí: es claro que los servidores de la nación tienen más capacidad de movilización (no se les ocurra pensar en “acarreo”) que el Partido del Trabajo. Con todo y la baja cantidad de asistentes a los dos mítines (“asambleas informativas”) que encabezó Adán Augusto López Hernández, fueron relativamente más que los que fueron con Gerardo Fernández Noroña (lógico: el organizador fue el diputado Leobardo Alcántar, quien puede pasearse por todo Mazatlán sin que se le moleste, porque nadie lo conoce).
Los que acudieron a la colonia Juárez con el diputado-corcholata cabían en dos camiones, cuando mucho, mientras los de Adán Augusto alcanzaban a cubrir la cuota que empieza y termina con el tamaño de las carpas que tradicionalmente le instalan (una en Rosario y otra en Escuinapa).
Los discursos fueron infames: Noroña advierte que él es la mejor opción de izquierda que tiene la Cuarta Transformación y no se aguanta las ganas de reclamar que sus compañeros siguen gastando mucho dinero y de acusarlos de hipotecar el futuro, porque no es igual, dice, que alguien les patrocine un anuncio espectacular de cuarenta mil pesos, a que otro les invite los de todo el país. Sin embargo, no se atrevió a llegar a fondo diciendo nombres ni mucho menos se comprometió a formalizar una queja ante su partido. Todo mundo dice que Fernández Noroña es capaz de hacer cualquier barbaridad radical, pero a fin de cuentas no hay loco que coma lumbre.
Hace unos días dijo que ninguna de las corcholatas va a romper con Morena aunque pierda. No porque los una la ideología, la afinidad de proyectos o la altura de miras, sino porque “el que divide se enfrenta al presidente y ese es un suicidio que acabaría con su carrera política”. ¿Miedo? No ¡pavor!
Por su lado, Adán Augusto repitió su discurso de la visita anterior en Los Mochis ofreciendo ayuda al gobernador y a los sinaloenses, para quitar al estado el estigma de la violencia. No es una mala propuesta, pero uno se acuerda de que él fue secretario de Gobernación, un puesto desde el que pudo hacer mucho para eso, pero no lo hizo. Por el contrario, ahí estaba, despachando en el Palacio de Covián, cuando ocurrió el Culiacanazo 2.0, de tan infame memoria y esa acción por sí sola, sirvió para ratificar el estigma de estado inseguro con el que hemos cargado por décadas.
Por cierto Adán Augusto ya no contó en este viaje con el apoyo por lo menos verbal de Héctor Melesio Cuén Ojeda, quien ahora está demasiado ocupado como para seguirse apuntando a una fiesta, la fiesta “de los que están a gusto”, de la que ya lo han corrido ostensiblemente en varias ocasiones.
A estas alturas la única corcholata que no ha venido a Sinaloa es el exgobernador de Chiapas, Manuel Velasco Coello, pero tenga usted por seguro que cuando venga no va a cambiar absolutamente nada, como le pasó a Marcelo Ebrard con el programa que le armó su representante Guillermo Romero. Falta que venga en gira Claudia Sheimbaum, a quien se presume que apoyan las estructuras gubernamentales y partidistas.
LOS DE ENFRENTE
Los aspirantes del otro frente, el opositor, empiezan también empiezan a acercarse por estos rumbos.
El miércoles próximo estará en Mazatlán Enrique de la Madrid Cordero, quien arranca sus actividades locales con una visita la Isla de la Piedra, sigue con una conferencia de prensa mañanera y luego una reunión “con las fuerzas vivas”, como dicen los priístas. De ahí se va a Culiacán y por la noche a Los Mochis.
De la Madrid es uno de los dos aspirantes del frente opositor que procede del PRI. La otra es Beatriz Paredes. Por cierto a ellos dos y a Santiago Creel se les ha sometido a una intensa presión para que de una vez por todas se bajen de la contienda, favoreciendo a Xóchitl Gálvez.
Hay una urgencia absurda que los apoyadores de Xóchitl deben contener. Parece ahora poco viable que puedan alcanzar el impulso que tiene la hidalguense, pero tampoco es como para que entre ellos se pongan de acuerdo y le entreguen el cetro, como ocurrirá en la trinchera de enfrente, sólo que sin acuerdo.
Lo que sí es que mientras transcurre el proceso, será inevitable escuchar barbaridades como la de Vicente Fox, quien se permite lanzar twitts racistas y expresiones infames, además del lloriqueo por su perdida pensión presidencial.
Xóchitl vendrá en la primera semana de agosto y por cierto ya hay una modificación o más bien un recorte a su itinerario: estará sólo en Mazatlán y Culiacán, por lo pronto ya no en Los Mochis, como también se había anunciado.
LA FALTA CALLE A
LA SEÑORA FISCAL
Doña Sara Bruna Quiñones ganó gran presencia cuando condujo el caso de Armando Villarreal y rechazó de entrada el acuerdo abusivo que le permitió quedar libre pese a la responsabilidad de haber desviado 260 millones de pesos (nomás por esos lo acusaron, lo demás no contó).
No pudo evitar la barbaridad, aunque sí la exhibió.
Pero hoy como fiscal no ha dado pie con bola. En el sonado caso de la Universidad Autónoma de Sinaloa le acaban de devolver los toros al corral porque no les entregó las carpetas de investigación a los acusados o sus representantes.
Cualquiera sabe que ese es un requisito indispensable y la fiscalía cometió el error de negar los documentos y con ello les dio pretexto a los abogados para conseguir una enésima suspensión.
La señora se queja de que en realidad es sólo un truco de abogados para retrasar las cosas, pero si así fuera, es evidente que le falta calle, que a pesar de su experiencia como jueza, le falta calle tanto a ella como a su equipo, y la pueden hacer víctima una y otra vez de esas tropelías de las que se queja. Por cierto, si usted se pregunta si el viernes pasado en la segunda ocasión en que se hizo comparecer al rector Jesús Madueña no hubo ausencias “por motivos de salud”, debemos decirle que sí, que uno de los acusados recurrió al sobado truco del certificado médico y se libró por lo pronto.
Pero quizá no sea tan cierto eso de que le falta calle. Ya en otras entregas hemos referido la percepción de los especialistas: serían trucos de la propia fiscalía para ganar tiempo y tratar de completar el caso, que no se ve muy sólido.
Este es el principal asunto político que se ha propuesto el gobernador, y no puede proceder porque no hay una conducción eficaz. Un contrasentido porque Rubén Rocha Moya está convencido, lo ha dicho muchas veces, de que hay un cacicazgo en la UAS y que ello ha derivado en manejos irregulares del dinero público. El hecho absurdo es que teniendo esa certeza y la seguridad de que hay pruebas, no se pueda avanzar, y peor aún: que en los vaivenes de la opinión pública, haya momentos en que el estado pierda el debate.
SI LA CFE TRABAJARA
COMO DICEN ELLOS…
El pasado martes estuvieron en la Semanera del gobernador funcionarios de l CFE, mandamases de la región, quienes se colgaron en su verborrea aseverando que no tenemos problemas de abastecimiento del fluido eléctrico ni de mantenimiento a las instalaciones, que si acaso hay cortes en el servicio es porque durante las lluvias las ramas de los árboles tropiezan las líneas de conducción, pero todo se repara inmediatamente.
Hablaron en perfecta correspondencia con el discurso presidencial, que garantiza abastecimiento suficiente y que “no va a haber apagones”, mientras el país entero carece de un servicio adecuado y suficiente.
Anoche durante la tormenta que se abatió sobre Mazatlán, muchas zonas quedaron sin servicio. En algunas se reanudó inmediatamente, en otras no tan pronto y otras más quedaron a oscuras por varias horas. Lo más llamativo fue que en algunas partes la luz de fue después que terminó la tormenta, y todo esto nos habla de la falta de mantenimiento no sólo a las líneas aéreas (los cables) sino también a las subterráneas. Ahí están las consecuencias de la austeridad republicana, la pobreza franciscana y el “austericidio”, como le llamó Germán Martínez.