Al inicio de este gobierno, 10 millones 600 mil indígenas padecían alguna carencia social, ya sea en educación, salud, vivienda, seguridad social, servicios básicos o alimentación.

Cuatro años después, en 2022, la cantidad había aumentado a 11 millones 400 mil.

Es información del propio gobierno, del CONEVAL.

“Es una ignominia, una vergüenza, que nuestros pueblos originarios vivan desde hace siglos bajo la opresión y el racismo, con la pobreza y la marginación a cuestas, dijo Andrés Manuel López Obrador el 1 de diciembre de 2018.

Cuando tomó posesión el presidente, la mitad de los indígenas padecía tres o más carencias. Luego de cuatro años de gobierno, esa proporción subió al 60 por ciento.

Eran 6 millones y aumentaron a 7 millones 600 mil. Los más olvidados, los más marginados, los sin derecho a nada.

“Vamos a que esto cambie, mejore, es mi compromiso, atender la deuda que tiene la sociedad, el gobierno de México con las comunidades, con los pueblos indígenas, es una deuda que se debe de pagar, porque es mucha la pobreza en Chiapas, en Oaxaca y sobre todo en las comunidades indígenas”: Andrés Manuel López Obrador, 10 de junio de 2018.

El efecto del aumento del salario mínimo entre los indígenas no causó que disminuyera el número de ellos en situación de pobreza: 8 millones 400 mil.

En tanto, el acceso a los servicios básicos empeoró para los indígenas en este gobierno.

Son 600 mil más sin electricidad o sin agua entubada en su casa o sin sistema para desechar aguas negras o sin forma de evitar que el humo afecte los pulmones de quienes cocinan con leña.

Al empezar la administración había 6 millones 800 mil con este problema y se ha incrementado hasta afectar a 7 millones 400 mil.

Las nuevas casas y los nuevos asentamientos no son apoyados con las obras necesarias y los viejos sistemas no son reparados, no reciben mantenimiento y dejan de funcionar.

Abatir este flagelo es totalmente responsabilidad de los gobiernos.

Proveer servicios e infraestructura es función básica del Estado.

De 2008 a 2018, con Calderón y Peña se avanzó poco, se redujo solo en 200 mil personas. De 7 millones se bajó a 6 millones 800 mil.

Había un programa especial para construir infraestructura básica en comunidades indígenas.

En 2018, con Peña Nieto se aprobaron para ese programa 2 mil 372 millones de pesos. Con López Obrador, en 2020, solo se le asignaron 200 millones y, en 2021, se desapareció.

Los 2 mil 400 pesos mensuales que les entregan a los adultos mayores indígenas no son suficientes para construir drenajes o redes de electricidad.

La cuarta transformación consistió en retirarse de la construcción de infraestructura básica pero, como compensación especial a los indígenas, les entrega la pensión bienestar a los 65 años.

La política social basada en transferencias en efectivo tiene como resultado el aumento de las carencias sociales.

La carencia alimentaria sí mejoró: de 4.3 a 3.9 millones de personas.

El rezago educativo empeoró, aumentó de 4 millones de indígenas a 4 millones y medio. 500 mil más.

Son los niños y jóvenes que no asisten a la escuela y los adultos que no tienen la primaria o la secundaria completa.

La falta de seguridad social se agravó, se elevó de 9 millones 200 mil personas a n9 millones 500 mil. 300 mil más.

Son quienes no cuentan con el derecho a pensión por cesantía, incapacidad, enfermedad y vejez.

La privación de una vivienda digna se mantuvo en 3 millones 400 mil.

Los marginados de ello no cuentan con viviendas con piso, muro y techos firmes ni con suficientes habitaciones para evitar el hacinamiento.

La cantidad de indígenas sin acceso a los servicios de salud se cuadruplicó.

Cuando entró Lopez Obrador al gobierno eran 1 millón 800 mil y, al pasar cuatro años, son 7 millones 200 mil.

5 millones 400 mil más.

Millones de más indígenas marginados, más excluidos, sin derechos.

A propósito del tema electoral, el presidente López Obrador expuso el pasado 6 de septiembre en Palacio Nacional:

“El bastón es un símbolo de comunidades indígenas, de los más pobres de este país, es entregar ese símbolo a quien debe encabezar la transformación, quien debe darle continuidad a lo que es para nosotros esencial, el ayudar a los pobres y ayudar a los indígenas, eso nos hace diferentes, la oligarquía no le tiene amor al pueblo, los oligarcas son racistas, y son clasistas, no estoy inventando nada, nosotros le tenemos mucho amor al pueblo y mucha admiración, respeto, y tenemos un compromiso con las comunidades indígenas de México”.

 

Con información de Río Doce

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