José Alberto Sánchez Nava

 

1.-El reciente anuncio de la terna presidencial presentada al Senado para suplir al exministro Arturo Zaldívar ha desatado un alud de críticas. La controversia radica en que la terna, compuesta por tres mujeres, parece encuadrar en la figura del nepotismo en México.

2.-La terna propuesta por el presidente consiste en Bertha María Alcalde Luján, hermana de la Secretaria de Gobernación; Lenia Batres Guadarrama, hermana del Jefe de Gobierno de la Ciudad de México; y María Estela Ríos González, Consejera Jurídica de la Oficina del Presidente. Este hecho ha levantado sospechas de nepotismo, ya que los nombramientos no parecen estar sujetos a la preparación en una carrera judicial, sino más bien a lazos familiares y políticos.

3.- En ese contexto, se hace presente la intención del Presidente de la Republica para tratar de incidir desde la figura presidencial sobre las decisiones de la Corte, esto robustece el conflicto que tiene el Ejecutivo con el principio de división de poderes, toda vez que la terna no representa capacidad en base a la experiencia en la carrera judicial, sino en la sumisión hacia el presidente.

4.-El nepotismo, un término que resuena en los pasillos de los poderes gubernamentales, resurge como una sombra ominosa que acecha la pureza de la meritocracia y la equidad en el acceso a cargos públicos. En esencia, se trata de la manifestación más clara de favoritismo y protección desmedida que los funcionarios otorgan a sus familiares y amigos, elevándolos a puestos oficiales sin justificación razonable alguna.

5.- Al respecto, el Diccionario Jurídico de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, señala que: “En un sentido más crítico, acerca del nepotismo, también se señala lo siguiente: “Favor y protección desmedida de un funcionario público hacia sus familiares y amigos colocándolos en puestos oficiales. // Es la preferencia no justificada razonablemente, otorgada por un gobernante a sus parientes para el desempeño de los cargos o funciones públicas. Constituye un vicio característico de los regímenes dictatoriales. Los efectos del Nepotismo son altamente perjudiciales para la nación y se hallan en una flagrante contradicción con el principio democrático según el cual todos los ciudadanos tienen derecho a los cargos públicos de acuerdo con su mérito y su capacidad. // Desmedida preferencia que algunos dan a sus parientes para las concesiones o empleos públicos*
6.-Esta práctica, característica de regímenes dictatoriales y de gobiernos opacos, corrompe el tejido mismo de la democracia al pervertir el principio fundamental de igualdad de oportunidades en el ámbito público. Es como un veneno que carcome los cimientos de la meritocracia, donde el mérito y la capacidad deben prevalecer sobre los lazos familiares o amistades cercanas. Los efectos devastadores del nepotismo son como un cataclismo que golpea la esencia misma de la administración pública. Pone en tela de juicio la imparcialidad y la integridad de las instituciones, mientras socava la confianza del público en la equidad del sistema.

7.-La desmedida preferencia que algunos otorgan a sus parientes para obtener concesiones o empleos públicos es una afrenta directa al principio democrático más básico: todos los ciudadanos tienen derecho a cargos públicos en base a su mérito y habilidades, no por lazos sanguíneos. En la palestra de la política y el servicio público, el nepotismo no solo representa una injusticia flagrante, sino que también fomenta un ambiente tóxico de desconfianza y desilusión entre los ciudadanos. Genera un terreno fértil para la desigualdad y la desesperanza, donde aquellos que están calificados para servir son eclipsados por individuos con conexiones personales privilegiadas.

8.-El nepotismo no es solo un problema ético, sino un obstáculo significativo para el progreso y la justicia social. Perpetúa un ciclo vicioso que limita el ascenso de los talentos genuinos y ahoga el potencial de una nación. La erradicación del nepotismo no es simplemente una responsabilidad gubernamental, es un llamado a la acción para cada uno de nosotros, ciudadanos conscientes de la importancia de una sociedad justa y equitativa. Debemos demandar y defender una administración pública basada en la excelencia y la igualdad de oportunidades, donde el mérito sea el único criterio para ocupar puestos públicos. Es hora de despojar a la democracia de este cáncer llamado nepotismo y dejar que florezca el verdadero potencial de una nación.

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