Con un interés completamente distinto a la celebración que hoy se hace del Día del Niño, en 1921 es cuando por primera vez gracias a los Congresos nacionales e internacionales sobre la infancia se empieza a pensar en la posibilidad de una celebración.

 

Las condiciones de vida de los infantes en la última década del Porfiriato y Cañedismo y su transición de las calles al aula serían algunas de las causas que darían origen a este día, consideró Rosy González, de la Facultad de Historia de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS).

 

La alumna del octavo semestre de la licenciatura en Historia, quien estudia las infancias en este periodo, dijo que bajo este contexto los niños se desempeñaban en ciertos oficios como el ser boleros, otros más trabajando en las labores del campo, vendiendo pan o dulces, así como en algunas fábricas, donde una minoría tomarían las armas.

 

Pero la primera vez que se celebraría como tal esta fecha sería en 1925 en el Día del Trabajo, ya que este vínculo niño y obrero surgiría por estos infantes, sin embargo, aclaró que en 1921 se crearon por primera vez este día condiciones que se darían cuatro años después gracias a los congresos internacionales que se tenían sobre la infancia y los cuales darían visibilidad a este sector.

 

Entre las fuentes que ha analizado, dijo haber encontrado a través de la prensa críticas que se hacían sobre los infantes que se encontraban en las calles y no en aulas, además de no contaban con un oficio, intentando con ello integrar la ideología de la época que era Orden y progreso en el Porfiriato.

 

Gracias a estas investigaciones, y a modo de recordar la niñez, González expresó que hacen falta historiadores, antropólogos, sociólogos y otros estudiosos que se interesen en el tema, ya que los niños siempre han estado presentes en todos los acontecimientos históricos, donde nunca se les ha hecho un estudio propio, siendo abordado desde las representaciones.

 

“Mi estudio se enfoca en abordar la diversidad de aspectos relacionados desde la heterogeneidad de su vida cotidiana, su relevancia en la participación de la realidad social del periodo que matiza sus vidas, abordándolos desde lo histórico a lo contemporáneo en Sinaloa y México”, compartió.

 

En ese aspecto, invitó a más investigadores acercarse a la niñez con gran respeto, que se interesen en este tipo de temas para convertir el quehacer social e histórico en un espacio abierto a la niñez, diferenciado de los sistemas sociales, políticos y económicos que los aíslan, los abandonan y los violentan.

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