Yo Campesino / Divididos

• Más allá de los resultados del PREP, México está partido, violento y en crisis

Miguel A. Rocha Valencia

 

Independientemente de los resultados preliminares del INE, la elección de ayer que se dio en un marco de violencia criminal nunca visto, deja a los mexicanos más polarizados que nunca pues aún con el reconocimiento del triunfo de quien perdió en las urnas, sus millones de seguidores no lo aceptarán y clamarán fraude, más porque en medio de este clima de crispación se escupen ofensas y acusaciones “inolvidables”.

El lodo que se arrojaba en otros tiempos y se limpiaba después de la justa electoral, esta vez permanecerá por mucho tiempo y las afrentas proferidas no serán perdonadas por más llamados a la unidad que se hagan.

No solo a nivel de contendientes sino de la ciudadanía en general. Lo peor es que quien sembró esa división y encono no fueron los mismos candidatos, sino que la basura, el barro y la peste salió de un sujeto que al menos en lo formal tendrá que irse a la Chingada, pero nos deja como herencia un pleito en el cual cayeron millones de mexicanos incluso entre familias y amigos que llegaron al grado de ofenderse y hacer suyas las palabras del tlatoani para referirse al de enfrente como corrupto, chayoteros o fifís.

En el imaginario colectivo se dio la confrontación atizada todos los días desde Palacio Nacional y eso, aunque muchos no les importe era uno de los objetivos a alcanzar pues como dicen los que saben, un país dividido es más fácil de gobernar por la oligarquía en el poder del bando que sea, pues al final las cúpulas cojean de los mismos vicios y origen, con un ADN donde la demagogia y la corrupción son inherentes.

Pero el tema se torna más grave, el panorama a corto y mediano plazo tiene barruntos de tormenta. Para los políticos, la justa electoral terminó, pero para el pueblo, habrá de continuar.

Porque más allá del marco del proceso electoral que fue el más violento y el sexenio más sangriento, se dan otros factores que harán difícil gobernar no sólo por el encono social sino por las condiciones financieras en que queda un país donde el ganso hizo todo para ganar, incluso endeudando al país de manera tan irresponsable que en vez de aumentar al menos a nivel de inflación el próximo presupuesto de egresos, deberá disminuirse en casi 850 mil millones de pesos y eso, si el déficit para este año se mantiene en el 1.5 billones programados.

Y es que a estas alturas ya empiezan a encenderse focos rojos y la mejor muestra de ellos es que el propio Banco de México ya advierte de una disminución en sus expectativas de crecimiento para este 2024 y baja del 2.8 al 2.4 por ciento, es sin siquiera llegar al medio año, por lo cual junto con el recorte “aconsejado” por Hacienda, en 2025 se volverá a caer el PIB.

De hecho, el incremento de la deuda colocada en documento con inversionistas y bancos, distraerá del presupuesto un mínimo de 300 mil millones de pesos para pagar el déficit sumado de 24-25 más los 350 mil millones que ya se tienen presupuestados para amortizar el servicio de la deuda global.

Y si a eso se agregan al menos 735 mil millones en programas sociales, y lo que ya está comprometido del gasto, las posibilidades de maniobra del próximo gobierno serán muy limitadas y dependerá en mucho de inversión privada. Recurrir a más débito, implicará sumar mayor carga de intereses con cargo al presupuesto.

A ello habrá de sumarse o descontarse el dinero para continuar las obras que deja pendientes el caudillo de Macuspana, así como los subsidios para su operación. Con ello, olvidemos un buen resultado sexenal en materia financiera con dos paraestatales con pérdidas y una deuda pocas veces vista. Con la predicción de BanMex, no se alcanzará ni el uno por ciento promedio en el sexenio.

Ni hablar de la violencia criminal imparable a pesar de que hoy México cuenta con una Guardia Nacional de 120 mil elementos que de plano no sirvieron ni para proteger a candidatos en la víspera electoral y que se sumaron a la estadística que ya casi alcanza los 190 mil asesinatos especialmente en aquellas zonas donde la delincuencia impuso no sólo su ley sino también a sus aspirantes a cargos de elección popular.

De la corrupción, ahí queda como tarea lo mismo que la destrucción de instituciones, la sociedad dividida y enconada hará muy difícil un proceso de reconciliación del que hoy nadie habla y el cual pareciera no importarle a nadie. ¿Así nos quieren? México amanece en crisis, y lo peor de eso, es que fue provocada por un solo sujeto, mesiánico que ojalá dejará de gravitar en el quehacer nacional, pero no lo hará.

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