Utopía

Eduardo Ibarra Aguirre

 

No tiene desperdicio el diagnóstico de la ministra Lenia Batres, a base de adjetivos que describen muy bien al Poder Judicial: “Para nuestra población, la justicia en México es cara, elitista, desgastante, humillante, lenta, inaccesible, inentendible, abusiva, misógina, racista, clasista, corrupta, parcial… En una palabra, es injusta”. Lo dijo en el foro realizado en la Cámara de Diputados el jueves 27, como parte del parlamento abierto, y provocó el aplauso y las exclamaciones más nutridas, frente a una presidenta de la Suprema Corte más que desencajada, porque le empieza “a caer el veinte” de la terca realidad, el Plan C recibió un apoyo ciudadano con casi 36 millones de votos el 2 de junio, y las oposiciones mediáticas, empresariales, partidistas, religiosas y criminales se resisten a procesarlo.

Con la misma esencia pero otras palabras, lo sostuvo Arturo Saldívar, el ministro en retiro y expresidente de la Corte. Casi siempre se olvida que “la independencia judicial exige legitimación social: esto es, la confianza del pueblo, de la gente, en su aparato de justicia. Sin legitimación social, la independencia no es sino una máscara para juzgar en contra de los derechos y los intereses del pueblo. La legitimidad social en la justicia de México está rota desde hace mucho tiempo, pero quizás nunca ha estado en peor situación que ahora. Si preguntamos a la gente –que lo hicimos en los Diálogos por la Transformación, (durante) seis meses intensos y más de 400 foros–, la gente te dice que tenemos una justicia elitista, una justicia que privilegia a los que tienen frente a los que no tienen, que maltrata a las mujeres, que castiga la pobreza y no la delincuencia, y que no tiene legitimación social”.

La sucesora de Saldívar Lelo de Larrea, advirtió como si no fuera parte del problema estructural de justicia que padece México y que ella, Noma Lucía Piña, agudizó a partir del 2 de enero de 2023 hasta el extremo de invadir funciones del Legislativo y el Ejecutivo, cancelar leyes con el voto de un solo ministro, esconder expedientes fiscales y dar al neoconservadurismo hecho partidos lo que no ganaron en las urnas hoy hace seis años, lo siguiente: llevar a cabo una reforma al PJF de manera apresurada implica el riesgo de “dar entrada a problemas mayores” a los que se quiere resolver. Pidió que en este ejercicio de diálogo se “diluya la idea de una decisión tomada. El paso veloz ante modificaciones estructurales sólo puede dar entrada a problemas mayores. (…) En la reforma judicial no debe pesar más la celeridad que la idoneidad”.

Entre otras frases huecas que contrastaron con las cuatro camionetas blindadas que escoltaron a la suya, también blindada, y un motociclista encabezando el convoy de la presidenta de la Suprema, como en los viejos tiempos del poder presidencial omnímodo.

Fuera de su coto exclusivo de la avenida Pino Suárez, ubicada en San Lázaro, en terrenos de una de las dos cámaras que forman el Legislativo que atropelló como nadie se atrevió antes, salvo los expresidente de México, la ministra presidenta que tan bien parodia Jairo Calixto Albarrán en Operación Mamut, escuchó incómoda, con el rostro desencajado, los juicios de Saldívar al acusar que a partir de entonces: “se dejó de combatir la corrupción, se regresó al nepotismo como cultura, se quitaron las políticas de paridad de género y de igualdad (…) la Escuela Judicial volvió a ser el club de amigos, y el Instituto (Federal) de la Defensoría Pública, el patito feo del Poder Judicial, pero sobre todo se acrecentó la lejanía con el pueblo de México. La Suprema Corte se convirtió en defensora de las élites, de la oligarquía, de los poderosos, de la comentocracia, de la derecha. La Suprema Corte decidió otorgarle a la oposición –en una suspensión, en una sentencia– lo que habían perdido en las urnas, y esto lo dije en el Pleno de la Corte, siendo ministro en funciones. Pero lo peor, decidió intervenir en el proceso electoral de manera descarada, con los hechos que hoy son públicos de todos nosotros”. ¿Así o más claro señora Piña?

Acuse de recibo

La senadora Xóchitl Gálvez, nuevamente en funciones para cobrar el sueldo de 600 000 pesos durante tres meses y un millonario bono sexenal, está de gira por los medios de manipulación sin rendir cuentas de su estrepitosa derrota del 2 de junio en las urnas… Viridiana (Viri) Ríos atribuye al presidente AMLO la afirmación de que los integrantes de su gabinete requieren 90% de lealtad y 10% de experiencia y capacidad. Según la doctora sucede lo contrario con el gabinete que está formando Claudia Sheinbaum. La reiterada afirmación presidencial consiste en 90% de honestidad, la lealtad la refiere al proyecto de la 4T, no a su persona ni al gobierno sino al pueblo… Invitación: “Hasta el 7 de julio próximo en la Casa de Cultura Jesús Reyes Heroles, ‘La fuerza de la creación: Rosaura Revueltas’. Calle Francisco Sosa 202, colonia Santa Catarina, alcaldía Coyoacán, de 11 a 20 horas”.

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