Alguien tiene que Decirlo

Samuel Sarmiento
Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), la economía mundial crecerá 3.2% para este 2024 y 3.3% para el siguiente año. Mientras que las economías avanzadas (donde no está México), crecerán sólo 1.7%, en contraste con las economías emergentes y en desarrollo, donde se encuentra China e India y que crecerán en promedio 4.3%.
Hay que recordar que el Producto Interno Bruto (PIB), es un indicador del comportamiento global de la economía, que representa nuestra capacidad productiva, si hay crecimiento económico, entonces, las empresas están produciendo más bienes y servicios, lo que significa generación de empleos y bienestar para el país.
En caso contrario, si producimos menos bienes y servicios que el periodo anterior, entonces, las empresas empiezan a despedir empleados, se reducen las nuevas inversiones y podríamos entrar a una desaceleración de la economía o en una crisis económica.
En el caso de México, el FMI redujo su expectativa de crecimiento en su ajuste trimestral del 2.4% al 2.2%, mientras que el crecimiento esperado para el primer año de la Presidenta Electa será del 1.6% (2025).
La estimación de este organismo internacional contrasta con el optimismo de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), que se ubica en el rango 2.5%-3.5%.
Pero, ¿en qué nos impactaría si la economía mexicana no crece al ritmo que estima Hacienda?
Simple y sencillamente, que los ingresos ordinarios, es decir, los impuestos que pagamos las personas y las empresas, no serían del nivel que espera la Secretaría de Hacienda y por lo tanto, no se cumplirá el balance del presupuesto.
Y eso debería ser alarmante, porque si el gobierno no obtiene los ingresos que espera (vía impuestos, cuotas, derechos, productos y aprovechamientos), entonces, las otras alternativas son contratar más deuda, vender activos del gobierno o recortar programas y dejar obras inconclusas.
Al día de hoy, la deuda pública (interna y externa) del Gobierno Federal, alcanza los 16.5 billones de pesos, que representan el 50% del PIB y empieza a convertirse en un riesgo creciente de las finanzas públicas.
Por otro lado, la desaceleración de la economía mexicana se explica por el ajuste a la baja en el consumo de Estados Unidos, quien es nuestro principal socio comercial y cuyo crecimiento será del 2.6% y se espera que se enfríe al 1.9% para el 2025.
Respecto de las razones internas, la principal es el combate de la inflación, vía altas tasas de interés (11%), que fomentan el ahorro, pero limitan el financiamiento y las nuevas inversiones de las empresas, los particulares y del propio gobierno.
Lo anterior, a nivel nacional se ha reflejado en 3 meses con pérdidas de empleos formales (marzo, mayo y junio, respecto del mes anterior) y en el caso de la industria manufacturera con 9 meses consecutivos a la baja, mientras que la demanda interna, medida a través del consumo privado, también se empezó a desacelerar en el 2do trimestre del 2024.
Sin embargo, el optimismo de la SHCP se justifica por el flujo comercial de 1.2 billones de dólares que tiene México con el mundo, los 190,000 millones de dólares que han llegado de Inversión Extranjera Directa (IED) a lo largo del sexenio y los anuncios de inversiones por más de 45,000 millones de dólares para el 2024.
Cabe destacar que en el informe del FMI, Argentina es el único país del mundo que su economía se contraerá 3.5% para este año.
Por eso, le pregunto estimado lector: en su día a día, ¿cómo percibe el rumbo que lleva la economía mexicana?

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