Adiós al litio: así son las nuevas baterías de sodio que llevarán móviles y coches
El miedo a la escasez del litio y la subida de su precio ha empujado a la creación de una alternativa, que empezará a fabricarse con el objetivo de suplir la demanda de coches eléctricos.
El gigante chino CATL ha empezado a desarrollar una nueva batería de ion-sodio, un remplazo para los actuales modelos de batería ion-litio cuyos precios están aumentando vertiginosamente por la gran demanda del mercado y para las que se anticipa una falta de suministros para tan pronto como 2022.
Los motivos por los que se ha desarrollado una alternativa es simple: la gran cantidad de teléfonos móviles y, sobre todo, la mayor producción de vehículos híbridos o totalmente eléctricos que funciona con baterías de litio ha hecho sonar las alarmas entre los productores de automóviles y teléfonos.
La demanda de litio se triplicará en los próximos años, alcanzando los 1,12 millones de toneladas en el año 2025, según los análisis preliminares del mercado.
Aunque durante años se ha intentado desarrollar una alternativa fiable y económica el litio, no ha sido hasta recientemente que se ha podido ofrecer otro tipo de batería que fuera fiable, duradera y suficientemente barata de producir a gran escala.
Las baterías de ion-sodio, según su fabricante, contemplan recargas de hasta el 80% de su capacidad en apenas 15 minutos y prometen una alta densidad de energía y una buena estabilidad térmica en multitud de escenarios. Esto último es especialmente importante y una ventaja con respecto al litio, que pierde rendimiento cuando hace mucho calor o mucho frío.
La primera generación de baterías de sodio tendrá una capacidad de 160Wh/kg y están pensadas para coches. Están lejos de las actuales medias de densidad que alcanza el litio, de entre 200 y 250 Wh/kg, pero CATL asegura que podrán mejorar su capacidad en futuros modelos. La segunda generación ya está siendo desarrollada con los 200 Wh/kg como objetivo.
Otro de los puntos fuertes del sodio es su funcionamiento similar al litio. Las baterías construidas con ambos elementos funcionan mediante el desplazamiento de iones entre cátodos y ánodos. Por desgracia, el sodio tiene partículas de mayor tamaño que requieren una mayor estabilidad estructural y cinética en sus componentes.
Este último punto hace que su uso en dispositivos de menor tamaño, como móviles, tablets, cámaras o videoconsolas, aún esté lejos.
La primera hornada de baterías de sodio producida a gran escala se espera para el año 2023 y China es el país que más está apostando por su despliegue.
Con información de El Mundo