DOMINGRILLA

FRANCISCO CHIQUETE

Sin proponérselo, el presidente Andrés Manuel López Obrador dio la razón al parlamento europeo, que condenó las amenazas, acoso y asesinatos de periodistas que se registran en nuestro país.
La respuesta de López Obrador no tuvo mucho que ver con los señalamientos sobre las presiones a medios y sus trabajadores o sobre los asesinatos de periodistas. La respuesta fue una colección de descalificaciones (borregos y desinformados, entre otras), que demuestran cómo en el país existe una permanente agresión de las autoridades, en lugar de un debate en que se intercambien ideas y argumentos.
Ese solo hecho sirve para dar la razón a los parlamentarios europeos, pero hay situaciones adicionales.
Bastó que el gobierno ratificara la autenticidad del documento, para soltar una jauría de hordas descalificadoras contra los europeos. Eso ocurre con todo aquel connacional que osa exponer un punto de vista distinto al del gobierno, y peor aún si el francamente contrarios. Después de estas reacciones, a nadie le puede quedar la menor duda de que en México está pasando algo con la libre expresión de las ideas.
Pero la reacción del gobierno mexicano no trajo sólo eso. También sirvió para demostrar hasta dónde llega la falta de dignidad de la clase política en el poder. Como en aquel chiste de los cocodrilos que vuelan, hubo algunos que reaccionaron diciendo que era una barbaridad: ¿quién dijo semejante cosa? El señor presidente… ¡Ah bueno! Es que sí vuelan, pero bajito…
La diputada morenista Patricia Arizmendi leyó el comunicado de marras y publicó un tweet exigiendo al canciller Marcelo Ebrard que desmintiera “el burdo” documento que se presentaba como posición del gobierno federal.
Como ella, muchos lo leímos y creímos que era una falsificación, que lo habría escrito y publicado un enemigo del gobierno, para hacer quedar mal a López Obrador, pero no era así. Al otro día el mismo presidente confirmó que fue él quien lo escribió, con ayuda de Jesús Ramírez, su jefe de comunicación “y otros del equipo”.
Entonces vino la reacción de la diputada Arizmendi con su versión personal del “sí vuelan, pero bajito”. Me solidarizo con la expresión del presidente, dijo, celebrando que “puso en su lugar a los europeos”.
Esa misma diputada dijo antes que estaba de acuerdo con la exigencia del presidente para que los periodistas informen públicamente de sus ingresos, como si fueran empleados del sector público.
Por si fuera poco, esta clase política morenista dio un nuevo paso a la prehistoria. Como en tiempos de Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría y José López Portillo, se volvió a tratar a los gobernadores de Morena como borregos, concentrándolos en un mitin virtual para defender al presidente y para lanzar todo tipo de señalamientos en contra de los diputados europeos.
No sólo ellos. También los funcionarios públicos morenistas de todos los niveles han sido utilizados para retuitear, compartir y postear las “defensas” al gobierno mexicano, sin ver siquiera qué es lo que se dice en los mensajes que reproducen.
Nuevamente queda de lado el punto central: el acoso, agresiones y asesinatos de periodistas. Todas las supuestas respuestas a la condena europea tienen que ver con el pasado o presente colonialista de los países del viejo continente. Acusaciones de todo tipo, señalamientos ajenos a la realidad mexicana, todo, menos los crímenes y el hostigamiento.
¿DE QUÉ SE QUEJAN?
Pero la peor de todas las reacciones es la del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien dijo en su mañanera que “malas las comparaciones”, pero de cinco mil mexicanos que han sido asesinados en lo que va del año, sólo cinco son periodistas. ¿Cuántos quería para que el porcentaje pintara?
Cinco mil asesinados en dos meses y fracción son una barbaridad, una cantidad absurda, pero considerar que cinco periodistas asesinados no son para hacer escándalo, es una bofetada para una sociedad agraviada por los crímenes que además de frecuentes, quedan sin castigo,
López Obrador se conforma con decir que esos crímenes no fueron ordenados por su gobierno, que hoy no es el estado el señalado como responsable, y tiene razón, pero en cambio su gobierno ha sido omiso en la atención a estos problemas. Por el contrario, como dijeron los parlamentarios europeos, hay un hostigamiento contra los periodistas, cuyo efecto es precisamente la decisión criminal de ir contra aquellos que denuncian la realidad de sus regiones.
Lourdes Maldonado se presentó en la mañanera a decir que se sentía bajo amenaza y temía por su vida, responsabilizando al entonces gobernador bajacaliforniano Jaime Bonilla. La petición de protección no sirvió de nada. La periodista fue asesinada y la primera reacción del presidente fue exonerar de toda responsabilidad a Bonilla.
NÚMEROS ENGAÑOSOS
Apenas el lunes anterior, el presidente y su secretaria de Seguridad habían dado a conocer un logro importante de su cuarta transformación: la reducción, aunque fuese marginal, de los asesinatos dolosos. Hay una baja, dijeron ambos, y se trata de una tendencia sostenida.
Lo que no vieron fue que esa baja en el número de asesinatos, efectivamente existente y efectivamente marginal, es mucho menor que el ascendente número de desapariciones de personas, registrado no sólo en los estados con mayor índice de violencia, sino en prácticamente todos los estados de la federación.
Evidentemente el crimen organizado está ocultando los cuerpos para evitar “el calentamiento” de las plazas, simulando una pacificación que no existe.
Por desgracia, el propio presidente cayó en esa misma posición cuando intentó descalificar la noticia de que diecisiete personas fueron fusiladas en San José de Gracia, Michoacán, durante un velorio. Ante la desaparición de los cuerpos, el presidente dijo que no se podía hablar de un crimen múltiple, incluso reconociendo que en el lugar había rastros de sangre y de restos humanos correspondientes a varias personas.
¿Cuál es la realidad en materia de seguridad? Me parece que la versión más negativa.
UNA OPOSICIÓN EMPEÑADA
EN LOGRAR SU DESAPARICIÓN
En el PRI todos los días se hace algo para dificultar cualquier posible recuperación. En lugar de trabajar para reconquistar a la sociedad, se empeñan en pelearse entre ellos mismos, de ajustar cuentas reales o inventadas, con miras a una hipotética candidatura presidencial, la de Alejandro Moreno, que no tiene reales posibilidades de concretarse, y que en caso de ocurrir, sería un fracaso cuyo principal efecto será terminar de hundir al PRI.
En Sinaloa por lo pronto están ensuciando la posibilidad de que Aarón Irízar llegue a la presidencia del comité directivo estatal. Primero le dieron cran con una propuesta hecha por el senador Mario Zamora, y ahora no sólo dificultan el proceso, sino que hacen lo posible por evidenciar que en realidad Alito quiere poner a alguien de sus confianzas, no a la persona más adecuada.
Otro del mismo calibre, el dirigente nacional del PRD, Jesús Zambrano, vino a reunirse con cuadros priístas y uno que otro sobreviviente del perredismo, a decir que el exgobernador Quirino Ordaz traicionó a la coalición PRI-PAN-PRD. Debemos suponer que a causa del exgobernador le fueron birlados a su partido los miles de votos que le faltaron para rescatar al menos el registro local, perdido hace varios años.
Algo similar había dicho la diputada Paloma Sánchez, quien probablemente esperaba que el gobierno del estado cometiera fraude electoral para corregir las anomalías en que incurrió la dirigencia nacional con su agandalle de posiciones seguras en las listas plurinominales.
La verdad es que Quirino, siendo un gobernador excelentemente calificado, no pudo transferir ese potencial a la votación priísta. Se le puede señalar como alguien que siendo la cabeza real de ese partido en la entidad no pudo tener a la estructura suficientemente operativa para que diese una mejor pelea contra un partido-gobierno y aliados en su momento de más poder, pero no significa que haya entregado la gubernatura o las demás posiciones.
El PAN, por su lado, se desmorona paso a paso. El partido que compitió seriamente por el poder en el estado, que estableció enclaves firmes en las alcaldías de varios municipios e incluso se acreditó como ganador de la elección de 2010 por la gubernatura, hoy es un fantasma sin rumbo y prácticamente sin bases.
Aunque el Partido Sinaloense no es propiamente un partido de oposición (en algún momento llegó a alucinar con ser cogobierno), es obvio que su destino es desincorporarse del régimen de Rubén Rocha Moya. El dirigente real Héctor Melesio Cuen Ojeda es frecuentemente hostigado por su jefe y aunque aquel está empeñado en sobrevivir hasta amarrar una candidatura a senador, poco a poco se dan expresiones del alejamiento inevitable.
Apenas esta semana, la fracción del PAS se separó de Morena en la votación para autorizar la práctica del aborto en Sinaloa. Dada la sensibilidad de una parte importante de la sociedad, Morena necesitaba toda la compañía posible y no tuvo la de los pasistas. Éstos se agarraron de un tecnicismo para decir que no: el desacuerdo con el plazo de ejecución del legrado, que la mayoría de los especialistas establece en las doce semanas, y que la mayoría morenista fijó en trece. Tiene razón el PAS, pero suena más a una buena excusa para empezar a enseñar las uñas, que a preocupación por los efectos de la medida entre las mujeres.
De todos modos, se dice, será el PAS el que trabaje para sacar adelante la legitimación de la consulta de revocación, tarea que no puede ejecutar Morena por su falta de estructura organizacional.
GOBIERNO Y SNTE 27
SIGUEN EN LAS VENCIDAS
Por segunda semana, el SNTE sección 27 y el gobierno del estado jugaron a las vencidas, en un enfrentamiento del que sólo pierden los alumnos de las escuelas primarias y secundarias del subsistema federal en Sinaloa.
Un nuevo paro, esta vez de dos días, sin demandas concretas, sin vías de solución, arrinconó al gobierno del estado porque no ha sabido cómo manejar la crisis.
Como insistentemente dice la secretaria de Educación Pública y Cultura Graciela Domínguez, no hay motivos contractuales ni jurídicos que justifiquen estos paros, pero tampoco ella ofrece posibilidades reales de diálogo que deslegitimen a los maestros ante la sociedad. El gobierno tiene razón, pero no ha sido capaz de hacerlo ver a los sinaloenses, porque sus empeños no se han dirigido a buscar la solución, sino a vencer políticamente a sus contrincantes.
¿Hasta dónde llegará esta situación anómala?

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