AMLO; entre el prejuicio y la cobardía
Por Alberto Vizcarra Ozuna
La manga ancha otorgada por el presidente a los corporativos privados, el gobierno la encubre en su acuerdo antiinflacionario, el cual ha resultado un fracaso. Desde la firma del mismo en octubre del año pasado, la canasta básica se incrementó en más del 60 por ciento y parece no tener freno. Las nociones de economía del presidente, son por demás pobres. Para él todo se reduce a la función que el estado tiene en la redistribución del ingreso, y los asuntos gruesos, relacionados con el crecimiento de la economía, quedan a la suerte de los apetitos que los mercados tengan para invertir o no en la economía nacional. A fin de cuentas la extensión del neoliberalismo endulzado con asistencialismo social que terminará por derrumbarse si la economía continúa estancada.
El presidente se siente cómodo aliado con los grandes importadores agroalimentarios y con su política de libre arancel para todos los productos relacionados con la alimentación de los mexicanos. Piensa que la caída en los precios de maíz, trigo y sorgo, es una simple contingencia de mercado, que se aliviará cuando los precios de estos bienes vuelvan a subir y trata a los productores nacionales como si ellos hubieran elegido participar en esos mercados especulativos. Resulta que al “experto” en las críticas al salinismo y la firma del TLCAN, se le olvida que el campo mexicano, pese a las grandes protestas, fue forzado y empujado a esos esquemas de libre mercado que lo han venido afectando por cerca de cuatro décadas y ahora lo colocan al borde del precipicio.
Pero no se trata de una simple contingencia de mercado, es un golpe que sacará a una porción importante de productores nacionales de la actividad y se abrirá aún más el camino para que las grandes comercializadoras de granos como CARGILL y otras, ejerzan mayor control sobre el mercado nacional de granos. El gobierno de López Obrador, al no intervenir para proteger a los productores nacionales, está operando como un facilitador para que esto ocurra.
Esos son los planes contenidos en los acuerdos del TLCAN-TMEC: corporativización de la actividad y agricultura a gran escala. La suerte de la alimentación de los pueblos bajo el control de unas cuantas manos que estarían en condiciones de decidir quién come y quién no. Así ha ocurrido en los Estados Unidos, donde según datos de la Universidad Purdue (Indianapolis), en los últimos 25 años, por efectos de estas políticas, han salido de la actividad dos millones de productores. Actualmente solo queda una población de 2 millones en la actividad, pero el 70 por ciento de la misma está en manos de los corporativos privados que se benefician de los subsidios por más de 90 mil millones de dólares anuales, en una alianza insana con el gobierno de los Estados Unidos para ejercer una dictadura en los mercados internacionales de alimentos.
Es ante estos poderes que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador se ha rendido, y es frente a estos mismos poderes que los productores nacionales de México han iniciado un proceso de resistencia.
Con información de Aristegui Noticias