Los mayores empresarios de México esperaron una hora de espera afuera de Palacio Nacional, vieron protestas de los jueces y salieron con un ánimos de confianza.

La mayor seguridad eran sus escoltas. Así fue el día en que los mayores generadores del producto interno bruto (PIB) de México, los mayores empresarios, estuvieron por más de una hora en la calle de Moneda esperando el CEO Dialogue, para oír el mensaje de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo.

Hace menos de 4 meses se vieron por vez primera cara los empresarios con Claudia Sheinbaum Pardo. Aquella vez era presidenta electa y ayer ya era la encargada del Poder Ejecutivo y tomadora de las principales decisiones de México, la doceava economía del mundo.

Todo comenzó ayer temprano, cuando en las calles de Correo Mayor las Suburban, las Tahoe, las Denali y los escoltas se perdían entre los ambulantes, que empujaban sus diablos para instalar sus puestos, cosa rara que en un día martes abrieran. Esto comúnmente no sucede.

Poco a poco fueron llegando los primeros CEO convocados a Palacio Nacional, una sede que cambió de último minuto por las protestas de los trabajadores del Poder Judicial realizadas el lunes por la tarde a las afueras del Club de Banqueros, ubicado en las inmediaciones del Centro Histórico de la Ciudad de México.

La fiesta del 19 de julio de 2024 fue para oír las inquietudes de los empresarios y el US-México CEO Dialogue ya para dar las primeras señales de confianza y presumir el buen momento de la economía mexicana.

“Las inversiones en México están seguras y vamos a buscar que el comercio de nuestra región, que es el 30 por ciento del producto interno bruto del mundo, siga creciendo”, soltó la presidenta Sheinbaum, quien tuvo de invitados a los hombres y mujeres más poderosos de América del Norte.

“No competimos entre nosotros, nos complementamos”, declaró la ex jefa de gobierno de la Ciudad de México en el marco del US-México CEO Dialogue, un mecanismo que promueve el desarrollo económico y la competitividad en América del Norte.

Desde 2013, el US-México CEO Dialogue se realiza en coordinación y diálogo de alto nivel entre los sectores privados y públicos de México y Estados Unidos y está conformado por el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) y la U.S. Chamber of Commerce.

Sin un protocolo de invitados, sin una alfombra roja y con un débil control de personal de resguardo de Palacio Nacional, los empresarios pedían que fueran buscados en unas improvisadas listas de papel donde aparecían sus nombres, que para sus ojos no eran conocidos o no les sonaban. Así se acumuló un grupo de unos 150 empresarios en esa mañana fresca sobre la calle de Moneda.

Una hora estuvieron los mayores generadores del producto interno bruto a la espera de que les dieran acceso al CEO Dialogue, un encuentro a dónde llegaron más de 240 directores generales, presidentes de los consejos de administración y líderes empresariales a dialogar con Claudia Sheinbaum Pardo.

El acceso era lento y tortuoso, porque los hombres vestidos con un traje verde militar con la insignia de PM no encontraron las llaves para abrir la puerta de Moneda 1, aún cuando lo pedía Francisco Cervantes, presidente del Consejo Coordinador Empresarial y encargado de convocar a los CEO a una reunión en el palacio presidencial.

Llegaron hasta Moneda empresarios como Daniel Servitje de Bimbo, Rogelio Zambrano de Cemex, Eugenio Madero de Rassini, Daniel Becker de Banco Mifel, Máximo Vedoya de Ternium, Rodrigo Fernández Martínez de Sigma y Raúl Gutiérrez Muguerza de Deacero, Óscar del Cueto de Canadian Pacific Kansas City.

Todos ellos tenían un buen ánimo, buen humor y esperanza de llevarse un mensaje positivo. Aunado a que veían con buenos ojos el diálogo y las puertas de Palacio Nacional.

Ahí también estaban empresarias como Mónica Aspe de AT&T, Tania Ortiz Mena de Sempra Infraestructura, Gina Diez Barroso de Centro, así como Altagracia Gómez Sierra de Minsa, Laura Díez Barroso de GAP, Katya Somohano, de Iberdrola y Sarah Bairstow de Mexico Pacific.

Arribaron también líderes de los organismo del sector privado como Juan Cortina del CNA, Miguel Ángel Martínez de la Canacar, Carlos García de Amcham, Diego Cosío de ANTAD, Álvaro García Pimentel de AMIB, así como viejos conocidos como Luis Téllez, Abraham Zamora, Armando Zúñiga y otros empresarios mexicanos y estadounidenses. Todos ellos esperaron hasta que una manifestación agilizar su ingreso al Palacio Nacional.

El que llegó acompañado por sus escoltas y nada ni nadie le impidió tener un ingreso rápido y expedito a Palacio Nacional fue Ken Salazar, embajador de Estados Unidos en México. Mientras que Esteban Moctezuma Barragán, embajador de México en Estados Unidos, pedía permiso para ingresar a dónde en ese momento se realizaba la mañanera del pueblo.

Esteban Moctezuma Barragán optó por conversar con los dueños y dueños de las grandes empresas con operaciones en México y Estados Unidos.

Había grupos de empresarios platicando entre ellos para hacer más ameno el tiempo de espera para ingresar con la presidenta de México.

“No tenemos las llaves para abrir las puertas”, soltó uno de los elementos encargados del resguardo de Palacio Nacional, luego de que el presidente del Consejo Coordinador Empresarial pidiera que los dejaran entrar a los jardines de la Casa Presidencial.

Los empresarios y empresarias comenzaron a formarse, pero se detuvieron ante la falta de la llave maestra. Ya para ese momento habían pasado más de 50 minutos y comenzaron a oírse tambores, trompeta y altavoces de trabajadores del Poder Judicial de la Federación, —quienes decía extrañan sus trabajo de oficina y hace más de 2 meses están en suspensión de actividades y ganando—: “Vivimos una dictadura. El Poder Judicial no va, no va, no va a caer”.

Unos cinco empleados lograron filtrarse hasta donde entraban los directores generales de las grandes multinacionales para recordarles que sin el Poder Judicial no habrá, según los dichos de los jueces, certeza a sus inversiones y apuestas por México.

Todo pasó en calma. Estamos aquí de manera pacífica, decía una juez, pero gritaba con un altavoz ensordecedor. Los empleados del resguardo pedían a los empresarios entrar rápido y en una estampida se vació la calle de Moneda. Los dueños y dueñas de las grandes empresas entraron y voltearon. Y ahí fue donde Francisco Cervantes pidió una disculpa a los invitados.

José Medina Mora Icaza, presidente de la Coparmex y defensor del Poder Judicial, daba una entrevista cuando vió que todos los directivos habían ingresado y trató de correr para acceder. No lo logró y tuvo que ser resguardado de los manifestantes.

Otros empresarios llegaron tarde y ya no los dejaron entrar por ninguna de las dos puertas de la calle de Moneda, que se abren para ingresar a Palacio Nacional, y fueron Alejandro Malagón Barragán de Concamin, Eduardo Osuna de BBVA, Sergio Contreras de Comce, Max Elma de Fibra Uno.

Por el acceso de la calle de Corregidora ingresó Carlos Hank Rhon de Banorte, Juan González de Gruma, Claudio X. González de Kimberly Clark, Ángel Mieres Zimmermann de Grupo Andrade, Juan Gallardo Thurlow de Cultiba, Guillermo Vogel de Tenaris. A ellos se le sumaron Bernardo Gómez de Televisa, Ramiro Garza de Grupo R, Tomás González Sada de Cydsa, Alejandro Vargas Guajardo de MVS y Carlos Slim Domit de Grupo Carso.

Durante casi 3 horas, los empresarios y empresarias estuvieron resguardados por el Palacio Nacional, que fue rodeado por unos mil trabajadores del Poder Judicial. Ellos bloquearon cada una de las salidas y dejaron libre por alguna razón de humanidad la calle que está a un costado de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Los empresarios y empresarias eran acompañados algunos por sus escoltas, asesores, secretarios particulares para subirse en las lujosas camionetas que los esperaban en la calle de Venustiano Carranza. Unos caminaron entre los ambulantes.

Su salida se dio en orden y sin ningún contratiempo. Y cuando se fue el último empresario, los trabajadores dieron un portazo en la calle de Corregidora. Corrieron en una especie de estampida y un grupo de policías de la Ciudad de México buscó frenarlo, pero no lograron contener la furia de los trabajadores del Poder Judicial de la Federación, que tiene los días contados. Después de una hora, los gritos, los bailes, los tamborazos y hasta los conatos de los golpes desaparecieron y fueron recibidos por una comitiva de la Oficina de la Presidencia. Así fue la reunión de los hombres y mujeres del dinero en México.

 

Con información de Forbes

 

 

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