“Aún no entiende la CTM cómo un grupito le ganó en GM-Silao”
Ciudad de México. En la CTM todavía no entienden cómo unos pequeños trabajadores pudimos ganarles el contrato de la planta de General Motors (GM) en Silao, Guanajuato. Y no fue, dice Alejandra Morales Reynoso, por el apoyo de sindicatos estadunidenses y canadienses, sino porque nos organizamos y comenzamos a defendernos.
La planta de GM en la ciudad de El Bajío es una pequeña ciudad. El sindicato cetemista detentaba, hasta agosto de 2021, el contrato colectivo de más de 6 mil personas trabajadoras. Como botón de muestra de su buena relación con la empresa, obtenía también las ganancias de las máquinas expendedoras de bebidas y botanas dentro de la planta.
–¿Ustedes manejan ahora esas maquinitas?
–No, las tiene la empresa.
El dato ilustra las dificultades que GM, y sobre todo sus gerentes de planta, han tenido para acostumbrarse a negociar con un sindicato real, dice Morales, de 33 años y madre de una niña de 12, los mismos que lleva laborando allí.
Un proceso de organización casi clandestino, que arrancó en 2019, llevó a Alejandra a Filadelfia, donde hace unas semanas recibió un premio que reconoce la defensa de los derechos laborales y que lleva el nombre de dos figuras de la mayor organización sindical de Estados Unidos (conocida por las siglas AFL-CIO), Morales lo recibió en su calidad de secretaria general del Sindicato Nacional Independiente de Trabajadoras y Trabajadores de la Industria Automotriz (Sinttia), agrupación que venció a sus rivales cetemistas –del sindicato que encabeza Tereso Medina, secretario general adjunto de la CTM nacional– y que actualmente representa a las y los trabajadores de la planta de GM en Silao.
Morales dice que si lograron tirar el proceso de legitimación del contrato no fue por la actuación del gobierno federal, sino por la queja que se activó desde Estados Unidos. Agrega: No lo entendemos como un apoyo de los estadunidenses, sino como el cumplimiento de la nueva reforma laboral y de lo firmado en el T-MEC (Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá). No es que vengan a apoyarnos directamente, porque nosotros no impusimos la nueva ley.
–La CTM sostiene que ustedes no podrían haber ganado sin el apoyo extranjero.
–En abril de 2021, cuando se hace el primer intento de legitimación del contrato (anulada debido a las trampas cetemistas), estábamos solos. Ni siquiera nos habíamos anunciado como sindicato. No pueden decir que teníamos el apoyo extranjero, cuando ni siquiera sabían quiénes éramos. En ese entonces simplemente explicábamos a los compañeros la nueva reforma laboral del T-MEC.
–¿La AFL-CIO les tira línea?
–Nos hablan, para ver cómo van nuestros procesos, pero el único que nos asesora es el CILAS (Centro de Investigación Laboral y Asesoría Sindical). Nos ha asesorado desde 2019, los demás nos han dado algunos apoyos para las campañas, pero solamente se ha quedado ahí.
–Sus adversarios afirman que ustedes van a crear inestabilidad laboral, que harán paros locos.
–Porque nunca habían estado acostumbrados a negociar. Y ese es el miedo que tienen porque sienten que les van a hacer huelga, entonces todo lo quieren imponer. Pero todo lo hemos hecho conforme a la ley y con el respaldo de los trabajadores. Este contrato (firmado en mayo pasado) fue votado a favor por 85 por ciento de los trabajadores (el Sinttia había obtenido 76 por ciento en febrero anterior, en el proceso para obtener la constancia de representatividad).
Las cifras son resultado de una silenciosa labor de organización que comenzó en 2019, a convocatoria de Israel Cervantes, trabajador despedido. Morales cuenta que se reunían los domingos en una cocherita, porque cuando intentaron ir más allá y realizaron una junta afuera de la planta, enviados de la empresa les tomaron fotos y cinco de los 25 asistentes fueron corridos.
En abril de 2021, la Secretaría del Trabajo suspendió el proceso de consulta para validar el contrato colectivo por irregularidades cometidas por el sindicato cetemista. Cuatro meses después, en la reposición del procedimiento, tras la activación del mecanismo de respuesta rápida previsto en el T-MEC, los trabajadores rechazaron el contrato. Así se abrió el proceso para dirimir cuál organización contaba con la mayoría. El Sinttia obtuvo una abrumadora mayoría.
Las dificultades de negociar con un sindicato real
En mayo pasado, tras 50 días de negociaciones, la GM y el Sinttia firmaron el nuevo contrato colectivo. El gremio obtuvo un incremento de 8.5 por ciento directo al salario y un aumento del bono trimestral de productividad. Para el sindicato, un logro destacable fue la bilateralidad en ingresos, promoción y vigilancia de seguridad y salud, además de una mesa para elaborar un protocolo de atención a casos de violencia de género y acoso sexual.
Con ese nuevo paraguas, el Sinttia ha parado brevemente las labores en algunas líneas de producción para que la empresa atienda la seguridad de los obreros. Morales refiere que un día antes de la entrevista atendió el caso de un grupo que fue enviado a realizar labores de mantenimiento en el estacionamiento de vehículos nuevos, porque los mandaron sin ninguna protección y sin agua.
A partir de su triunfo en Silao, dice Morales, el Sinttia se ha convertido en un referente. Ahora trabajadores de diversas empresas han buscado a sus dirigentes (vengan para que nos representen). Y yo les digo que los apoyamos, pero que deben recordar que tienen que organizarse, hacer un movimiento, para que ustedes puedan representarse como lo estamos haciendo nosotros.
Si es mujer, es mandona; hombre, es un buen líder
La ley laboral reformada contiene 15 artículos en materia de género relacionados con asuntos como la obligación patronal de garantizar espacios libres de violencia y la sindical de integrar mujeres en las directivas, de manera proporcional.
La letra de la ley, como siempre, se topa con la realidad.
Alejandra Morales ingresó a GM cuando su hija tenía tres meses de edad. Al mismo tiempo que cubría sus turnos (12 horas, cuatro días a la semana), decidió cursar, y concluir, la preparatoria y una licenciatura. Como secretaria general, ha tratado de impulsar la participación de otras compañeras (GM tiene 23 por ciento de trabajadoras y en el comité del Sinttia una cuarta parte son mujeres).
–Mujer y líder, ¿cuáles son las dificultades?
–Primero, la negativa a que fuera secretaria general por ser mujer, así de sencillo. A algunos compañeros les parece que manejo todo bien, pero no les gusta que sea mujer.
–¿De qué manera se expresa esa desconfianza?
–Si hay una reunión y estamos yo y otro compañero del comité, ellos prefieren escuchar al hombre. Si yo digo una indicación, soy mandona. Pero si un hombre la dice de la misma manera, entonces es un buen líder.
La realidad se impone en la mirada de la dirigente: El hombre llega a su casa y ya llegó. La mujer tiene que llegar a hacer muchas labores del hogar, comida, atender a los hijos. Tu jornada laboral no termina y le tienes que seguir.
Esta situación explica lo que la misma dirigente refiere: “He hecho el llamado a más mujeres, pero me responden ‘quién me cuida a mis hijos, tengo que estar con mi familia’”.
El camino es largo: Creo que pasarán años para que se pueda comprender que el sindicato lo podemos dirigir un hombre o una mujer.
Con información de La Jornada