Cae 25% la siembra de tomate en Sinaloa: productores alertan impacto en empleo y economía local
La producción tomatera enfrenta su peor crisis en una década: aranceles, sequía y violencia rural podrían generar pérdidas hasta por 350 millones de dólares.
Mario Núñez
Culiacán, Sin. – La producción de tomate en Sinaloa registrará una reducción del 25 por ciento en la superficie sembrada durante esta temporada, lo que representa entre mil y mil 500 hectáreas menos en comparación con ciclos anteriores, informó el presidente de la Asociación de Agricultores del Río Culiacán (AARC), Roberto Bazuá Campaña.
La producción de tomate en Sinaloa atraviesa una de sus etapas más críticas de la última década, por lo que los nuevos aranceles impuestos por Estados Unidos, sumados a la sequía y la inseguridad en zonas rurales, amenazan con reducir la producción estatal y provocar pérdidas millonarias para el sector agrícola.
En julio de 2025, el gobierno estadounidense aplicó una cuota compensatoria del 17.09 por ciento sobre las importaciones de tomate fresco mexicano, medida que impacta directamente a Sinaloa, entidad que aporta casi el 37 por ciento de las exportaciones nacionales de este producto.
Disminución y afectación
El dirigente de la AARC explicó que esta disminución se observa principalmente en el Valle de Culiacán, Nuevo León y la zona de Sinaloa, y tendrá repercusiones económicas significativas.
“Imagínate mil 500 hectáreas menos de tomate; eso implica menos jornaleros, menos insumos, menos cajas, menos camiones para transportar. Definitivamente habrá un impacto económico”, señaló.
Actualmente, el Valle de Culiacán cuenta con alrededor de 7 mil hectáreas de tomate, cuando en ciclos anteriores se mantenían cerca de 8 mil. Según Bazuá Campaña, entre los principales factores de esta caída están los altos costos de los insumos agrícolas, la falta de capital de los productores tras una temporada anterior con bajos precios, y los aranceles que encarecen la exportación del producto.

Los aranceles estadounidenses impactan directamente al 37% de exportaciones nacionales de tomate que provienen de Sinaloa. / Foto: Iván Medina / El Sol de Sinaloa
Pese a este panorama, el presidente de la AARC consideró que la menor oferta podría tener un efecto positivo en el precio de venta del tomate. “A menor producción, mayor precio; eso podría ser un respiro para los productores”, apuntó, aunque reconoció que podría generar un ligero incremento para el consumidor final, sin que represente un alza significativa.
De acuerdo con estimaciones de organizaciones agrícolas, esta medida sumada a la falta de agua y a la disminución de inversiones por la inseguridad podría provocar una reducción de hasta el 25 por ciento en la superficie sembrada de tomate para el ciclo 2025-2026.
Exportación e impacto económico
El valor anual de las exportaciones de tomate desde Sinaloa ronda los mil 164 millones de dólares, sin embargo, con la caída estimada del 18 al 30 por ciento en las exportaciones, las pérdidas podrían oscilar entre 210 y 350 millones de dólares, de acuerdo con proyecciones de especialistas del sector.
A la baja producción se suman los efectos en cadena; menor contratación de jornaleros, reducción en la actividad de empacadoras y transportistas, y desaceleración en la inversión agrícola.
La situación pone en riesgo miles de empleos en la zona centro y sur del estado, donde el cultivo del tomate representa una fuente esencial de ingresos.

Productores advierten que la reducción afectará a jornaleros, empacadoras y transportistas del sector. / Foto: Iván Medina / El Sol de Sinaloa
Los productores señalan que el nuevo arancel reduce la rentabilidad de exportar hacia el mercado estadounidense, principal destino del tomate sinaloense.
Esto obligará al sector a buscar nuevos mercados o desarrollar alternativas de valor agregado, como el procesamiento industrial del producto.
Además, la reducción de superficie podría generar escasez interna y aumento de precios, o por el contrario, una sobreoferta temporal si los exportadores optan por colocar su producto en el mercado nacional.
Futuro incierto
Por su parte Enrique Riveros Echeverría, consejero de la Confederación de Asociaciones Agrícolas del Estado de Sinaloa (CAADES), dijo que la baja producción de tomate en comparación con el ciclo anterior tiene que ver con el impacto real de la nueva cuota compensatoria impuesta por Estados Unidos, misma que aún es incierto y podría modificar las reglas del comercio agrícola entre ambos países.
El dirigente señaló que el problema no radica únicamente en la medida comercial, sino en una combinación de factores que han debilitado la rentabilidad del sector: el bajo tipo de cambio, el aumento en los insumos y la caída en los precios internacionales.
“El año pasado fue muy malo para el tomate. Se vendió barato, los costos subieron y el dólar bajó. Hemos comprado insumos a 21 pesos por dólar y terminamos vendiendo a 18 o hasta 16. Así no hay negocio que aguante”, comentó.
Sobre la cuota compensatoria del 17.09 por ciento aplicada al tomate mexicano, precisó que no se trata de un arancel, sino de una sanción derivada de una demanda estadounidense por presunto dumping.

El Valle de Culiacán pasó de 8 mil a 7 mil hectáreas de tomate en un año. / Foto: Iván Medina / El Sol de Sinaloa
“Estados Unidos alegó que México vendía por debajo de su costo de producción. Es más una multa que un arancel”, aclaró.
El representante agrícola explicó que, según estudios del CIDH, de cada dólar que paga el consumidor en Estados Unidos por un tomate, solo 25 centavos regresan al productor mexicano, mientras que el resto se queda en manos de intermediarios, distribuidores y cadenas comerciales.
“La duda es si el 17 por ciento se aplicará sobre el total del dólar o solo sobre esos 25 centavos. Si es lo segundo, el impacto real sería de apenas 4 o 5 por ciento en el precio final, algo casi imperceptible para el consumidor”, señaló.
Riveros Echeverría reconoció que este nuevo esquema comercial traerá un periodo de ajuste y volatilidad.
“Nos movieron el tapete después de 30 años de operar bajo las mismas reglas. Va a tomar al menos tres años conocer el verdadero impacto de esta medida”, dijo.
El consejero también advirtió que la situación del campo sinaloense enfrenta un panorama complejo por inseguridad, falta de agua y ausencia de políticas públicas que garanticen certidumbre.
“Los productores estamos haciendo nuestra parte, pero los reguladores y los intermediarios no están cumpliendo. Algo está desconectado en la cadena: el flujo económico se queda en unos cuantos, mientras el productor recibe cada vez menos”, lamentó.
Con un panorama internacional adverso y condiciones internas desfavorables, Sinaloa se enfrenta al reto de mantener su liderazgo nacional en la producción de tomate sin poner en riesgo la estabilidad económica de miles de familias que dependen de este cultivo.
Con información de El Sol de Sinaloa

