En opinión

Héctor Calderón Hallal

El “tufo a podrido” se esparce por la otrora impecable y castiza ciudad de San Francisco de Campeche.

Ni el impresionante muro de su fuerte han podido contener el embate de su peor calamidad en los últimos años, que no han sido precisamente los legendarios piratas británicos ni holandeses de su pasado colonial.

A Campeche entero –Campeche entidad- lo ha azotado lo peor de la miseria humana, emanada de una clase política mezquina, usufructuaria de la ventaja que da el ‘prestigio’ del poder y sin más humanismo que el prohijado por conveniencia en aquel viejo tango, titulado ‘Cambalache’ de Enrique Santos Discépolo: “el que no chilla no mama… y el que no roba es un gil”…

Porque eso ha sido Morena, en el país en términos generales… pero específicamente en Campeche, la entidad federativa. Una auténtica confirmación de defraudación a la gente trabajadora, sencilla y bienintencionada que es la campechana. Un auténtico tsunami de corrupción.

Un derroche de mal gusto llevado a los extremos mediáticos, con el programa televisivo de la gobernadora, denominado “Martes del Jaguar”, donde calumniar y a sus enemigos políticos o a todo aquel que ose pensar distinto a la ideología de su presidente y de su movimiento político electoral, autodenominado la 4 T, son un deporte nacional.

La hija del profesor sindicalista Carlos “El Negro” Sansores Pérez, quien también fue Gobernador campechano, en los años del dorado autoritarismo, llegó al poder en Campeche solo para atrofiar la poca credibilidad que le quedaba a las instituciones del Gobierno y hasta al oficio mismo de ser servidor público.

Layda Sansores hizo su carrera política preponderantemente en la capital de la República, desde donde decidió súbitamente volver a la entidad que la vio nacer, para buscar la gubernatura desde el puesto de alcaldesa de Álvaro Obregón, después de cuatro intentos fallidos y penosos…lastimosos incluso.

Para 2020, según reportaje de la revista Eme Equis, Sansores San Román contaba -hasta ese año- con una cuantiosa fortuna en inversiones en los sectores de la construcción, inmobiliario, hotelería, restaurantes, gasolineras, tiendas de conveniencia, arrendamiento de vehículos y maquinaria, equipamiento de estaciones de combustible, arrendamiento de bombas y reparación automotriz. La mayor parte heredada del desaparecido “Negro” Sansores, dirigente magisterial… su padre.

Buscó afanosamente tanto por el PRI como por el PRD la candidatura al Gobierno de Campeche, pero le resultaba imposible.

Sobre su desempeño como mandataria campechana es más bien poco lo que se puede ponderar, pues ya un deplorable incidente nos motiva hasta para pedir su desafuero como mandataria local:

Casi una semana de “huelga” materialmente, sostiene la corporación que representa la fuerza pública estatal del Estado de Campeche, a raíz de decisiones absurdas, carentes de todo principio de institucionalidad y espíritu de cuerpo, que expusieron al personal de ambos sexos, durante un traslado de reos de alta peligrosidad al Penal Estatal de San Francisco Kobén, que derivó en un motín, al que los uniformados tuvieron que atender en una operación policial formal para desarticular la crisis que se desató al interior del inmueble carcelario –porque fueron enviados de manera repentina- sin el equipo adecuado ante las agresiones con bombas molotov, piedras y botellas por parte de internos del penal e incluso, algunas mujeres policías fueron retenidas, golpeadas y abusadas sexualmente, ante lo cual exigieron el cese de la titular de Seguridad Pública en la entidad, Marcela Muñoz.

A la protesta unánime y enérgica de los policías, se han sumado millares de campechanos, quienes marcharon el miércoles por la noche por el malecón de la capital del Estado, ante la negativa deliberada de la gobernadora de destituir a la funcionaria. Al grado que incluso, entre el paquete de exigencias ciudadanas, ya se maneja por parte de la población inconforme el desafuero de la Gobernadora Layda Sansores. Y es que no es para menos… la dignidad humana de los y las trabajadoras está en entredicho.

Sin embargo, desde “El Martes del jaguar”, la gobernadora descalificó a los inconformes, minimizó el paro, rechazó diálogar con las policías vejadas, golpeadas y abusadas por los internos amotinados, ante lo cual le exigieron el cese de Marcela Muñoz. Además de todo, los condicionó para regresar a sus labores o de lo contrario, ser despedidos.

Fue la noche del 20 de marzo, cuando el nivel de la protesta se intensificó. Muchos ciudadanos se sumaron a la protesta, quizá millares, salieron a la calle inconformes por poner en situación de vulnerabilidad a las mujeres policías, y junto con los policías marcharon del malecón campechano al Palacio de Gobierno, al son de “¡Fuera Sansores, fuera Marcela!”.

Esto sucede tristemente en un Estado que hasta hace poco era relativamente tranquilo, apacible… propicio para la vida armónica.

Con poco más de 600 mil habitantes, esa entidad federativa se ha caracterizado desde hace muchos años por tener los índices más bajos de incidencia delictiva, en alto impacto e incidencia común… así como por restar en promedio integrando la lista del top-ten de entidades con mejor desempeño en el rubro de la educación pública, siempre alrededor del lugar 10 en promedio.

Es una entidad de gente buena, tranquila, hasta cierto punto educada, culta…Es la tierra que vió nacer y empezar su carrera a personajes como María Lavalle Urbina, la notable activista defensora de la mujer y sus derechos, por cierto… que mereció en 1963 la designación de Mujer del Año, en nuestro país y, a quien en 1973, la Organización de Naciones Unidas (ONU) distinguió por sus servicios eminentes prestados a la causa de los derechos humanos, siendo la primera mujer en la historia de este organismo en recibirlo.

La maestra Lavalle Urbina fue una de las primeras senadoras de la República, en los años 1964-1970 y, presidenta de la Cámara de senadores en 1965, siendo la primera mujer en desempeñar este cargo.

Pugnó por la situación jurídica de la Mujer Mexicana en 1953, año en que las mexicanas obtuvieron el derecho a votar … y curiosamente en su entidad, es en donde se da este oprobioso caso de humillación y violación artera a los derechos laborales y humanos de mujeres trabajadoras en el rubro de la seguridad pública… ¡Qué triste paradoja!

De igual modo Campeche es la cuna de Jorge Carpizo Mc Gregor (San Francisco de Campeche, 1944) el mejor constitucionalista de México, en su tiempo. Impulsor a nivel mundial de la evolución del régimen de interpretación de los Derechos Humanos. Pugnó en todo momento por la existencia en cada estado o en cada sistema constitucional, de una estructura jurídica de protección de las llamadas garantías individuales frente al estado mismo; esa fue de hecho la condición “sine qua non”, a partir de la cual, el concepto garantías individuales migró al de Derechos Humanos en todo el mundo y en la nueva escuela garantista.

Curiosa paradoja, se insiste. Que la Gobernadora de Campeche, la tierra de Carpizo, vulnere, ignore, desdeñe los derechos humanos de los colaboradores más cercanos a su accionar como autoridad, como son los policías mismos.

Porque de un Estado que ignora y humilla a sus policías… ¿qué pueden esperar sus gobernados?

La tierra de ejemplares gobernantes, hombres comprometidos con la academia como Alberto Trueba Urbina o José Ortíz Ávila.

Es la entidad que dio grandes políticos de talla nacional, como el inolvidable Héctor Pérez Martínez, abogado, periodista, historiador y hombre congruene en su decir y hacer. Primer secretario de Gobernación de Miguel alemán Valdés y Gobernador de Campeche. Una muerte extraña, repentina, le quitó a Campeche la posibilidad de ser cuna de presidentes.

Campeche es la tierra del propio Emigdio Moreno Cossío, quien fue dirigente nacional del PRI y que en su corta estancia como dirigente, dio consistentes batallas en defensa de la democracia interna del exinvencible partido.

Moreno Cossío fue –cabe hacer mención- el padre del actual dirigente nacional priísta, también campechano y exgobernador de aquella entidad, Alejandro ‘Alito’ Moreno Cárdenas. ‘Alito’ heredó insidscutiblemente el carácter combativo de su padre, su forma de concebir el liderazgo que emancipe de algún modo a la militancia de las regiones de las formas de transmisión de la autoridad con verticalidad, como lo hicieron por mucho tiempo diferentes dirigencias partidistas.

De igual forma, Campeche es la tierra de Rafael Rodríguez Barrera, un caballeroso, patriota y leal mexicano, que supo en todo momento convocar a la paz y a la armonía en su entidad natal cuando fue su Gobernador y contribuyó a construir los momentos de mayor éxito y estabilidad al partido político más importante en su tiempo, al cual dirigió, que fue el PRI.

E incluso es propicio afirmar, que es la tierra de Alejandro Moreno Cárdenas, quien siempre fue un Gobernador a la altura de la civilidad y la armonía que los campechanos necesitaban para vivir en paz y en orden. Y también que inclusive, a ‘Alito’ ya se le extraña.

Así que hoy día podemos afirmar: ¡Cómo le hace falta a Campeche una nueva clase política!… Que esté integrada por hombres y mujeres agradecidos con la tierra que los vió nacer… comprometidos con su desarrollo y su sano desarrollo. Con la preparación y la altura de miras suficiente para allegar de riqueza material y humana a los campechanos.

Ahí van ya varios proyectos en ciernes, indiscutiblemente… Cecilia Margarita Sánchez García, senadora por el PRI, Rocío Adriana Abreu Artiñano, de Morena y el actual diputado federal y seguro senador por Campeche en la próxima legislatura, Pablo Angulo Briceño, del PRI.

No se debe descartar a ninguno de los tres posibles, pero mucho menos el último caso, el de Pablo Angulo Briceño, porque aquí viaja el líquido sinovial de la articulación del cambio; de la instalación definitiva de las nuevas generaciones al frente de la estructura del gobierno y de la toma de decisiones.

Autor: Héctor Calderón Hallal

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