Alguien Tiene que Decirlo

 

Samuel Sarmiento

El agua debe ser considerada como un asunto de seguridad nacional, un bien vital, vulnerable y finito, con valor social, económico y ambiental, cuya preservación en cantidad y calidad es tarea del Estado de la sociedad, tal y como se señala en el artículo 14 BIS 5, fracción I de la Ley de Aguas Nacionales.
Sin embargo, el cambio climático, el crecimiento de la población y la contaminación están intensificando el estrés hídrico y reduciendo la disponibilidad de agua.
A nivel nacional, el 42.4% del territorio enfrenta problemas de sequía, pero en Sinaloa (5to productor de alimentos del país), el 100% de la superficie tiene problemas de sequía, eso quiere decir que los 20 municipios enfrentan sequía severa, extrema y excepcional: sequía severa (3 municipios) Guasave, Rosario y Escuinapa; sequía extrema (9 municipios) Ahome, Juan José Ríos, Angostura, Badiraguato, Mocorito, Salvador Alvarado, Sinaloa, Navolato y Concordia; y sequía excepcional (8 municipios) Choix, El Fuerte, Culiacán, ElDorado, Cosalá, Elota, Mazatlán y San Ignacio.
A lo que se le suma, que las presas se ubican al 8.7% de su capacidad, que es el nivel más bajo de los últimos 30 años y las 3 presas más grandes, Miguel Hidalgo y Costilla, Luis Donaldo Colosio y Adolfo López Mateos están al 9.9%, 3.3% y 5.2%, respectivamente.
Como referencia, sólo para abastecer el consumo humano se requieren 520 millones de metros cúbicos de agua (sin considerar las actividades productivas) y en estos momentos las presas disponen de 1,396 Mm3.
Esto es particularmente grave para Sinaloa, un estado donde el 11% de la economía y el 13% de los empleos dependen de las actividades primarias y el resto de los sectores, secundario y terciario, están íntimamente ligados a las actividades primarias.
Como consecuencia, en el actual ciclo otoño-invierno 2024-2025 sólo se sembraron 536 mil hectáreas, eso significa que se dejaron de sembrar más de 300 mil hectáreas de riego.
De maíz se sembraron sólo 206 mil hectáreas y considerando los bajos rendimientos, se producirán alrededor de 2.2 millones de toneladas, es decir, sólo 1/3 parte de las más de 6 millones de toneladas que se cosechan anualmente.
Por lo tanto, la sequía pone en riesgo la oferta de alimentos que Sinaloa aporta al país, la estabilidad de los precios de la canasta alimentaria y nuestra soberanía alimentaria, hay que recordar que a menor producción, mayor precio y eso es lo que provoca la inflación.
Habría que preguntarnos, ¿a qué precio se dispararán las tortillas? que son el principal derivado del maíz… si con 6 millones de toneladas teníamos tortillas de $26 por kilo, ahora con 2 millones de toneladas hasta dónde se irán a ir los precios.
Por otro lado, la siembra de sorgo se redujo 80% respecto de la planeación de siembras, lo que junto con el maíz, afectará los precios de los productos pecuarios.
Además, se incrementarán las importaciones de granos. Se estima que este año vamos a importar 24.5 millones de toneladas de maíz, principalmente para consumo pecuario e industrial, lo que superará la producción nacional que se ha desplomado a 23.3 millones de toneladas.
Sin considerar que estamos importando el 82% del arroz que consumimos, el 65% del trigo panificable, 41% de la carne de porcino, el 33% del frijol, 24% de la leche, 23% de la carne de pollo y el 7% de la caña de azúcar.
Por eso, le pregunto estimado lector: ¿qué otros impactos ambientales, económicos y sociales tendrá la crisis hídrica de Sinaloa?

Leave a reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *