Héctor Calderón Hallal
Pocos mexicanos pueden darse el lujo de haber llegado “al éxito
profesional o laboral”, habiendo seguido las reglas proscritas o
prohibidas…precisamente las que todo buen padre o buena madre le
impidió invocar siquiera a sus hijos, en un formato de “buena
crianza”, digamos.
Así, el vago de la esquina, el “padrotito corriente” del barrio, el pelado del
camión, el vago “gandalla” de la escuela, el tradicional pelado que la hacía
de “cadenero” o “viene-viene” en la madrugada a la salida de los antros, el
típico “sacaborrachos” de la cantina, el muy común “puntero” o asaltante
de Tepito o la Central de Abastos y hasta el clásico “alburero picudo” que
conduce taxi y asalta clientes en las madrugadas, tenían un destino de
funcionalidad o pleno de “realización”, en esos, sus propios ámbitos de
competencia…pero nada más.
Las vidas de esos individuos estaban confinadas a ser pletóricas de
felicidad solo mientras sus actos estuviesen regulados “por sus propias
leyes” … las de la fuerza, las del abuso… las de la calle… las de la barbarie
urbana, las de la selva de concreto… y no las de la legalidad formal y
estadual.
Se dice que eran muy pocos -o por lo menos esa era la regla antes- los
sujetos de ese tipo que llegaban con vida o con libertad a la vejez…
Y por lo mismo, si algo nos era prohibido siquiera imaginar cuando niños a
quienes tuvimos la fortuna de tener una instrucción mínima y una
formación familiar en casa, ya sea con familia nuclear tradicional o
monoparental, era poder llegar a parecernos a esos individuos a quienes,
precisamente por ser dominantes en sus “roles y empleos” y que no se
ajustaban a la rigidez de las normas de urbanidad y de convivencia cívica
mínimamente establecidas… y que no tenían una abuelita o una mamá
que les reprendiera por ser “así como eran”, llegamos a admirar y hasta a
idolatrar inconscientemente en la infancia temprana.
Sin embargo en el México de nuestros días, nos encontramos con una de las
más asombrosas contradicciones: pues resulta que el chamaquito aquel,
de nombre Gerardo Fernández Noroña, nacido en la legendaria Unidad
Independencia del IMSS de la CDMX y que fue criado en Coacalco, Edomex,
bajo la mirada al parecer desinteresada y poco atenta de su abuela, que
permitió que -no obstante el muchacho estudió Sociología y
supuestamente hizo posgrado en la flamante Universidad Autónoma
Metropolitana campus Iztapalapa-  se convirtiera en un auténtico ‘patán’
de la política mexicana.
‘Noroña’ o ‘El Compañero Norroña’, como se le ubica a este que es, uno de
los personajes más repudiados de la política actualmente, por la
población que radica fuera de los límites del área metropolitana de la
Ciudad de México… particularmente en el norte del país.
Este personaje ha alcanzado uno de los más altos puestos de la
representatividad popular en México, gracias a la ‘magia de los procesos
narcoelectorales’ y de votantes ignorantes y cegados por el hambre de
dádivas: la mismísima Presidencia de la Mesa Directiva del Senado de la
República.
‘Aquí a este puesto llegó ahora un plebeyo…y no un noble de sangre azul’,
declaró hace unos días… y la frase de por sí, es hilarante y digna de una
carcajada muy larga, estruendosa.
Muy seguramente han de haber sido nobles Enrique Olivares Santana o
Emilio M. González, Alejandro Armienta, Eduardo Ramírez Aguilar,
Alejandro Armienta o Mónica Fernández.
Ni nobles… mucho menos ‘honorables’… En la política que de por sí, no es
una actividad donde haya santidad alguna, lo que menudea es gente ‘dócil
y manipulable’ a los fines y dictados del poderoso en turno.
Curioso, impensable… inverosímil hasta hace algunos meses, que un sujeto
con los antecedentes de trato que ha tenido el hoy senador Gerardo
Fernández Noroña hacia sus compañeros de legislaturas anteriores y en el
trato en general hacia quienes no piensan como él… y no son militantes de
los partidos donde él ha militado o al que ha servido de “alcaloide”
(Morena, PT… o PT, Morena, según sea… ¿Qué más da?) … y en el trato hacia
las formalidades dictadas por la propia ley, que es la materia de su trabajo
como legislador y como ‘Hombre de Estado’ que dice ser, haya sido
propuesto por AMLO para la Presidencia de la Mesa Directiva del Senado… o
que ese haya sido “el premio de consolación” que haya acordado la
‘presidenta’ electa Claudia Sheinbaum… con el ‘presidento’ López Obrador
para el brillante catedrático de la “Metro”.
Muy frescas en la memoria, las ocasiones en que se ha referido
con humillaciones y misoginia a sus compañeras legisladoras de
oposición como Lilly Téllez, en donde la intervención del entonces senador
sinaloense –hoy diputado federal- Maro Zamora Gastélum, emocionó a los
testigos presenciales incluido el suscrito, cuando durante su intervención, el
espigado y ‘bien dado’ legislador norteño, fue suficiente para ‘calmar los
ánimos’ de violencia política de género de Fernández Noroña conta la
senadora Téllez.
Zamora Gastélum materialmente ‘le cantó el tiro’ defendiendo a la
sonorense… y a muchos -se insiste- ilusionó la posibilidad de ver a Zamora
cruzar de un “derechazo” a Noroña y remitir su voluminoso y gelatinoso
trasero hasta alguno de los escaños del inmueble. Cosa que no
sucedió, para bien de la armonía y el decoro legislativo.
Y también se le recuerda al hoy senador Fernández Noroña, llenándole de
‘babas’ el vaso de agua que le habían servido a un secretario de Estado que
comparecía en la Cámara de Diputados y él, en sus afanes
protagónicos… para “desacralizar” la imagen de ese secretario… para
“desguarurizar” su imagen -según él- en su calidad de diputado federal.
Ojalá que no surja alguien más ‘pelado’ que él entre los senadores de
oposición de esta legislatura… que se anime en una de esas a “pegarle un
tarascazo en las tepalcuanas”… también… para “aterrizarlo en el mundo de
los mortales”….digo.
Cabe recordar también la ridícula campaña que desplegó Fernández
Noroña en 2017, cuando se presentaba en las gasolineras y les pagaba
incompleto a los despachadores que le habían servido ya la gasolina,
argumentando que “no pagaría el impuesto a la gasolina”. Para tal efecto
se escudaba en un intríngulis  semántico, diciendo que era ilegal…
pero “que no era delito, que no lo podían llevar preso”.
Es decir, el hoy oficioso defensor de las formalidades y los reglamentos en
el Senado de la República, alentando entonces a una ‘campaña de
desobediencia’, que entre otras cosas puede configurarse como un delito
contra la Nación, de los más graves, al convocar a no pagar
contribuciones fiscales a la población.
¿Cómo no le toman la palabra hoy los legisladores y líderes de oposición …
y convocan a la gente a no pagar tal o cual impuesto, tal y como lo hizo en
aquel 2017 el hoy senador Fernández Noroña?
Hoy -se reitera- causan compasión las escenas mostradas en televisión de
este senador hablando parco y pausado, con la parsimonia de un priísta,
con la formalidad litúrgica de un masón, con la oficiosidad de un
sacerdote, con la voz engolada de un dirigente empresarial… pero sobre
todo con el ‘cinismo’ de un político barato… de un ‘ambicioso
vulgar’…llamando ‘al orden’ a sus compañeros senadores.
Amenazando sobre todo con imponer medidas cautelares y sanciones a
quienes desacaten lo dispuesto por el Reglamento del órgano legislativo
que dirige… ahora sí, Fernández Noroña convertido en un auténtico ‘policía
del sistema’… otorgando la palabra al legislador ‘palero’ y negándosela o
estorbándole durante su intervención, al ‘enemigo del régimen’… al que se
atreverá a criticar y a señalar el abuso gubernamental… del que se
atreverá a decir la verdad.
Ahora sí, entenderá este político del Valle de México, lo que como dice el
dicho ranchero, “no es lo mismo ver morir, que como cuando a uno le toca”
+++
Y será precisamente de esa misma legislatura del Senado de la
República, de donde pudiera surgir un buen candidato opositor a la
Presidencia de la República para el 2030 (…¿o para el 2027, en el
plebiscito?) , pues la oferta de buenos cuadros es interesante, aun cuando
quien dirija los trabajos en este arranque de Legislatura, sea un auténtico
impresentable…
Figuran desde ya…. y sobre todo a partir de su desenvolvimiento en esta
crisis de la aprobación de la nefasta reforma judicial obradorista:
Alejandro ‘Alito’ Moreno Cárdenas, por el PRI; Alejandro Anaya por el PAN;
Marko Cortés, por el PAN; Manlio Fabio Beltrones (que sigue siendo priísta,
pero su destino es incierto todavía); Luis Donaldo Colosio Riojas por el MC;
el ‘representante de la política moderna de este país’, Dante Delgado
Rannauro no se pudo reelegir… por lo que están sólo los que son … y pueden
ser.
En este caso, la ciudadanía, no nomás la que no votó por Morena, quiere ver
un liderazgo que sea disruptivo, valiente, integral (es decir culto, pero a la
vez moderno), efectivo, capaz de articular con autenticidad los problemas
de la Nación y, ante todo, que sea capaz de renovar la comunicación
política en los partidos de oposición, vayan juntos o separados.
Que sea capaz de desarticular con argumentos sólidos, prácticos,
tangibles, de manera muy plástica, el discurso moral rancio de esa
izquierda que se ha ‘apoderado de la patente’ de la moralidad y la ética
política en este país.
De ahí saldrá muy seguramente, un serio aspirante a la Presidencia de la
República.
Autor: Héctor Calderón Hallal
@CalderonHallal1;
fixiflaux99@gmail.com;
“Las opiniones vertidas en este artículo, son responsabilidad exclusiva de
su autor; por lo que no constituyen en modo alguno, la opinión
institucional de este medio”.

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