Yo Campesino / Balandronada

¿De verdad nos vamos a pelear con Trump o sólo es provocación?

Miguel A. Rocha Valencia

 

Si la carta que enviará la president (A) de los morenos a Donald Trump está escrita en los términos que anunció en su mañanera “del pueblo”, nos arriesgamos a que el estadunidense haga efectiva su amenaza si no se cumplen sus caprichos en materia de seguridad y migración.

Pero en todo caso, insisto si es en los términos que se dijeron en palacio Nacional, más que a respuesta, suena como una contra advertencia por aquello de que a cauda aumento de aranceles a nuestras exportaciones, se contestará con uno similar. NO sabemos si la jefe a del Ejecutivo mexicano calculó el peso del mercado entre nuestro país y Estados Unidos.

Pero sobre todo si midió los rubros en que exportamos y en lo que importamos de la unión americana, especialmente en el tema de los alimentos.

Lo cierto es que caer en el juego de me pegas y te pego es riesgoso ya que los tamaños y los pesos no son los mismos, aunque claro, como ya salieron a decir los lacayos patrioteros, podría pensarse en que la famosa carta que insisto no sabemos si se entregó en sus términos o se hizo una para el consumo doméstico y otra para la exportación, sería una postura firme del gobierno mexicano a la advertencia del estadunidense.

Porque más allá de los cerca de 900 mil millones de dólares anuales de intercambio comercial entre ambos países está el qué nos compran y que les compramos a los estadunidenses para saber el grado de dependencia entre los dos y establecer quién podría perder más entre los socios comerciales.

Además es necesario saber en esa interdependencia los valores agregados de lo que compramos y vendemos, como es el caso de las derramas impositivas, la generación de empleo y la importancia de las mercancías, pues a la hora de pesar eso no es lo mismo vender coches y comprar alimentos, entregar materias primas y adquirir tecnologías, inversiones directas e incluso préstamos.

El caso es que compramos más de lo que les vendemos, aunque en ambos casos queda claro que somos los número uno para Estados Unidos como ellos son para nosotros. Pero las economías son distintas sobre todo en el rubro de alimentos donde perdemos de todas todas…

Peor si llegado el momento esos aranceles se aplican a productos elaborados en México pero con componentes y empresas con sello made in USA como los automóviles, equipos de todo tipo y hasta textileros. Ni hablar de los dólares que llegan vía turismo y remesas.

Aplicar aranceles como moneda de cambio los pondría contra la pared y más si empresas que significan inversión extranjera en México se brincan la frontera hacia el norte.

Claro que el tal Trump juega rudo y en su primer periodo como presidente logró lo que deseaba cuando se tuvo qué revisar el TLC y además hizo que en México se creara una Guardia Nacional, como bien dijo, para impedir el flujo libre de migrantes nacionales y extranjeros.

Hoy se pretende tener mayor fortaleza sobre todo porque como bien se dice el consumo de drogas en Estados Unidos podría considerarse el principal impulsor de la elaboración de drogas en México o que nuestro territorio sea utilizado de paso hacia la Unión Americana para surtir de estupefacientes a su población consumidora.

Se podría afirmar que si hay demanda, hay producción incluso acordada como cuando se proveyó a las tropas de aquél país en varias de las guerras en que ha participado.

Como sea el tema es delicado y no se debe responder como se suponme se hizo o se hará sin pensar en que para México, la interrelación representa un 30 por ciento de su PIB, mientras que para aquellos significamos un 10 por ciento.

No se trata de posturas valentonas ni patrioteras, pero si negociadas, ni modo así están las cosas y no se vale meternos a más conflictos de los que ya tenemos.

No es lo mismo mangonear como lo hacen hacia adentro que intentar enfrentarse con Sansón a las patadas sobre todo ahora que a los cuatroteros les urge dinero para sustituir lo que destinan a comprar votos a cambio de descuidar servicios o invertir en obra pública.

Allá no se andan por las ramas, no se trata de aplastar a la oposición o a una opinión pública desgastada, debilitada e ignorada. Ni siquiera el ganso se atrevió a tanto. Veremos si le bajan al discurso o nos meten en una bronca de pronóstico reservado en cuento a los efectos negativos que traería a México.

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