Dejad que los priistas vengan a mí
Dejad que los priistas vengan a mí No pasa un día sin que la Cuarta Transformación haga una nueva aportación al momento estelar que vive México en la actualidad. Mientras los gobiernos conservadores buscaban doblar a sus adversarios infundiéndoles miedo y aplicándoles castigos, este nuevo régimen, admirador del cristianismo, del humanismo, cambia los balazos por los abrazos y por premios para aquellos que cometieron el pecado neoliberal, pero que se han arrepentido de corazón (¿le suena Bartlett?).
Sonados son los casos magdálicos (de María Magdalena) en los que el todopoderoso de la 4T ha salvado de lapidación del pueblo a aquellos quienes con su arrepentimiento y su fe en el transformador, han conseguido la absolución de sus faltas. Ejemplos sobran, pero hay casos que, por milagrosos, quedarán como pasajes relevantes en la historia de la transformación. Entre ellos, se encuentra, repito, el de Manuel Bartlett, quien pasó de estar en la tinieblas y al servicio del maligno, del innombrable, a ser ahora la luz que ilumina la transformación y un ejemplo de la honestidad que caracteriza al nuevo régimen.
“Compórtense bien, no metan las manos en el proceso electoral, hagan bien las cosas y tal vez reciban una invitación para que sean embajadores en nuestro país y representen bien a nuestro país”, dijo el apóstol de la democracia y vocero de Morena en el Senado, César Cravioto.
Don César prometió el cielo de la diplomacia para aquellos priistas, panistas que saquen los demonios de la oposición de sus cuerpos y se conviertan al morenismo.
Solo hay que portarse bien, no atravesarse en el camino de la actual revolución pacífica que está transformando el país, y ya con eso, se tiene acceso a embajadas y consulados. Así, sin la necesidad de pasar por el engorroso trámite de construir a un examen de admisión y a una larga carrera diplomática, de invertir unos tres o cuatro lustros para pasar por todos los niveles del escalafón del Servicio Exterior Mexicano para llegar a ser embajador, un opositor puede acceder a ese rango solo por obra y gracia de la Cuarta Transformación, así de milagrosa es.
Los embajadores de México en España, Quirino Ordaz, exgobernador priista de Sinaloa, y en República Dominicana, Carlos Miguel Aysa, exmandatario priista de Campeche, así como la cónsul en Barcelona, Claudia Pavlovich, exgobernadora priista de Sonora, son pruebas vivientes de que en la gloria de la 4T hay espacio para todo aquél que se de cuenta que vivió una vida de aspiracionismo, apego al poder y al dinero, y ahora, ya absueltos, pueden ser enviados fuera del país para que reflexionen y difundan por el mundo la palabra y obra de la Cuarta Transformación.
Como siempre sucede, hay quien no cree en los milagros y niegan que la transformación haya llegado a Sinaloa, Campeche y Sonora de manera natural. Su falta de fe no les permite concebir que los malos se pueden convertir en buenos, y acusan a estas tres ovejas priistas de haber entregado sus estados a Morena a cambio de ser designados, ellos embajadores y ella cónsul. Blasfemia pura.
Sin embargo, en este camino de salvar almas hay algunos ángeles caídos, como es el caso del senador Germán Cázares, un panista que recibió el perdón del líder máximo de la 4T, quien amorosamente lo acogió en su seno y le entregó la dirección del Instituto del Seguro Social, pero que muy pronto se negó a observar obediencia ciega y regresó al pecado. Ahora, ya sin alas, se sube a la tribuna del Senado a decir que “entregar embajadas a cambio de votos” representa la “prostitución de la política exterior”. Que manera de ignorar el poder de la fe. Pobre Germán que no encontró la redención y la paz interna con el actual pastor.
Pero para todos los que como don Germán cuestionan y blasfeman del poder de conversión y sanación de la Cuarta Transformación, pronto habrá oportunidad de que nuevos milagros sucedan. Como usted sabe, en unas cuantas semanas habrá elecciones en seis estados y ahí se podrán ver algunas de estas conversiones, algunos nuevos milagros. Es posible, incluso, que esta vez quien se porte bien no solo obtenga una embajada o un consulado, sino que incluso alguno de ellos llegue hasta el gabinete del Presidente donde para lección total de todos los agnósticos.
El perdón de los pecados neoliberales está enfrente de los apóstatas, a quienes les falta abrir su corazón frente al redentor.
ME CANSO GANSO.- ¿Para qué sirve López-Gatell?
Al declarar que su misión se había cumplido, y que la pandemia de Covid-19 se está convirtiendo en una endemia (aunque omitió decir que su misión acabó con un saldo de casi medio millón de mexicanos muertos, según otros datos), el doctor Hugo López Gatell, expresó una de esas frases que lo han hecho famoso: “No vamos a declarar el fin de la obligatoriedad del cubrebocas, porque nunca lo hicimos obligatorio. En este momento, ya no es imprescindible el uso”. Este Arlequín, no quiere ser famoso, pero también tiene una frase que le gusta mucho, desde luego inspirada en el brillante doctor: “Hay políticos que no sirven para lo que no sirven, y hay políticos que no sirven para nada”. ¿Cómo le quedó el ojito?
ME CANSO GANSO II.- El chiste se cuenta solo
El Presidente estaba seguro de que su reforma eléctrica no iba a pasar. La mantuvo sin cambios hasta el final, y no pasó. Ahora, sabe que su reformas electoral y de la Guardia Nacional no tienen futuro, y que no pasarán. Pero, insiste en que sean presentadas ante un Congreso en el que no tienen la mayoría requerida para poder aprobarlas. ¿Por qué lo hace? ¿A caso para construir una campaña para las elecciones de este año, y los siguientes, en los que pueda llamar traidores a los legisladores que voten en contra de ellas? ¡Malvados judas modernos!
Con información de El Universal